Capítulo XVIII

93 16 11
                                    

10 de Octubre, 1998

El gran día se llegó, el mundo estaba listo para presenciar la unión de los dos jóvenes enamorados.

En uno de los diez jardines de la villa se llevaría acabo la ceremonia religiosa, el jardín di rose, el más pequeño de todos pero perfecto para los asistentes a la boda. En el jardín dalla fonte, sería el banquete, un banquete de lo más costoso y lujoso, no cualquiera podría tenerlo en una boda con más de mil invitados, varios platillos exóticos y exclusivos serían servidos.

Alice despertó temprano, pido que su desayuno fuera llevado a su habitación, algo ligero que había sido elegido por su madre. Nadie quería que Lizzy tuviera algún inconveniente justo el día de su boda.

La noche anterior ella había tenido una petición, un cambio en su imagen, una estilista llegó a la villa, el pelo de Alice se convertiría negro, lo había decidido con un solo fin; si Ladán veía la boda televisada, entonces de inmediato lograría reconocerla y quizá entonces él la buscaría. Después de súplicas y consultarlo con la familia real, todos estaban de acuerdo.

En menos de cuatro horas la ceremonia se llevaría acabo y ya era hora de que la futura princesa comenzara a prepararse. Dos chicas  encargadas del peinado y maquillaje entraron a la habitación de Alice, al poco rato Georgina también entró, sabía que su hermana necesitaría de apoyo emocional.

—¡Estas hermosa!— exclamó Georgina— ¿Tan sencillo el maquillaje?

—Ese capricho no lo concedieron, para la familia real un maquillaje "extravagante" es vulgar.

—Gracias a Dios que te han elegido a ti, la reina de lo natural.

—Tengo miedo Geo— reveló la joven novia.

—¿Miedo?— cuestionó Georgina.

—No sé que debo hacer. Por favor dime si estoy pronunciando bien el nombre de Víctor. Víctor Nell Enrique  Koenigswarter Branden.

—¡Perfecto! Debes permanecer tranquila— dijo Georgina y tomo la mano de su hermana.

—Espero lograrlo. Creo que está no soy yo. Todo va muy lento, solo estoy pensando, no siento nada es como si solo me manejaran.

—Alice, aún hay tiempo, ojalá como tú hermana mayor pudiera darte un consejo de lo que sucederá ahora, pero las mejores lecciones de vida me las ha dado mi hermanita, lo lamento y nunca me perdonaré no poder darte un buen consejo el día de tu boda, ese debía ser mi trabajo, pero mi momento aún no llega— comentó apenada— En un momento vuelvo, regresaré con mamá para ayudarte con el vestido.

—Gracias.

Georgina salió, ya en el pasillo le fue imposible controlar sus emociones y comenzó a llorar, anhelaba que su pequeña hermana pudiera elegir su camino, todo parecía ser su culpa, si tan solo ella se hubiera contenido ante el chico que le parecía más atractivo hace ocho años, aún pudo haber salvado a Lizzy de la atención y presión de sus padres. Quería gritar, gritarle al mundo por estar rompiendo un alma tan inocente y frágil que se debía cuidar y jamás debía salir de su caja de cristal.

Clemence huyó al jardín principal para evadir los pensamientos que la atormentaban, no había nadie, todos estaban ocupados en decorar a la perfección los dos jardines para la celebración. Escondido entre árboles en un lugar un poco oscuro, se encontraba un pequeño lago y a lado una vieja e incómoda banca, Georgina tomo asiento ahí y comenzó a jugar con el agua. Se perdió en una laguna mental que no fue capaz de notar cuando un hombre entro a este precioso lugar.

—¿Estas bien?— pregunto el hombre con voz gruesa detrás de Georgina.

Salto asustada y volteo de inmediato. El príncipe Óscar, hermano de Víctor, había llegado hasta ese lugar. Un hombre alto, delgado, de cabello corto y castaño, ojos avellana, con un rostro intimidante y una barba perfectamente rasurada que ayudaba en hacerlo ver fuerte.

