Capítulo 33.

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Duermo plácidamente cuando de sopetón, alguien aporrea la puerta de mi habitación insistente. Una chica de cabello rubio y ojos verdes me sonríe radiante, y carga un bebé en sus brazos.

—¡Hola perra!

—¡Abby! Hola, ¿Qué tal? ¿Qué pasa? —pregunto desconcertada.

Ella hace como que me da un beso en cada mejilla a modo de saludo, y me pasa al bebé para que lo coja.

—Es mi sobrino y se llama Logan ¿A qué es guapo? De mayor va a ser todo un modelo —me informa dejando una bolsa en mi cama junto con el carrito de Logan.

Mis compañeras de piso se despiertan sobresaltadas, y sin entender muy bien qué es lo que está pasando.

—¿Qué-qué-qué haces?

—¡Dejártelo a tu cargo! Verás, hoy mi hermana resulta que no podía cuidar de él, me pidió el favor a mi, pero yo le dije que tampoco podía, no obstante, sabía quién se ofrecería encantada —me explica con voz risueña.

—¡Pero Abby yo no sé si...

—Lo harás bien, toma esto, es por las molestias —me contesta dejándome un buen taco de billetes sobre la bolsa —. ¡Bueno me voy! Chao, chao hermosos.

Antes de irse saca su móvil, nos hace una foto y se va sin darme tiempo a decir nada más. El bebé abre sus diminutos ojitos y comienza a llorar; yo lo mezo en mis brazos, pero eso no le sirve de nada.

—¡Oh por Dios! Haz que pare de llorar, me acabo de despertar —me reprocha Zoey con una mueca de cansancio.

—Sí, por favor Sabrina. Me duele la cabeza —le corrobora Sam.

—Pequeñín, para de llorar ¿Qué es lo que quieres? ¿Has comido? —Logan hace un leve sonido gutural a modo de respuesta —. Me bajo al comedor a prepararle el biberón, tal vez sea eso. Y ya de paso me iré a dar una vuelta con él — aviso a las chicas, cogiendo mis cosas y las del bebé dispuesta a marcharme.

Cuando le doy de comer, parece que al pequeño le hace efecto porque deja de quejarse al instante. Más tranquila recojo todo, y aprovecho para dar una vuelta con él por la manzana, pero a mitad del camino empieza a sollozar.

Lo cojo para mecerlo y no hay manera.

Regreso a la residencia y me dirijo a la casa de Diana. Una vez en la puerta y ya cansada de las lágrimas del pequeñín, vuelvo a ponerlo entre mis brazos.

—¡Oh, por Dios! Te he dado de comer, hemos ido de paseo, has dormido ¿Qué más quieres? —protesto irritada y sin comprender a Logan.

La puerta se abre y aparecen Hunter y Dimitri boquiabiertos, y mirándome de arriba abajo pasmados. Entonces, el niño hace intento de vomitar hasta que lo logra, echándome todo su vómito encima.

Sobresaltada cierro los ojos con una mueca de asco y vuelvo a mirar a Dimitri y a Hunter, que ríen sin parar.

—Me acaba de vomitar encima, ¿Verdad? —pregunto, cuestionando el apestoso olor de los restos de comida de Logan sobre mi.

—¿De quién es? —preguntan al unísono.

—De Abby, vino sin avisar y dijo que no podía quedarse a su sobrino así que... ¡Tachán! Tengo nuevo trabajo, soy una niñera —informo con sarcasmo.

—¿A qué viene tanto jaleo? —nos pregunta Diana apareciendo en el umbral de la puerta.

Cuando se da cuenta de mi presencia y la de Logan, su rostro se vuelve cálido y dulce, tanto, que murmura cosas sin sentido.

—¡Oh! ¡Un bebé! ¿De quién es? —pregunta frunciendo el entrecejo y haciendo carantoñas a Logan.

—De Abby, hoy me toca cuidarlo.

—¿Puedo quedármelo unos minutos? ¡Por favor! —me suplica Diana más radiante que nunca.

Asiento sin poder reprocharle nada —al verla tan contenta— y le cedo a Logan. Él hace intento de protestar otra vez, pero se calma en cuanto pasa a los brazos de Diana.

Le dejo la bolsa y ella se encarga de limpiarlo.

Más calmada me voy a mi habitación para ducharme. Las chicas no están, imagino que se habrán ido. Siento que unas manos se aferran a mi y comienzan ha deslizarse por mi cuerpo.

Me vuelvo hacia el intruso y me topo con Hunter, quién está totalmente desnudo delante de mí, y con una sonrisa jocosa.

—¡¿Qué haces?! ¡Nos pueden pillar! —bramo alterada.

—He cerrado la puerta con pestillo, pero estoy dispuesto a correr el riesgo —informa besando mi cuello.

—No hagas eso —reprocho junto con un gemido.

—Mi lady, ¿Que deseas que te haga? —me pregunta con la respiración entrecortada.

Mi piel se eriza al notar su aliento tan cerca de mi.

SEXO INCONTROLABLE (TERMINADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora