El polvo me llenaba los pulmones en cada respiración. Solo podía oír un pitido agudo que provenía de todas partes. No podía ver nada que no estuviera a un palmo de mi cara. Me encontraba muy mareado, todo daba vueltas alrededor, pero una idea logró salir a la superficie ¿Donde estaba Diego?. Grité su nombre lo más fuerte que pude pero ni siquiera lograba escucharme a mí mismo. ¿Había muerto en los escombros?¿Por que todos los que se cruzan conmigo acaban así?.
Cojeando intenté buscar la salida de a aquel desorden. Logré orientarme lo suficiente para encontrar la puerta. Desde allí ví que no se había derrumbado el almacén entero, solo la parte más cercana a el cadáver de Aracne. Mi amigo se había desmayado lejos de ahí, tenía que seguir allí tumbado. Aguante el dolor como pude y fui a buscarle. En medio de la polvareda estaba el sátiro, sin ninguna herida aparente. Él aclararía mis dudas, al fin y al cabo acababa de salvarle la vida, era lo mínimo que podía hacer.
Le agarre de su brazo y le arrastré hacia la puerta, allí estaría seguro, pero aún no podía irme, había algo pendiente. La nube había comenzado a disiparse y ahora podía ver mejor el camino. Caminé hasta la montaña de escombros acomulada. Removí unas cuantas piedras de encima de ella. Para mi sorpresa aún no se había disuelto en ceniza. Estaba muerta, era imposible que hubiera sobrevivido a aquello, algunos escombros de hormigón median lo mismo que su cuerpo. En el borde de su cicatriz estaba mi nueva arma, el Quelícero de Aracne. Intente extraerlo de su carne pero sentí como vibraba violentamente. Cuando paró de sacudirse pude sacarlo y, algo en él había cambiado, ahora notaba una sensación extraña, ¿Poder?.
Instantes después el cadáver se comenzó a disolver en el aire; como era tan grande tardó unos pocos segundos, los suficientes como para escupir en esa basura infame. El siguiente paso fue intentar despertar a Diego; aunque era pequeño, pesaba más de lo que podía levantar y no iba a arrastrarlo eternamente. Tras zarandearle varias veces, se levantó muy nervioso, miró alrededor buscando al enemigo, pero no quedaba nadie. Todos habían muerto brutalmente. Yo creía que estaba preparado para todo pero algo así afectaba a cualquiera.
—¿Cuánto tiempo llevamos aquí? — preguntó Diego.
—Llevas desmayado unos 30 minutos o algo así — el efecto de la adrenalina se estaba pasando y todo el dolor acomulado me estaba empezando a nublar la vista.
—Tenemos que salir de aquí, este sitio no es seguro y menos ahora que ha muerto Aracne.
—Oye, no me siento... demasiado bien, creo que voy a tumbarme un segundo.
En cuanto intenté sentarme perdí la fuerza completamente y caí de golpe, ningún músculo me respondía. Y ese es el último recuerdo que tengo de ese lugar.
Tuve un sueño extraño, estaba en un sitio sombrío. No podía percibir nada a parte de un olor muy fuerte. El tufo a podrido era muy agresivo, tanto que mi nariz chorreaba sangre. Estiraba mis brazos y mis piernas pero no lograba tocar nada; era como estar suspendido en mitad de la nada. De repente, en mitad del desconocido lugar, una gran rafaga de viento se concentró en cuatro pequeños torbellinos, que se convirtieron en una densa niebla gris.
Desperté en una cama muy cómoda y de sabanas blancas, parecía una nube. El cuarto donde estaba era realmente precioso, paredes blancas combinadas con muebles de color gris claro. Toda la habitación estaba decorada en un estilo minimalista combinando tonos blancos, grises y negros. La terraza tenía vistas de una montaña, con una naturaleza exuberante, de tonos verdes vivos que dejarían a cualquiera boquiabierto. Parecía estar en un hotel de 5 estrellas en el paraíso. Quería preocuparme por cómo había llegado allí pero, aquel lugar resplandecía tanta paz que me daba totalmente igual, solo quería quedarme un rato más.
