Capítulo doce.

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15 DE OCTUBRE DEL 2010 (EL MEJOR DÍA SEGÚN MEREDITH)

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15 DE OCTUBRE DEL 2010 (EL MEJOR DÍA SEGÚN MEREDITH).

Esa mañana, Meredith se había levantado con el mejor ánimo. Era su cumpleaños y nadie podía arruinarlo. Se maquilló ligeramente como todos los días, pero esta vez, se puso un labial más rosado. Cuando se peinó, se aseguró de que su cola estuviera firme y ningún cabello se saliera. Todo debía ser perfecto.

Sus padres le habían deseado un feliz cumpleaños y también preparado un desayuno lleno de calorías y azúcar, sus cosas favoritas que no podía comer a menudo. También le dieron regalos

Cuando entró a la preparatoria, se sentía como una princesa. Sabía que nadie la miraba a medida que caminaba, y que nadie sabía que era su cumpleaños, pero de todas formas daba pasos con seguridad porque al fin cumplía dieciocho años.

Se detuvo a mitad del pasillo y sus ojos se llenaron de lágrimas a medida que una sonrisa se deslizaba por sus labios, sin creer lo que veía; Caleb y Nathan sostenían un cartel que tenía escrito 'Feliz Cumpleaños, Meredith' en una linda caligrafía, Mackenzie y Murphy tiraban confeti mientras hacían sonar silbatos y, en medio, estaba Landon sosteniendo un cupcake de glaseado rosado con una vela encendida. Wesley apareció por detrás de ella y le puso una corona de plástico hermosa.

Y lo mejor era que todos usaban pequeños gorritos de fiesta rosas, su color favorito.

No podía creer que ellos se habían tomado el tiempo de organizar esa sorpresa para ella. Más que conmovida, estaba agradecida. Sabía que las cosas pasaban por algo y el hecho de que ella había perdido a Lisa, Ángela, Kaden y Derek para ganar a Murphy, Mackenzie, Nathan, Wesley, Caleb y Landon era la prueba perfecta.

Meredith miró a Wesley, quien le sonrió apenas terminó de poner la corona sobre su rubio cabello. Luego, él se unió al resto y juntos, comenzaron a cantarle feliz cumpleaños.

Al final de la canción, Meredith se acercó timidamente a ellos.

—¡Tus deseos! —le recordó Mackenzie.

Luego de cerrar sus ojos y pedir las tres cosas que más quería, sopló las velas. Ellos comenzaron a celebrar con felicidad, haciéndola reír.

—¡Feliz cumpleaños, Mer! —exclamó Nathan abrazándola. Al abrazo se sumó el resto uno por uno, formando un gran círculo que interrumpía el paso del resto de los estudiantes.

Cuando se separaron, Meredith les dijo:

—No saben cuanto esto significa para mí... Me han hecho muy feliz.

—Pero no llores, tus ojos se hincharán y lucirás como mapache para tu fiesta —bromeó Murphy abrazándola de costado y guiándola a su respectivo salón.

Las clases pasaron rápido para Meredith, quien no dejaba de sonreír y sentirse feliz por la sorpresa que sus amigos le habían tenido. Ya ansiaba que la hora del castigo llegara.

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