—Sí— contestó Georgina nerviosa.

—Es un gusto conocerte, Óscar, corrección "El príncipe Óscar Ronald Eros Koenigswarter, hermano del príncipe y futuro rey Víctor"— se presentó sarcásticamente y besó la mano de Georgina.

—Es un gusto, Clemence Georgina Scott, hermana de la futura reina Alice— bromeó.

—El gusto es mío, no tenía el placer de conocer a la primera reina— hablo con elegancia el príncipe.

—¿La primera reina?— indagó confundida Clemence.

—Sí, no entiendo porqué te rechazaron si eres más hermosa que Alice.

—Lo siento no estoy entendiendo.

—Tú fuiste la primera que nos presentó tu padre, su hija "mas inteligente, más capaz, más hermosa y que por supuesto daría la vida por su familia"

—Eso quiere decir que... ¿Yo me casaría con Víctor?

—Eso hasta que el rey rechazó la propuesta ya que querían a una chica más limpia. Era una buena venganza para mi hermano, él con mi esposa yo con la suya.

—Mi hermana no es esa clase de mujer— la defendió de inmediato Geo.

—No me refería a tu hermana, sino a ti.

—Eres casado, no te transformes en un segundo Victor. Demuestra que eres mejor persona, mi hermana ama a alguien más, ustedes creen que nadie sabe todo lo que ha hecho Victor pero el mundo entero está al tanto de la clase de rey que tendrá su país. Beliar, su Beliar, su Ladán solo él será su amor verdadero. Yo no aceptaría ser tu amante y me encantaría ser yo la que algún día se convirtiera en reina porque así libraría a Lizzy del sufrimiento.

—¿Ladán?

—Sí Ladán.

—Ladán es mi hermano, es Víctor— reveló Óscar— Los reyes no aprobaron que él fuera nombrado Ladán.

Clemence quedó atónita, tardo unos segundos buscando que hacer o decir hasta que lo más impulsivo llegó.

—Lo siento Óscar debo irme 

Georgina se puso de pie y comenzó a correr de regreso a la habitación de su hermana mientras sostenía su largo vestido. Su respiración se agitaba pero tenía que llegar lo más pronto posible, no podía esperar en darle la gran noticia a su hermana, puede que solo sea una coincidencia pero Ladán no es un nombre común y ¿Si su Ladán era Víctor? Lizzy sería feliz a su lado.  Corrió por los pasillos, sus tacones sonaban sobre el suelo, sus pies dolían pero cualquier dolor lo valía, por fin y después de la carrera contrarreloj llegó a la habitación de su hermana, se detuvo para respirar satisfecha, tomo la manija y abrió la puerta.

—¿Lizzy?— se preguntó mientras buscaba con su mirada ansiosa.

—¡Clemence!— exclamó su padre quien caminaba hacia ella.

Geo lo observó mientras su respiración aún se agitaba. Adam tenía aquel rostro de irá que la joven solo había visto una vez en su vida, ese rostro que causaba temor e intimidad cada que salía a la luz.

—¡¿En dónde está tu hermana?!— vocifero Adam y sostuvo a Georgina fuertemente de los hombros.

—N-no se— respondió su hija.

—Si está es culpa tuya, te las verás conmigo— advirtió Adam con voz ronca e intimidante que hicieron a su hija bajar la mirada.

—Pero padre yo no sé nada— respondió con miedo— ¡Quizá solo deberías dejarla ser libre!

Georgina había vuelto, no podía dejar vencerse esa no era su esencia.

—Señor, la encontramos— anunció una sirvienta con seriedad.

Adam soltó a Georgina, preocupado solo observó a la sirvienta mientras su hija lo observaba a él. Quizá algo cambió después de las palabras de su hija, el hombre más poderoso del mundo no pudo correr tras su hija, ya no serviría de nada.

Alice Donde viven las historias. Descúbrelo ahora