Capítulo IV

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Clemence, Markel y Jacob se reunieron con Arán en su oficina dentro de la Scott Valley INC. Los principales organizadores de fiestas debían hablar sobre la mascarada en la que se decidiría si Alice podría entrar a los Círculos del infierno.

Arán se encontraba sentado detrás de su escritorio, detrás de él se encontraba un cristal que cubría toda la pared y dejaba ver toda la ciudad desde ahí. Los hermanos Scott estaban dispersos en la oficina, Georgina sentada en una silla frente a Arán, Markel en un sillón alejado un metro a la derecha de su hermana y Jacob de pie a la izquierda de Geo.

—Podemos adelantar la fiesta de máscaras por supuesto— dijo Arán— Pero aún no sabemos si Alice entrará a los círculos.

—Si lo hace, ¿cómo sería su primer circulo?— pregunto Georgina.

—Ya pensaré en ello. Tengo una idea en mente desde hace mucho, puede que funcione con Alice.

—La última salió corriendo— dijo Markel burlándose al recordar a la chica.

—Alice es diferente estoy seguro de que tiene sangre para esto— comento Jacob— pero debemos cuidarla en la fiesta. Será la única pelirroja entre los invitados, de inmediato notarán que se trata de ella.

—Bueno eso es muy fácil de ocultar. Vamos a volverla pelinegra— dijo Arán— su rostro será cubierto por una máscara después de todo.

—Esta hecho entonces. Muero por ver a mi hermanita convivir en la magnífica fiesta— expresó Georgina.

—Como todos— dijo Jacob— La muñeca de porcelana que la familia mantenía aún en su caja será jugada por fin.

Por otro lado del edificio se encontraban Alice y su media hermana Lourdes.

Lulú fue la última hija que Adam tuvo con su primer esposa, ella es la más parecida a su madre, al igual que Mabel, Lourdes tiene el cabello largo y castaño claro, desde hace dieciséis años ella no corta su cabello más de dos centímetros. Su piel es blanca y sus mejillas rosadas por lo que no hay necesidad de que Lulú apliqué maquillaje en su piel, se ve más joven de lo que es, cualquiera podría confundirla con una chica de veinte años, después de dos matrimonios y dos hijos ella sigue siendo tan hermosa como cuando era soltera. Ni una sola arruga en su rostro, siempre se ve fresca, ni siquiera tiene que preocuparse por las ojeras porque jamás aparecen en su rostro. Su nariz podría ser la envidia de cualquier chica, parece retocada pero Lourdes jamás se ha sometido a una operación. Ojos azules y brillantes como los de su madre, parece que el cielo habita en ellos.

Alice sentía curiosidad por saber que eran los círculos, no podía esperar a vivirlo por sí misma, quizá Lulú lo sabía por lo que no dudó en preguntarle.

—Lulú, ¿sabes lo que son los círculos?— pregunto con inseguridad.

—¿Quién te hablo de eso?— interrogó Lourdes mientras le entregaba documentos a Alice y continuaba ordenandolos.

—Lo escuché.

—Lizzy— dijo para despues suspirar y descontinuar su trabajo— yo no puedo contestar a esa pregunta. Los círculos son... ¿Cómo decirlo? Algo que debes descubrir por ti misma, además los que entramos ahí no podemos hablarlo con personas que aún no estén dentro.

—¿Entonces nadie lo sabrá si voy?

—Por supuesto que no— Lourdes rió, le dio una palmada a Lizzy y continuó con los documentos—  Solo los que hemos asistido sabemos lo que ahí acontece, existen las suposiciones creadas por la prensa y esas personas pero ellos jamás van a saber todo lo que ocurre y mucho menos conocerán a las personas involucradas.

—¿Ni siquiera nuestro padre?

—Bueno para él los círculos son una tontería sin importancia, solo lo toma como un rumor— la despreocupo— Y bien Lizzy, quería preguntarte desde hace mucho ¿Estas nerviosa?

—¿De qué?

—Te vas a casar con un hombre al que no conoces. Yo estaba nerviosa cuando me casé con Joan, recuerdo que antes de la cena de compromiso mi madre hablo conmigo, me dijo que habría algunos periodistas y que debía actuar como si lo conociera de años, porque eso debemos mostrar, que nos estamos casando por amor. Ni siquiera nos presentaron bien, en nuestros años casados lo fui conociendo pero jamás sentí cariño por él.

Alice calló por un momento.

—No sé si yo voy a sentir cariño por Victor— dijo.

La puerta de la oficina de Lourdes fue golpeada, ella indico que entraran. Se trataba de su madre, Mabel Ferrer.

—¡Alice, que sorpresa!— exclamó Mabel mientras saludaba a la chica— suponía que Adam te tenía recluida.

—Escaparse unos minutos no está tan mal— respondió Alice.

—Hablabamos de su compromiso— comento Lulú.

—¿Tú amabas a mi padre?— le pregunto Alice.

Mabel se mantuvo en silencio por un momento.

—Disculpa no quería...— se disculpó de inmediato Alice.

—No, no preguntaste nada malo. Yo si me casé por amor.

—¿Y que sucedió cuando conoció a Victoria?— pregunto Lourdes.

—Lulú— mencionó Alice incómoda. 

—Tranquila Alice. Victoria, al principio y cuando supe que mi esposo estaba tratando de enamorar a una jovencita lo primero que pensé fue que por supuesto la chica era quien lo provocaba, por supuesto que ninguna mujer quiere pensar que es su esposo el culpable. Pero no paso mucho tiempo para que me diera cuenta de que Victoria también era víctima.

—¿Víctima?— cuestionó Alice.

—Mi esposo ya no me amaba, y el padre de Victoria aprovecho que el más poderoso de los Scott estaba desinteresandose por mí y veía cada vez más a su hija, para obligarla a aceptar la relación. Al final me di por vencida, mi esposo ya no era mío. Las mujeres cometemos el error de vernos como rivales cuando en realidad deberíamos apoyarnos.

—Te admiro— dijo Alice— yo no podría con una infidelidad, no podría manejarlo de la misma manera en que tú lo hiciste.

—Madurez, eso es lo único que necesitas. Ahora que tú te casarás, nunca sabes lo que la vida tiene preparada para ti.

Su madre también fue obligada, pero el matrimonio ha ido bien después de todo y nunca se ha rumoreado de una infidelidad, quizá Victoria se obligó a enamorarse. Los Belrose siendo de las familias con menos poder dentro de la sociedad pasaron a serlo, dejando detrás a los Ferrer que después del divorcio de Mabel y Adam dejaron de ser los favoritos del mismo.

Alice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora