Libérame [COMPLETA]

-25-

Audrey Allegheny

Riego con cuidado las flores del gran jardín que papá mando a construir para mi hermana. Es una especie de tradición que dejó la abuela.

—Hola Haylee —acomodo un par de ramitas secas. — Tengo algo que contarte... ¿A que no adivinas? —me quedo en silencio oyendo a los pajaritos trinar. — Pues que al fin me he convertido en señorita... estoy usando toallitas porque los tampones... son incomodos.

Las lágrimas llenan mis ojos. Pero me obligo a continuar hablándole a mi hermana, contándole como van las cosas en mi vida. Aunque mamá dice que desde el cielo ella puede vernos.

—Aiden cumplirá tres meses la semana que viene. Cada día se parece más a papá y... a ti— trago la saliva espesa con fuerza. —Mamá lo llama un bebé arcoíris, porque llegó a iluminar nuestras vidas después.... Después de que te fuiste.

Limpio mi nariz con el puño de la blusa que uso.

—¡Oh! —golpeo mi frente. —Hablando de bebés, ¿sabias que Marie...?

Un sonido me despista de mi informe semanal.

Darién

Veo el simpático rostro de Audrey transformarse por la preocupación.

—Te ves distinto —dice señalando mi barba. — Casi no te reconozco. ¿Cómo estás?

No tan bien como quisiera. Estos meses han sido realmente difíciles. Quise creer que podría seguir adelante, que podía seguir con mi vida. Pero no, ésta se detuvo el día que la Diosa Luna decidió darme la más terrible de las lecciones al arrancarme a mi compañera.

—Bien.

Ella mira de reojo a nuestro alrededor. No hay que ser un genio para saber el motivo.

—No te preocupes —la tranquilizo. —Me iré antes de que tío... tu padre—me corrijo, — sepa que he estado aquí. ¿Cómo está tu hermanito?

—Emm —frunce adorablemente su ceño. —Su nombre es Aiden. Cumplirá tres meses la próxima semana —suspira. —Se parece mucho a Haylee. Tiene el cabello oscuro y los ojos verdes...

Sonrío cerrando durante un minuto mis ojos. Duele.

—No has ido a verlo a casa —me reprocha.

Recuerdo con dolor el día que tío Blaine rompió relaciones con todos aquellos que sabían el hecho de que Haylee era mi compañera. Y aunque Eric intentó hacerle entender que no era su asunto, él se sintió igual de traicionado.

Lo entiendo. Yo también buscaba culpables.

**Flashback**

—¡Blaine, detente!

Pero ya era tarde, mi cuerpo se sentía en llamas. El calor emanaba desde alguna fuente desconocida, lo que producía un escozor en mi piel.

—¿Qué demonios hiciste? —escuche la voz de mi padre, pero los aullidos doloridos de mi lobo no me permitían concentrarme. —¡¿Blaine?!

—Nada —dijo entre dientes. —Jamás lastimaría a quien le importa a mi hija, aunque él no se lo merezca.

Fue lo último que oí antes de desmayarme.

—¿Darién?

Mi nombre era susurrado con insistencia al menos unas cinco veces. Pero me negaba a despertar. No quería abandonar el mundo de los sueños, donde un par de indómitos ojos verdes me miraban con anhelo.