Libérame [COMPLETA]

-4-

Marie

Aprieto con fuerza las mangas del gran sweater que uso, debatiéndome entre si cruzar la calle o no.

Esto es una muy mala idea. Malísima.

"—Por favor Marie, es lo único que pido."

Y Haylee jamás me pedía nada. Ella era una de esas súper personas autosuficientes que en muy raras ocasiones necesitaban de otros para logran algo en su vida.

Muerdo mis labios con insistencia. Ese maldito tic está de regreso.

Mi gran problema no es "tener" que hablar con Kyle. Mi problema es que él parece detestarme. Cada vez que he tenido la suerte de cruzarlo en casa de alguno de sus tíos él me esquiva como la peste.

Suspiro armándome de un falso e inestable valor. Haylee tiene razón, es solo una pregunta. Pero como diablos le digo "¿Oye como estas? ¿Qué tal? ¿Tu hermano, es adoptado?"

Me acerco temblorosa a la entrada de la clínica veterinaria donde sé que él trabaja los fines de semana y algunas tardes; más exactamente los martes, jueves y viernes. La clínica que su madre abrió muchos años atrás.

Sonrío más nerviosa aún, al abrir la puerta y que mi llegada sea anunciada con un suave tintineo alertando a las dos recepcionistas. Detrás del mostrador están las gemelas Corfú: Jolie y Julie. Aquellos que las conocen dicen que son como dos demonios disfrazados de ángeles. Toda la belleza que portan a sus cortos trece años no es nada comparado con la fuerza de sus personalidades. Iguales o peores a la de su padre.

¡Que son habladurías, Marie! Deja de autointimidarte.

Una de ellas acaricia la barriga de un gran gato gordo, recostado encima del front central y que da la bienvenida a los ingresantes.

—Mira, es la amiga de Haylee — habla en voz alta la que reconozco como Julie, ella me parece un poco más dulce que su hermana. Casi nunca habla tanto como Jolie y es a la que he visto más veces en casa de Haylee. — ¡Hola!

—Ho..hola. ¿Está su hermano?

Se miran entre sí y parecen comunicarse telepáticamente.

— ¿Darien o Kyle?

—Kyle — respondo rápido.

No me imagino hablando con el mayor de ellos y preguntándole sobre su árbol genealógico. ¿Y con Kyle si? No, para ser sincera. Muy dentro de mi rezo para que él no se encuentre, que algún milagro lo haya hecho salir a último momento. Aunque a decir verdad eso me deprimiría un poco.

¡Decídete!

— ¿Para qué lo buscas?—pregunta Jolie, mis ojos se quedan embelesados con el brillo y suavidad de su cabello color arena, trenzado— ¿Cuáles son tus intenciones con él?

Justo en ese momento, en el que estoy por ponerme a gritar de la vergüenza y que siento mi rostro arder, entra una mujer con un adorable caniche. Las hermanas lo reciben y comienzan a llenar su ficha de ingreso. El pobrecillo venía a esterilizarse.

No reparo, en absoluto, en el hecho de que ellas no son personal cualificado para ese tipo de trabajo. Parecen tan profesionales, confiadas, y seguras de sí mismas que incluso la mujer se sorprende de responderles automáticamente como si estuviese hablando con un veterinario en toda ley.

Julie me deja con las palabras en la boca y mientras su hermana teclea algo en la computadora ella se pierde por uno de los pasillos en búsqueda de su madre, supongo.

—Dime, niña ¿no son ustedes muy jóvenes para trabajar aquí? ¿Cómo sabré que mi Alfred ha salido ileso de su cirugía?

Jolie separa con pereza su mirada del teclado y sonríe con malicia.