Al volver a mi habitación observo meticulo-
samente que Zoey y Sam duermen profun-
damente. Son las diez de la mañana, Abby quería que me quedase más, pero me negué, necesito mi cama. Me dejo caer sobre mis suaves sábanas y sigo durmiendo, aunque al rato alguien me zarandea insistente.—Sabrina, ¿A qué hora has llegado? Te has acostado vestida y todo —me comenta Zoey mientras Sam me mira de reojo desde la distancia.
—¿Qué? ¿Qué hora es?
—Mediodía, hora de comer —me responde Zoey entre risas maliciosas.
—¡¿Qué?! —suelto levantándome sobresaltada y con el corazón a punto de salirse de mi pecho, y, estallar en mil pedazos.
Diana me mata si no estoy para comer con ellos.
—Alto ahí, Sabrina. Diana pasó por aquí para avisar, que hoy se iba a comer por ahí con su marido los dos solos, tienes vía libre —me informa Zoey entre carcajadas.
—¡Casi me dá algo! ¡Podías haberme avisado! —gruño alterada intentando recuperar la compostura.
Cogo aire y respiro hondo más tranquila.
—Todos vamos a ir a comer al comedor, ¿Te vienes? —me pregunta Zoey arqueando una ceja dubitativa.
Asiento costosamente, me duele la cabeza. Me tomo una aspirina, me ducho, me cambio de ropa y media hora después, me reúno con todos en el comedor.
—¡Vaya! ¡Por fin te dignas ha aparecer! —me reprocha Hugo dándome un abrazo, y, señalándome con la mano un asiento libre a su lado —.¡Últimamente no te vemos mucho!
—Lo siento, os lo compensaré —contesto dándole un beso en la mejilla.
Aaron mira con recelo, pero ignoro ese gesto. Cuando hablé con él la última vez se negó a conocer a alguien tan así y a voz de pronto, necesita estar soltero un tiempo y aclarar sus ideas, pobre de Zoey.
Cuando terminamos de comer, me aferro al brazo de Zoey que la coge por sorpresa. Nuestras miradas se vuelven cómplices y asiente con una sonrisa.
—Ahora vamos a la residencia, antes tenemos que ir a mirar una cosa —les informa Zoey ruborizada.
Aaron arquea una ceja pensativo y nos estudia con atención, él ya sabe de qué va todo esto, no es idiota. Pero no añade nada y se va junto con los demás. Cuando estamos a solas compruebo que ninguno de ellos sigue aquí, entonces me quedo más relajada.
—Lo sabe y... necesita estar a solas algún tiempo —le informo apenada.
—¿No ha dicho nada más? —me pregunta frustrada.
Niego con el corazón encogido.
—¿Pero le has dicho que tú...
Asiento con tristeza y un nudo en la garganta, mi estómago se siente pesado y duro como una piedra, siempre me pasa en situaciones así.
—Lo siento Zoey.
Zoey balbucea cosas sin sentido hasta que sus sollozos explotan, y, se transforman en lágrimas desenfrenadas. Corro a sus brazos y ella me deja consolarla, estamos abrazadas un rato hasta que deja de llorar. Con la manga de su camiseta se seca los ojos y se frota la nariz.
—¿Mejor? —pregunto preocupada por ella.
Zoey asiente con dificultad y ya más calmada.
—¿Podrías dejarme un rato a solas?
—¿Qué? Pero...
—Lo necesito —me pide con súplica.
No muy convencida ante la idea asiento y después de volver ha abrazarla, me alejo de allí. Sin todavía llegar a salir de la biblioteca, me vuelvo hacia ella, pero me topo en mi lugar a Aaron hablando con ella —que trata de irse, pero él no la deja —.
Me escondo detrás de una mazeta cercana a la puerta, y, agudizo el oído para escuchar mejor.
—¡Déjame en paz! —protesta ella entre lágrimas.
Sin previo aviso él la arrastra hasta su pecho, coge su rostro con sus manos y la besa con pasión.
—¿Por qué me haces esto?
—De momento sólo puedo hacer esto por ti... —susurra Aaron sin despegar su frente de la de ella.
—¿Qué quieres decir? —pregunta Zoey confundida.
—Cuando esté preparado para estar con alguien, te buscaré, porque si quiero volver a tener algo así, quiero que sea solo contigo. Este beso es para que lo recuerdes, y, este otro, para que tengas en cuenta a tu futuro novio —le informa volviéndola a besar.
—Inútil, te quiero —le contesta entre risas y lágrimas.
—Lo sé —comenta rodeándola con sus brazos.
No sabía ese lado romántico de Aaron, estoy orgu-
llosa de él.—¡Qué bonito! —susurra Sam a mi oído.
Giro sobre mis talones bruscamente y sobresaltada hacia ella; con agilidad me tapa la boca con la mano alterada.
—Perdón... —se disculpa en un murmuro.
—¡Hoy me vais a matar de un susto entre tú y Zoey! —exclamo en el mismo tono de voz que ella, para que no nos oigan.
—Será mejor que salgamos de aquí, nos van a pillar —añade Sam y ladea la cabeza hacia el pasillo, para salir a hurtadillas de la biblioteca.
Entre risitas malévolas, caminamos mientras hablamos del gesto tan bonito que Aaron ha tenido con Zoey.
—Esto Sabrina yo...
—Tranquila, lo comprendo —digo respondiendo a sus temores y dudas.
—¿Así...sin más? —me pregunta estupefacta.
Rio y asiento conforme.
—Sé que necesitabas tu espacio para superar lo del accidente, y, que te sentías culpable por lo de mi brazo.
—Oh, vaya.
—Sam, no ha sido por tu culpa sino del fuego, y, cualquiera de nosotros habría vuelto a por ti y podría haberle pasado lo mismo.
Ella comienza a llorar y se lanza a mis brazos sin pensárselo dos veces.
—Gracias...
—A parte de asustarme, ¿Me vais a hacer llorar también? —digo entre lágrimas.
Reímos y nos separamos aún conmociona-
das.—Yo también quiero —nos dice William saliendo de entre las sombras.
—¡¿Nos has...
Las dos nos quedamos mudas, él sin embargo nos abraza ignorando los hechos. Sam y yo no le damos más importancia a la escena reconciliadora de antes, y, disfrutamos del abrazo grupal, que es mucho mejor y más reconfortante que una simple disculpa.
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SEXO INCONTROLABLE (TERMINADA)
RomanceUn triángulo amoroso en el que en la cama: Sabrina es la que lleva las riendas y ellos son los sumisos, ¿Eligirá a uno de ellos, o se quedará con los dos? ¿Aceptarán o ella aceptará?