-15-

247 31 14
                                    

 Haylee

La media tarde junto a Sebs y su amiga se transformo en una amena noche junto a ellos. Había que ser ciego para no notar la química y buena relación que tenían. Bueno... Beth es ciega... así que ¿Qué tan malo es hacer una analogía con ello?

Mi primo se ofrece gustoso a llevarme a casa después de que su pseudo-novia-interésromántico le dijera que así lo hiciera. Nótese el sarcasmo.

Hablamos de todo un poco, pero Sebastian no parece muy dispuesto a largar la información. Dos, tres veces le pregunto sobre la naturaleza de Beth como cambia formas y el solo me da evasivas.

—¿Cómo acabaste siendo amigo de alguien como ella? — pregunto realmente interesada. Mis primos nunca terminan de sorprenderme. Son geniales. —¿Sabe el tío Thadeas que...?

— Ella es una exiliada, Haylee — dice resignado. — Debido a su discapacidad no es útil para su comunidad.

—Oh...

—Sí, "oh" — dice imitando mi voz. —Mi padre no sabe que la conozco. Nadie sabe, en realidad.

Eso me da mala espina. Es de publico conocimiento que en nuestra familia la elección de un súbdito se posterga hasta los veinticinco años, pero si mordías a alguien como un desliz... ¡Ya que! Una vez en el baile, había que bailar ¿no?

Esa era mi excusa para no enloquecer cuando veía a Darién y rememoraba el dulce sabor de su sangre en mi paladar.

—¿Por qué? — pregunto y él me mira como si me hubiese vuelto loca. —¿Por qué nadie de tu entorno sabe sobre ella? ¿Será que te avergüenza?

Sebastian da una brusca frenada con su camioneta y me mira enojado. ¿Di en el blanco?

—Mira... no sé qué diablos estés imaginándote ahora pero...

—Es tu súbdita — sentencio. Me enfado yo también. —Ni siquiera sabe que tienes familia aquí, en Londres. ¿Qué te diferencia de su comunidad? Ocultándola de todo y de todos...

—No sabes una mierda de la vida, Haylee —dice entre dientes. —No todos vivimos en una burbuja de cristal rodeada de algodón.

—¿Esa referencia es hacia mi vida? — reviso la mugre debajo de mi espectacular manicure. —El hecho de que mis padres hayan hecho lo posible para que "no sufriera" o que "no conociera las desgracias de la vida" no me convierte en una atrofiada emocional.

—No lo entenderías— voy a contestar a eso cuando habla. —Te pido por favor, que mantengas la boca cerrada. No necesito que chismees con toda la familia. Beth es importarte para mí, tal vez no lo entiendas... pero cuando encuentras a una persona que es valiosa para ti... haces lo que este a tu alcance para protegerla.

¿Disculpa? Quiero gritar. Pero me callo, al fin y al cabo siempre es lo mismo.

"Haylee la egoísta", "Haylee la despreocupada", "Haylee la insensible", "Haylee la inocente".

Todo el mundo parece saber en qué categoría etiquetarme. Siempre subestimándome, haciéndome sentir que ser una persona positiva y feliz está mal, que le quita seriedad e importancia a los asuntos.

—Me bajo aquí — hablo cortante. —Estoy a un par de kilómetros de casa.

—Haylee...

—No te preocupes — sonrío falsamente. —No estoy tan aburrida de mi vida como para salir a "chismear" sobre la tuya.

***

La entrada de mi casa es un caos. Papá llamo hace un par de minutos para preguntarme donde me había metido y por qué no volvía a casa.

Libérame [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora