Capítulo 22.

4.5K 286 7
                                    

Abby debe de estar al caer, he quedado con ella para ir de compras y tomar una cerveza. Mientras tanto, aprovecho para mirar mi móvil, tengo un mensaje de Hunter.

Hunter__17:00pm

Hola, ¿Te apetece que vayamos hoy al cine?

Sorprendida, siento que mi corazón late a mil por hora, ¿Me está pidiendo una cita? Sacudo la cabeza confusa, porqué no. Una cita no tiene porqué significar nada, ¿O sí? Suspiro irritada por mis remordimientos y me obligo a echarlos de mi mente y disfrutar un poco.

Yo__17:15pm

Hola, por mi bien.

Hunter__17:30pm

Nos vemos allí a las ocho.

Cojo aire para calmar mis nervios y respiro hondo, esto no ha hecho nada más que empezar.

—¡Yujuuu! ¡Hola perra! ¿Qué tal? —grita a todo pulmón Abby, no muy lejos de mi y en mitad de uno de los muchos pasillos del centro comercial.

Varios se la quedan mirando de arriba abajo y una señora se lleva la mano al pecho, escandalizada por su reciente expresión con la que se ha dirigido a mi.

Rio divertida y alzo la mano en modo de saludo.

—Hola Abby.

—¡Mua, mua! —me saluda imitando dos besos sin acercarse mucho a mis mejillas.

—¿Todo bien?

—Estaré mejor en cuanto compre. Vayamos, hay mucho que comprar, ¿Qué tal si después de esto vamos a mi casa y hacemos noche de chicas?

—He quedado, ¿Podríamos dejarlo para el fin de semana que viene?

Abby resopla decepcionada y asiente dolida por mi rechazo a su invitación.

—Dalo por hecho.

Vuelvo a reír y entramos a la primera tienda que nos pilla de camino. Abby se para en seco y comienza a estudiar la tienda a fondo, no se salta ni una estantería de ropa y está muy concentrada para ello, como si se tratara de una competición.

—¡Ya! ¡Ya tengo el primer outfit para ti y para mí! —grita aplaudiendo con entusiasmo ignorando al resto de personas.

Siento que hace que la tienda sea como su casa, ignora completamente a cualquier persona que hay, hasta aparta a una chica solo para coger un bolso, sin ni si quiera pedirle permiso.

—¡Abby! —exclamo avergonzada.

—¿Qué? —espeta ella indiferente y cuando se da cuenta, observa a la chica serenamente y respola indignada —¿Me permites? ¿Sí? ¡Eres un amor! ¡Gracias! Ten, tengo mi propia marca de ropa, si vas a mi oficina te haré un par de descuentos por tu amabilidad.

Saca una tarjeta de su bolso y se la dá, la chica la mira con una mueca de desprecio y se va sin aceptar su regalo.

—¡Eh! ¡Eres una mal agradecida! Encima que soy amable contigo —protesta Abby a regañadientes.

Niego con desaprobación y dejo pasar lo ocurrido. Abby no solo es una modelo famosa, sino que tiene su propia empresa de ropa y es muy reconocida en la ciudad, pero a veces su desparpajo le hace malas jugadas.

Impasible a lo de antes, me pasa el primer conjunto que elige para mi y me dirigo al probador para poder ponérmelo y ver qué tal. Cuando salgo Abby chilla y vuelve ha aplaudir dando saltitos de alegría.

—¡Es ese! ¡Soy una genia! He nacido para esto, está claro.

Me ha elegido un vestido de lentejuelas corto, y, de una sola manga, dejando el otro hombro al descubierto. Su tejido contiene varios colores pastel: rosa, azul, beige. Me gusta. Ahora Abby me ha ofrecido unos botines azul turquesa y un bolso dorado.

—¡Ahora sí que sí! —exclama eufórica.

Saca su móvil y me hace una foto sin avisar.

—¿Para qué es? —pregunto arqueando una ceja con desconfianza.

—Para mis redes sociales bobita. Una modelo siempre debe enseñar sus trabajos —me informa sonriente.

No me agrada que haya subido una foto de mi como si nada, pero hago oídos sordos solo por esta vez. Cuando me vuelvo a poner mi ropa no me da mi un segundo y ya está tirando de mi brazo para ir a la siguiente zona.

—No tienes remedio.

—Tss calla tonta, te vas a ver más sexy que nadie con estos conjuntos.

—No me quiero quedar en banca rota Abby.

—Que noooo... —me contesta resoplando irritada.

Cuando llevamos quizás dos horas o más, Abby da por finalizadas sus compras.

—¿Mejor? —pregunto conteniendo la risa.

—Sí, ahora sí. Vamos a tomar una cerveza —me contesta más animada y relajada.

Se nota que comprar le pone de buen humor. Reviso la hora en mi móvil y me sobresalto al ver lo tarde que es.

—No puedo, he quedado ¿Hacemos una pausa y la semana que viene pijamada? —le propongo intentando conformarla.

—Sí, vale. Chao, mua, mua —me contesta despidiéndose de mi, de la misma forma en que me saludó.

                                  🔥🔥🔥

En el cine llamado Inferno —que es donde hemos quedado —, no tardo en encontrar a Hunter — que está esperando cerca de la puerta de entrada con una gran sonrisa —. Me acerco a él y me saluda dándome un beso a cada lado de mi mejilla.

—¿Lista? —me pregunta enseñándome los boletos.

—¿Qué vamos a ver? —le pregunto arqueando una ceja curiosa.

—Es sorpresa.

Rio satisfecha por su respuesta y me dejo llevar. Entramos y nos sentamos después de haber pedido unas palomitas y unos refrescos.

—Por cierto, estás preciosa —me dice sonrojado mirándome de arriba abajo descaradamente.

Me ruborizo al sentir sus ojos en mi y comienzo a tartamudear cosas sin sentido.

—Gra-gracias.

Él sonríe y me coge de la mano una vez sentados en nuestros respectivos asientos. Hunter eligió una esquina, al final de la fila y lejos del pasillo, justamente pegados a la pared.







SEXO INCONTROLABLE (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora