Caminamos a través de la cocina hasta una despensa de comida, Dimitri abre la puerta y resulta que hay otra más. Hunter alza el puño y llama varias veces, yo miro a los dos atolondrada, ¿Qué está pasando aquí? Respiro hondo desesperadamente para poder esperar con paciencia a obtener respuestas.
Se escucha un crujido de madera y la puerta se abre, dando paso a un hombre, vestido con una sola bata roja y una máscara negra. Sobresaltada me echo hacia atrás y me agarro a los brazos de Hunter y Dimitri, que ríen con una sonrisa cómplice. Molesta por no poder comprender todavía nada, me deshago de sus brazos al instante.
—Hunter, Dimitri. Un placer volver a veros.
Saluda el desconocido con una risa socarrona al reconocer a los gemelos.
Ellos pasan después de saludarlo entrelazando sus manos, y, cuando me toca a mi, él me retiene y yo lo miro atónita.
—Contraseña.
—¿Qué?
—A ti no te conozco y son normas de la casa. Contraseña —me dice insistente cruzándose de brazos.
—Vengo con ellos.
—Contraseña.
Repite como si fuera un robot, irritándome aún más, y gruño enfadada. Echo una ojeada a Hunter y Dimitri, están divirtiéndose y miran hacia aquí burlones, malditos.
Con cautela estudio al guardián de la puerta y comienzo a pensar, ¿Qué haría el Marqués de Sade en una situación así? ¿Cuál es la respuesta que él daría en este momento? Sacudo la cabeza frustrada, pero entonces se me ocurre una pequeña idea.
A ver, estoy en un sitio secreto, dentro de un intento de despensa en mitad de un restaurante céntrico y casi nadie sabe de esto, y, dado por su forma de vestir... ¡Bingo! ¡Ya tengo la contraseña! Idiotas.
—El club del placer —respondo con una sonrisa victoriosa.
Hunter y Dimitri me miran boquiabiertos al igual que el portero, quien se rasca la cabeza desconcertado y una risa nos alerta de otra presencia más. Todos nos volvemos al dueño de esas carcajadas que aplaude emocionado.
—Eres la primera invitada que adivina la contraseña a la primera ¡Bravo principessa!
Por su tono de voz deduzco que es un italiano. Se acerca a mi y me arrastra hacia dentro cogiéndome de la mano.
—Bien Principessa, ¿come ti chiami? —me pregunta en su idioma.
—Sabrina.
—¡Sabrina! ¡Bello nombre! Hunter y Dimitri sois unos Coglione, ¿Por qué habéis hecho pasar ese mal rato a vuestra amiga?
Se vuelve hacia ellos regañando su actitud, pero solo se limitan a morderse el labio inferior y a tratar de no reírse aún más. Me doy cuenta de que tiene la tentación de insultar en italiano, tal vez se siente más cómodo así.
—Porque son unos inútiles —suelto sin prejuicios.
Él jefe del lugar ríe por segunda vez y asiente.
—Me llamo Alessio Fiore, tanto el restaurante como el club son míos —me informa con un guiño de ojo.
—Sabrina, un placer.
—Una pregunta querida, ¿En qué te has basado para adivinar el acertijo?
—En el Marqués de Sade.
Alessio asiente con aprobación y me da unas palmaditas en el hombro satisfecho.
—En fin querida, te dejo que disfrutes del lugar. Espero verte a menudo por aquí, y, vosotros par de Stronzo, espero que la tratéis bien.
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SEXO INCONTROLABLE (TERMINADA)
RomanceUn triángulo amoroso en el que en la cama: Sabrina es la que lleva las riendas y ellos son los sumisos, ¿Eligirá a uno de ellos, o se quedará con los dos? ¿Aceptarán o ella aceptará?