Capitulo Cuatro

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No sabía que usar para la cita, afortunadamente Jade me ayudó un poco escogiendo.

Al final me decidí por algo cómodo y casual, un lindo jean, botas negras y un body blanco. No sabía a dónde íbamos ni que haríamos, por eso no estaba segura si era la elección correcta.

Me despedí de la abuela y de mis hermanos y les dije que iba a dar un paseo con Jade, lo cual creo que mi hermano Carlos no se creyó, lo digo por la mirada inquisidora que me trasmitió antes de salir.

Estaba nerviosa, muy nerviosa, pero en cierto modo estaba emocionada, nunca he tenido una cita, esta sería la primera y con uno de los chicos más codiciamos de todo Londres.

Llegué al taller unos minutos antes de las 8, y para mi sorpresa Matt estaba ahí.

Se veía muy sexy en sus Jeans y tenis, que alivio que estaba vestido también casual.

Estaba apoyado en el capó de su auto, aunque no era su Ferrari, el BMW que estaba estacionado era también costoso.

—Llegaste más temprano- le dije mientras caminaba hacia él, alzó la cabeza y me miró. Me reparó de la cabeza a los pies.

—Llegué media hora antes para tu información.

Me empiné un poco para darle un beso en la mejilla. Es que el hombre Altísimo.

— ¿Por qué me dijiste que te recogiera aquí?, te vi bajar de ese autobús, lo hubiese hecho en tu casa.

—Créeme, no te quieres meter en mi barrio.

Me abrió la puerta del auto para que entrara, y luego lo hizo el.

—Creo que puede defenderme yo solito, ¿No es obvio?

Íbamos atravesando las calles de Londres mientras hablábamos

—Tú sí, sin duda alguna, pero tu auto no creo que sobreviva ahí.

Me lanzó otra vez su sonrisita sarcástica

—Interesante, hablando de autos, cual prefieres el BMW o el Ferrari

—Honestamente, el Ferrari, en realidad es mi carro soñado y mira que veo carros a diario.

—Admito que me sorprendió cuando descubrí que trabajabas en un taller, no es algo que las chicas hagan a menudo

—Es gracias a mi padre, Siempre fui muy unida con él y me enseñó todo lo que se sobre autos, de pequeña siempre lo ayudaba a reparar el que teníamos y el de los vecinos, ahí comenzó mi amor por lo mecánico, pero dejemos de hablar de mi- cambie el tema rápidamente, no quería tocar el tema de mi padre
—Mas bien dime a dónde vamos.

—Míralo por ti misma.

No estaba segura de lo que veía, así que cuando parqueó me emocioné mucho pues habíamos llegado a una feria, a Hyde Park, había atracciones como montañas rusas, ¡música en vivo y mucho más!, tenía años que no venía.

— ¡Me trajiste a una feria! - salté como una niña pequeña y sin pensarlo fui directo a sus brazos, ¡es que estaba muy emocionada!

Rápidamente me alejé de él cuando me di cuenta de lo que había hecho.

—Me gusta que te guste.

—Estás de broma, ¡me encanta! Vamos.

Subimos a varias atracciones y para mi sorpresa Matt era muy divertido. Me había reído todo el tiempo con él.

—¿Quieres un algodón de azúcar?

Me preguntó cuándo habíamos bajado de la Rueda de la fortuna.

Nada más que la verdad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora