Capítulo once.

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ALGÚN DÍA A PRINCIPIOS DE OCTUBRE DEL 2010

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ALGÚN DÍA A PRINCIPIOS DE OCTUBRE DEL 2010.

—A mi me gusta Katy Perry —dijo Meredith.

Recién había comenzado la hora del almuerzo, así que mientras cada uno desenvolvía su comida, decidieron tomar el tema que Mackenzie y Wesley habían planteado para conversar. Ahora, ellos tenían su propia mesa. Y lo mejor era que ya toda la escuela sabía y no la ocupaban jamás, porque le pertenecía al grupo más extraño que conocían.

California Gurls es oro —comentó Murphy.

—Oh, si, sacó su álbum hace poco, Teenage Dream, es muy bueno, lo escuché el otro día en la tienda de música de la otra cuadra —contó Mackenzie—. Pero mi favorita es Pink.

—¿Pink? No saca música desde hace dos años, ¿y qué hay de Kelly Clarkson? —cuestionó Wesley—. La amo.

—Kelly es buena, pero nadie se compara a Pink.

—Pues a mi me gusta Lady Gaga —dijo Murphy—. Su último álbum The Fame Monster, es perfecto, es la reina.

—Gaga es una reina, definitivamente reemplazará a Madonna —dijo Wesley.

—Si hablan de pop entonces Usher debería ser el número uno en la lista —reclamó Landon, como siempre lo hacía—. ¿Qué hay de Justin Timberlake?

—Pero Timberlake no ha sacado álbum desde el 2006 —dijo Caleb—. Apuesto que cuando saque música tendrá alguna colaboración con Jay Z, es el mejor.

—La música de Jay Z es excelente —opinó Nathan—. Pero su último álbum no tiene canciones tan buenas.

—¿Qué? Empire State of Mind fue y es un éxito, seguramente la mejor canción del siglo —alegó Caleb.

—Si hablamos de mejor canción del siglo, ese título se lo lleva Bad Romance—alegó Murphy apoyándose sobre el brazo de Landon, que estaba a su lado. Este no se quejó.

—¿Por qué estamos hablando de música cuando podríamos estar pensando qué casa será la próxima? —razonó Mackenzie—. La mía no.

—No digas eso, cuando lo dices automáticamente haces que tu casa sea la elegida —le dijo Meredith en reproche.

El resto observó a Mackenzie con una sonrisa, a lo que ella simplemente suspiró derrotada.

—De acuerdo.

La cafetería estaba especialmente ruidosa ese día. Con el comienzo de octubre, los ánimos se iban recuperando. El baile de Halloween era una tradición en la preparatoria Whalley desde que Halloween tomó relevancia como una fiesta de disfraces y una oportunidad para asustar gratuitamente. A Caleb le encantaba Halloween, le gustaba mucho disfrazarse de sus personajes cinematográficos favoritos.

El año anterior se había disfrazado del Rubio de la película El bueno, el malo y el feo, pero todos lo confundieron con Indiana Jones. Caleb nunca pudo entenderlo, ¿qué tenían en común un vaquero con un arquéologo? ¡Pues nada! Así que pensó en saltarse ese año, porque tampoco nadie reconoció sus disfraces en todos esos bailes.

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