CAPITULO 12

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Te comenzaste a preocupar por el anciano.

Preguntabas por él, pero nadie lo conocía bien.

Cuando te acercaste a mi mesa te sonreí y tuve valor para invitarte a tomar un café.

Lo aceptaste.

Me sentía tan bien estando contigo, tus risas eran música para mis oídos.

Tu voz era lo mejor del mundo.

Ahora pude entender por qué el anciano le encantaba pasar tiempo contigo...

Hace bien al alma hablar y escribir de una persona en tiempo pasado.

¿No es así, Hannah?

Tú sí que entiendes de hablar del pasado...

Y de dejar atrás a las personas...

HANNAH LA CHICA DEL CAFÉDonde viven las historias. Descúbrelo ahora