Capítulo VI

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24 de junio 1998

El día de hoy se ha llevado a cabo una pequeña cena para celebrar el cumpleaños Alice. Todos sus hermanos están aquí, junto con sus familias.

Después de la cena y unas horas de plática, Adam y Victoria se despidieron de sus hijos para después subir a su habitación. Al poco rato Magdalene, segunda hija que Adam tuvo con Mabel, y su esposo se despidieron también, quedando Franco con su esposa Genovive, Lourdes y Giorgio, Adam y su esposa Lorian, y por supuesto Jacob, Clemence y Markel.

Los hijos de Adam Scott salieron al jardín con una botella de champagne y copas de cristal, todos se sentaron sobre el césped formando un circulo. Franco comenzó a servir champagne para todos. La noche era fresca y la luna estaba llena, está misma iluminaba el jardín por sí sola.

—Bien, no quería mencionar esto frente a Magdalene porque ya saben cómo es ella— hablo Adam mientras bebía el champagne— ¿Ustedes ya fueron invitados a la mascarada de Arán?

—Hermano pero por supuesto, sabes que no podemos faltar— contesto Georgina.

—¿Y tú Alice?— le pregunto Adam.

—¿Yo?— Alice dudo sobre lo que debía responder por lo que simplemente se quedó callada.

—Tambien fue invitada— contestó Markel por ella.

Él sabe que no hay nada de malo en hablarlo con sus hermanos, después de todo nadie puede decir nada fuera de esto.

—No puedo creer que estás fiestas continúen existiendo— comento Franco.

—Hermano, tú fuiste de los primeros en completar los círculos ¿Cierto?— cuestionó Clemence.

—Estas en lo correcto Geo— afirmó Franco— El segundo en completarlo, lo digo así ya que todos sabemos que Arán fue el primero.

—Y yo fui la segunda mujer en completarlos— dice Lourdes orgullosa— Pero yo ya no estoy dispuesta para todo esto.

—Ni yo— concuerda Franco— Los nuevos organizadores, y no es porque sean mis hermanos, han sabido hacer un buen trabajo con esto. Dicen que son más espeluznantes ahora.

—Lorian ¿Tú también has entrado?— le pregunto Alice a su cuñada.

Lorian es la primera esposa de Adam, el mayor de los Scott Belrose, ellos se casaron hace un año, como el de todos, su matrimonio también fue arreglado, sin embargo con el tiempo se enamoraron realmente. Algo que muy difícil sucede, pero como no enamorarse de una mujer como Lorian, tan hermosa y atenta.

El único matrimonio que no ha sido arreglado fue el de Franco con Genovive, al ser el vicepresidente de S.V. INC tiene algunos privilegios, además de que Adam ya no puede decidir por él. Por lo general el patriarca solo arregla el primer matrimonio, de los hijos depende hacerlo funcionar o no, pero antes del divorcio tiene que haber mínimo un hijo de por medio.

—Claro y continúo— contestó Lorian.

—¿En verdad Adam y tú continúan yendo?— le pregunto Genovive.

—Si, es verdad. Adam y yo somos un matrimonio diferente.

—No nos gusta lo tradicional para nada— dijo Adam.

—Nuestro padre y Victoria estan ansiosos por un nieto. ¿Cuál de los Scott Belrose se los dará primero?— se preguntó Franco.

—Estoy segura de que Ali lo dará primero— aseguro Lorian.

—¿Por qué yo?— cuestionó su cuñada.

—Tu hermano y yo no queremos hijos, nos cuidamos lo suficiente como para no tenerlos.

—Entonces quizá yo sea la primera.

—Como en todo— balbuceó Georgina.

—¿Por qué eres así conmigo?— se quejó Alice, harta de que su hermana siempre la estuviera molestando— Trato de ser buena contigo, acepté ir a las fiestas por ti aún sabiendo que mis padres pueden cancelar el compromiso, aún así te estoy poniendo sobre nuestros padres, te estoy poniendo sobre su autoridad con la intención de que dejaras de sentir envidia o rencor, lo que sea que sientas. Pero nada de esto está sirviendo ¿Qué te he hecho para merecer tu desprecio?

Todos se quedaron impresionados al escuchar a Alice, nunca la habían visto tan enojada hablando con un nudo en la garganta. Normalmente Alice no hablaba tanto.

Georgina se limitó a no responder, se puso de pie y subió a su habitación. No tenia una excusa para justificar su mal comportamiento, tampoco quería sonar egoísta frente a sus demás hermanos, así que solo preferiría salir indignada y conservar la fama de su actitud teatral.

—Esta así de amargada desde que supo que ibas a nacer— dijo Adam mientras bebía de su copa.

—Ali, platicanos del matrimonio. ¿Estas emocionada?— le pregunto Genovive.

—Estoy nerviosa.

—El conde es un buen hombre— aseguro Giorgio.

—Me preocupa que no me guste— contestó Alice insegura.

—Después del primer hijo te puedes divorciar no te preocupes— le dijo Franco con frialdad.

Alice se quedó por un momento en silencio, así que aún si el conde no era de su agrado primero debía dar un hijo para proceder a divorciarse. No era una idea que le agradará a Lizzy,

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