Capítulo 8.

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Hunter apuñala la pared del retrete con fuerza y un sonido estruendoso resuena en el servicio de las chicas. Yo lo miro asombrada y él se acerca a mi hasta pegar su cuerpo contra el mío.

Su rostro lo noto tan cerca de mí que puedo sentir su respiración.

—¿Qué pretendes hacer encerrándote en el baño Sabrina? —me pregunta con frialdad.

—Lo que a ti no te importa —contesto bruscamente.

—Sí me importa, ¿Qué te traes entre manos con Dimitri? No soy idiota, habéis pasado de ignoraros a llevaros demasiado bien, engañaréis a otros, pero a mí no —masculla Hunter irritado.

—¿Habéis echo un pacto entre tú y Dimitri para cambiaros los papeles? Tú has sido quien ha decidido pasar de mi —espeto malhumorada.

—¡No por cualquier tontería Sabrina! —me suelta alzando la voz indignado.

—¿Qué vas a hacer? ¿Vas a castigarme? ¿A llevarme con el profesor y reprocharme delante de todos? ¿Crees que eso me va ha afectar?

—No me retes Sabrina —musita apuntándome con el dedo índice de la mano.

—No me retes tú.

Sin verlo venir, sus labios acaban en los míos con desesperación e intensidad. Al principio me quedo impactada por su reacción, pero me sorprende aún más, verme corresponder a sus besos. Él desliza una mano desde mis muslos hasta mi sexo femenino y gimo, pero me tapa con la otra mano para no hacer ruido.

—Idiota —susurro entre besos y caricias.

—Dime más —me anima masajeando los labios de mi vagina.

—Imbécil —balbuceo mordiendo su cuello.

—Ordéname por favor —me pide acariciando uno de mis pezones.

—Fóllame —contesto yendo directa al grano.

Hunter se detiene de golpe por unos segundos y me mira sorprendido, pero sonríe y se baja la cremallera de los pantalones dispuesto a darme todo el placer que le pida.

Después de ponérse un condón —que saca de un bolsillo de su pantalón —, su miembro varonil penetra en mi interior con fuerza, tanto, que me tengo que agarrar a él para no caerme. Como si de un baile se tratara, me embiste con rápidez y sigilosamente.

Muerde mis labios y nuestras lenguas juegan entretenidas; emitiendo todos los gemidos que podemos.

Siento un cosquilleo por mi cuerpo que explota finalmente en un orgasmo y me separo de él.

—No, espera a que... —me pide con súplica.

Con una sonrisa juguetona le beso y niego con la cabeza.

—Esto por ignorarme por tu estúpido orgullo, para finalmente, acabar liados en el baño de chicas de la escuela —respondo con malicia.

Me agacho y chupo su miembro un poco para castigarlo algo más, después me incorporo y me recoloco la ropa. Él gruñe molesto y pasa una mano por su pelo ajetreado.

—Rencorosa —murmura en un suspiro habatido.

—Te lo mereces, por capullo —contesto besando su oreja.

—No me tortures más —me dice echándome a un lado para recuperarse del exceso de adrenalina —. Procuraré no cabrearte la próxima vez.

—Tenemos que hablar —contesto dejando las bromas a parte.

Él se vuelve hacia mi después de colocárse la ropa y acaricia mi mejilla con dulzura.

—Lo sé, yo...

SEXO INCONTROLABLE (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora