—cinco de septiembre, cinco de septiembre— se repetía una y otra vez Clemence— ¡Santo Dios, Alice! ¿En donde se metió esa niña?
Geo caminaba desesperada en la habitación de Alice. Por primera vez se preocupaba por su hermana, ha pasado toda la tarde fuera. Apenas hace cinco días ella reveló a sus hermanas que ya no tenía intenciones de casarse con el conde y ahora se había desaparecido toda la tarde.
La fecha de su iniciación en los círculos había sido confirmada, por la mañana Arán lo hablo con Georgina. Se hará una fiesta al estilo romano, pero con un toque especial en Alice. Se saltarán el limbo para pasar al círculo en el que más se le desea ver a Lizzy, la lujuria.
Por fin Alice abrió la puerta de su habitación, de inmediato se sorprendió al ver a su hermana dentro de su recámara. Molesta, Geo la regaño por pasar tanto tiempo fuera de casa, sus padres se podían dar cuenta en cualquier momento de la aventura que Liz estaba llevando.
—No puedes seguir así.
—Pero si es solo el segundo día que paso con Beliar.
—Beliar, Beliar, estoy comenzando a odiar ese nombre. Y de repente sufres de demencia, ¡es el quinto día!
—Tranquila, soy lo más discreta posible— dijo Alice mientras se sentaba frente a su tocador y comenzaba a quitar su peluca negra— ¿Que es esto?— le pregunto a Clemence tras observar una pequeña caja dorada rectangular, adornada con dibujos egipcios, sobre su la mesa del tocador.
—La razón por la que estoy aquí—respondió Clemence— abrela.
Alice tomo delicadamente la caja y procedió a abrirla, encontrándose con un espejo de bronce, una perla, un frasco con una etiqueta en la que se escribió el contenido del mismo; "vinagre". Y un pequeño pergamino enrollado. Liz desenrolló el pergamino.
—cinco de Septiembre— leyó en voz alta.
—¡Exacto! ¡Cinco de septiembre!— exclamo Georgina— en menos de cinco días entraras a los círculos.
—Pensé que no me aceptarían.
—Alice, será una fiesta romana. ¡Es de mis fiestas favoritas!
—¿debo vestirme como una mujer romana?
—Ay Lizzy que lenta eres— dijo molesta Clemence— ¿Perla? ¿vinagre?
Alice se mostró confundida por lo que Geo hizo un largo quejido y rodo los ojos.
—¡Tú serás Cleopatra!— vociferó emoción.
—A Cleopatra la odiaban los romanos.
—¿Y por qué dos de ellos se enamoraron de la reina?— cuestionó Geo.
Ambas comenzaron a reír.
—¿Quién serás tú?— le pregunto Alice.
—Bien, seré una diosa, Venus— respondió su hermana con orgullo.
—Lo siento, no se mucho de mitología romana.
—Es la diosa del amor y la belleza, como Afrodita, todo el mundo conoce a Afrodita.
—¿Arán elije sus personajes?— pregunto Alice.
—Si, en cuanto a nuestras características.
—Por supuesto él no se equivoca. Mi hermana es la mujer más hermosa.
Clemence sonrió, Lizzy nunca se había mostrado así con ella.
—Mi hermanita también es hermosa— dijo Georgina con ternura— ahora deberás comenzar a trabajar en tu vestido.
Alice asintió y sonrió. Geo salió de la habitación de su hermana.
Jacob subía por las escaleras hacia su habitación, normalmente no había nadie en casa más que Alice, él se sorprendió al encontrarse con Georgina fuera de la habitación de Lizzy, recargada en la pared y con una enorme sonrisa.
—No esperaba verte aquí— le dijo Jacob a su hermana.
—Ah si, vine a... Por las— balbuceo Georgina.
—¿Claro?— cuestionó frunciendo el entrecejo.
—Estaba preocupada por Alice— respondió.
Jacob solo sonrió y evitó continuar con el tema.
—Ya llegó mi invitación ¿Quieres abrirla conmigo?— propuso.
—De acuerdo, pero vamos a mi recámara— acepto Clemence y entró junto con Jacob a su habitación.
La habitación de Clemence, una de las más grandes que hay en la mansión solo después de la de sus padres, completamente rosa y blanca, las enormes cortinas hacían juego con las paredes y alfombras, el suelo de madera, su cama era adornada al rededor con un cubrecama y en su cabecera un enorme castillo entre el que estaba su cama. Como siempre ella quiere sobresalir, a pesar de su edad ella no dejaba de ser infantil, quizá era parte de su acelerada vida o un simple gusto.
Clemence y Jacob se sentaron sobre un diván rosa con patrones dorados. Por fin, Jacob procedió a abrir la caja. El mismo pergamino con la fecha venía para todos, se encontró también con unas llaves, Ébano y una estatuilla de cuatro caballos negros.
—Plutón— dijo Jacob.
—Perfecto para ti.
—Ya lo sé.
—Hermano, ayer...—murmuró Georgina.
—¿Qué ocurre?— le pregunto Jacob.
—Encontre algo, en realidad encontré dos cosas.
Clemence se puso de pie y camino hasta un pequeño armario blanco, lo abrió con delicadeza, suspiró y sacó una prenda blanca cuidadosamente doblada junto con un pequeño conejo de peluche. Camino con la cabeza gacha devuelta al diván y se sentó de nuevo. Jacob la observaba confundido. Georgina dejo a un lado el conejo y desdobló la prenda, se trataba de un camisón manchado de sangre seca y vieja.
—Geo...—hablo Jacob al borde de las lágrimas.
—No sabía que seguía aquí, lo encontré en la habitación de nuestros padres— comento Georgina— Ya no quiero seguir con esto.
—Mi madre en aquella ocasión te dijo que las princesas no lloraban.
—"Las princesas no lloran" si pero también tienen sentimientos y jamás seré una princesa.
—Todos te amamos Geo.
—Desde entonces tan solo deseo que alguien regrese la primavera a mi vida, que las flores vuelvan a nacer y el sol brille de nuevo.
—Nuestros padres desde aquel día dejaron de decidir por ti, te dieron absoluta libertad entre nuestros hermanos y a excepción de Franco, tú eres la única que puede elegir con quién pasará el resto de sus días.
—Sí, pero al darme "libertad absoluta" también dejaron de ponerme atención, para ellos yo no existo. Sí, soy la única de mis hermanas que no será casada por un arreglo pero la verdadera razón es que nuestros padres no quieren entregar a una mujer que a los dieciséis años...
—¡No lo digas!— Jacob la interrumpió de inmediato— no podría soportar escucharlo.
—¿Quién de nosotras, de tus hermanas, ha sido la que más ha sufrido?
Jacob no respondió.
—No contestes que Magdalene porque ella siempre fue feliz con su matrimonio, ella jamás ha sabido de mentiras. Tampoco digas que Lourdes porque ella se casó nuevamente y poco le importa su primer matrimonio. Mucho menos Alice, ya sé que estamos pervirtiendo a esa niña, pero ella no sufre, lo que hace solo es un berrinche. ¿Cuál? Claro que Georgina siempre ha sido la oveja negra de los Scott.
Georgina, Georgina, "¿Por qué la más hermosa de las Scott ya no confía en los hombres?" "Georgina Scott ha dicho que después del engaño de su primer novio..." ¡Basta! Yo jamás lo dije. Yo ví como nuestro padre cometía adulterio, el único hombre que se supone no me podía fallar en la vida lo hizo.—Todos cometemos errores Geo, algunos más graves que otros, no somos perfectos, nos equivocamos. Los hombres no pensamos con la cabeza correcta, por eso las tenemos a ustedes, para que nos guíen para que nos ayuden a mejorar.

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Alice
RomanceAlice es una joven tranquila y reservada que gracias a ello ha sido elegida para ser la próxima esposa de un importante conde. Su personalidad se verá retada cuando descubra un nuevo mundo gracias a una cena a la que su hermana mayor le insiste ir...