Me levanté tranquilamente y me dí cuenta que solo tenía un pantalón claro que me tapaba hasta las rodillas. Pero eso no fue lo más raro de todo, no tenía ni una sola cicatriz ni tampoco ningún moretón y me sentía con energía para levantar un camión. Abrí la puerta de madera que había en la estancia y entré en el salón, bueno creo que la palabra salón se queda pequeña. Era un lugar del tamaño de un campo de fútbol repartido en diferentes zonas: un comedor suficientemente grande para que se sentaran unas 20 personas a la vez, una sala de máquinas recreativas, una sala de cine con diversos asientos y maquina de palomitas y por último un acuario con muchos peces de distintos colores y formas. En la salita de cine estaba Diego viendo una película.
—¿Esto es tuyo?¿Eres multimillonario?
—¿Que si es mio? Bueno más o menos, es una larga historia. ¿Cómo ha dormido la princesita? — dijo mientras pausaba la película.
—Lo dice el que se desmaya al primer golpe, vaya inútil, la próxima vez me avisas de que me vas a dejar solo desde el principio — no se porqué me cabreó tanto su comentario ni porqué se había metido conmigo.
—Tranquilo chaval, solo era una broma, ven y siéntate, tenemos que hablar.
Me senté en la butaca contigua todavía con un poco de rabia mientras él reanudaba la película. Estaba viendo un documental de Discovery Channel.
—En el almacén me dio la sensación de que no tenías ni idea de lo que estaba pasando, pero antes de que te explique lo que sé, quiero saber desde donde tengo que empezar. Explicame que te ha pasado.
La charla duró unos 15 minutos, le expliqué todo lo que me había pasado desde el principio, con pelos y señales. Él simplemente escuchó sin murmurar.
—Así que has empezado a ver en la noche desde hace poco, eso es raro.
—¿Ver en la noche?¿Estamos hablando de lo mismo?
—Sí, con ver en la noche me refiero a ver el mundo como realmente es. Ya sabes, los débiles humanos veis el mundo de color de rosa, vuestro cerebro es tan frágil que sois incapaces de soportar la verdad. Por eso el poder de la noche os afecta tanto, os vuelve simples corderos que obedecen órdenes. Pero tú, no sé exactamente cómo, has escapado de eso, eres un hombre libre.
—No entiendo lo que dices, ¿Cómo que poder de la noche? ¿Cómo que ver el mundo como realmente es? En el mundo real no hay arañas gigantes ni hombres lobo ¡Joder!
—Perdona, a veces se me olvida que hablo con un novato. La primordial de la noche, Nix, tiene un poder colosal, que cubre a todos los seres vivos. Para que lo entiendas, es como cuando estás en una habitación oscura, y apenas puedes vislumbrar las siluetas difuminadas de las cosas. Tu cerebro imagina que son pero, no puedes distinguirlas realmente. Para los humanos nosotros somos eso, simples siluetas en la oscuridad y podemos cambiar la en que nos percibís a nuestro antojo.
—Esto... entiendo lo que dices pero... ¡No tiene puto sentido!
—Pues ahora viene lo interesante. Según dicen las malas lenguas, hace alrededor de unos 20 años, vosotros, los humanos hicisteis algo que ofendió realmente a los dioses. Algunos dicen que fue por vuestra soberbia, otros que fue por dejar de rendirles culto, algún loco lo achaca al cambio climático. Por lo que fuera, los diosecillos decidieron castigaros, aislandose en su parcela personal. El problema está en que los muy genios dejaron a todo el mundo sin protección, no solo a los humanos.
—¿De qué dioses hablas? ¿Sabes? Da igual, me rindo, esto es un mal sueño. Creo que voy a irme a dormir y yo qué sé, con un poco de suerte ya mañana me despierto en mi cama de siempre y vuelvo al colegio asqueroso.
—Deja de lloriquear y acompáñame, lo entenderás mejor cuando lo veas por ti mismo.
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Comentarios del autor
Pobre Alex, demasiada información en muy poco tiempo. Ahora se entiende un poco mejor que está sucediendo. Pero aún hay muchos cabos sin atar. Estad atentos, los siguientes capítulos son clave para entender la trama.
Votad si os ha gustado. Comentadme que os ha parecido.
Gracias por leer.
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El Despertar del Olimpo[Pausadisima]
Viễn tưởngHistoria pausada hasta que me vuelva a gustar y la edite, un saludo mi gente bella. "Nunca has tenido la sensación de que la vida es demasiado sencilla, de que algo se te escapa... Nunca se te había ocurrido la idea de que el orden de las cosas no e...