FINAL

357 39 38
                                    

Darién

Acomodo frente al espejo el corbatín en mi cuello. Frunzo el ceño al ver como mi mano tirita.

<<Tan nervioso, Alpha.>>

Reviso milimétricamente cada centímetro de la costosa tela de mi saco. Carraspeo un poco al quitar una diminuta pelusa y me olfateo nuevamente. 

<<Deberías calmarte.>>

Tras de mi la puerta de la habitación se abre de repente y mi padre entra en la estancia, buscando algo. Tras él la figura de Milena se introduce en la habitación. Ella también buscando.

—¿Sucede algo? —pregunto con impaciencia al verlos ojear de nuevo todo el lugar.

Milena es quien delata la situación. Su mirada es esquiva e intenta olfatear continuamente la estancia.

—Nada.

Y así como llegan, se van. 

De nuevo mi ceño se frunce, y antes de siquiera pronunciar otra palabra la puerta se cierra. 

Me giro con brusquedad al sentir un sonido tras de mi y la  vieja puerta, del gran armario, en la habitación comienza a moverse. Inspiro profundamente y no recojo ningún aroma. ¿Qué demonios...?

Me acerco a investigar y sorpresivamente una pequeña mano cubre mi boca. Los ojos verdes de Haylee me calman al entrar en mi campo de visión.

—Hola, novio mío —sonríe de medio lado y besa mi frente. —Futuro esposo suena mucho mejor.

Me quedo quieto, disfrutando del sutil calor que su caricia produce en mi frente.

—¿Qué haces aquí? ¿Porque no tienes tu vestido?... ¿escapaste? —el color abandona mi rostro.

Haylee chasquea la lengua.

—¿Eres estúpido? Estoy aquí. Venía a asegurarme de tu no huyeras —responde con una mueca que intenta esconder su miedo.

Recién ahí reparo en que ella usa solo un baby doll casi transparente y un pantalón jogging ancho. Mi boca se seca y la tela de mi bragueta se tensa.

—Mis tíos estaban buscándome. Es algo genial esto de la magia ¿verdad? —hace un gesto con los dedos de su mano. —Me permite ocultar mi esencia. ¿Te imaginas si me hubiesen olfateado...?

La corto besándola con ganas. Los últimos seis meses han sido tortuosos para mi. Y ella no se ha comportado de la mejor manera. Puedo decir sin temor a equivocarme que se encuentra tan desesperada como yo.

Su mano viaja a una sola zona de mi cuerpo y gruño por ese suave tacto. Sus estilizadas piernas se enrollan en torno a mis caderas y comienzo a despedirme de la pulcritud en la tela de mis pantalones.

—Mmm... alguien tiene ansias de repetir su noche de cumpleaños...— dice en medio del beso, dándome un mordisco provocador mientras se machaca contra la dureza en mis pantalones. —Yo no puedo esperar a que me arranques esta estorbosa tela y...

—¡Aquí estas! —la señora Mikeila grita abriendo la puerta con fuerza. La mira de reojo y se acerca a jalarla de la oreja para separarla de mi lado. —Le dije al bueno para nada de tu tío que aquí estabas. La ceremonia está a punto de comenzar y tu aquí... dándote arrumacos.

—Esta noche lobo —dice cerca de mi rostro y su madre gira los ojos. — Esta noche no habrá nadie que te arranque de mis garras. Serás mío.

Y mi pecho se hincha orgulloso al oírla decir aquello. Mi lobo se retuerce gustoso con esa promesa. 

Libérame [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora