CAPITULO 11

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A las semanas no llego el anciano.

No estaba contigo y era curioso no verlo más.

Ahora comenzabas a rondar cerca de mi mesa, tu sonrisa comenzaba a ser para mí nuevamente.

Eras adorable. Eras un hermoso ángel que me ayudaba a ver las maravillas del mundo.

Me ayudabas a verlas con tan solo tus sonrisas y miradas.

Ahora tus sonrisas y miradas eran para mí.

HANNAH LA CHICA DEL CAFÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora