Capítulo 19. 1 vs 1

13 3 0
                                    

—Siempre tienes que cagarla, no entiendo por que me haces esto ahora, tengo que ir, es mi misión.

—Lo hago porque tengo que hacerlo, vosotros sois unos niños y no os dais cuenta de los problemas hasta que los teneis en las narices. Y ella es importante para mí, lo único que conseguirás es matarla.

—Me da igual lo que digas, no eres mi jefe ni tampoco mi padre, haré lo que quiera.

—Jodidos críos ¿Y como se supone que vas a ir? No tienes donde caerte muerto, tu única oportunidad de ir soy yo. Vamos a hacer algo. Demuéstrame que eres lo suficientemente fuerte para venir conmigo y que no serás una carga.

—¿Como quieres que te lo demuestre payaso?

—Haremos una prueba en que se vea de que eres capaz, déjame pensar un segundo.

—Pero la prueba que me hagas tiene que ser algo que tú también seas capaz de hacer. No sería justo que me mandaras a hacer una tarea que ni siquiera tú puedas realizar.

—Ya lo tengo, nos batiremos en un duelo de fuerza como un duelo de sumo. Quien consiga sacar al otro del círculo gana. Si consigues echarme, podrás venir con nosotros y yo mismo pagaré tu viaje. Si no, te irás de aquí y no volverás a aparecer nunca más en nuestra vida ¿Aceptas el reto?

—Así que lo que quieres es un uno versus uno ¡Pues claro que acepto! Vete preparando el dinero del viaje y reserva tres habitaciones en un hotel cinco estrellas para celebrar mi victoria.

Estaba bastante confiado en mi victoria. Había visto con qué facilidad habían tumbado a Diego otras veces y también sabía que era un cobarde. Solo tenía que darle un buen empujón y ganaría fácilmente.

—Lo que tu digas... Dile a Cassie que vaya a buscar sus cosas y que tú y yo tenemos un tema pendiente, pero no le menciones nada de esto, ella no debe saberlo.

Acto seguido convencí a Cassie de que se fuera a buscar las cosas que pudiera necesitar. No pareció agradarle mucho que no le contará nada acerca de lo que iba a pasar, así que me inventé que tenía problemas con el pasaporte para viajar y que Diego iba a ayudarme con ellos. Me dió un beso en la mejilla y se fue con una sonrisa de oreja a oreja, como una niña con un juguete nuevo.

Fui hacia el gigantesco jardín de la casa de Diego, era más grande de lo que había visto por la ventana. En medio de la hierba había creado con sus pezuñas un rastro de barro que formaba un círculo de unos cuatro metros de diámetro. Ahí me ganaría mi derecho a ir y podría demostrarle al vejestorio que no era ningún debilucho. Pensaba hacerlo morder el polvo en el juego que él mismo había escogido.

Después de trazar el circulo, Diego se quitó la camiseta que llevaba y se quedó tan solo con unos pantalones cortos que tapaban un poco de sus cuartos traseros. Para ser un carcamal, sus abdominales estaban marcados y sus brazos no eran tan delgados como me los imaginaba. Yo seguí sus pasos y también dejé mi torso al descubierto y me quité el calzado. Sinceramente, estaba orgulloso de los avances que había logrado el entrenamiento en casa durante los últimos meses. Seguía siendo bastante flaco pero había conseguido algo de masa muscular y fuerza. No tenía nada que envidiarle.

Era el momento. No estaba nada nervioso en ese momento, en los últimos días había luchado con enemigos más duros que una simple cabra montesa con malos humos. Él tampoco parecía muy preocupado, de hecho incluso en ciertos momentos había soltado alguna sonrisa burlona. Ambos nos colocamos en el centro del círculo, nos dimos la mano y él empezó a recitar las normas.

—Están prohibidos los golpes directos, los mordiscos y las armas. Solo están permitidas las llaves y la fuerza bruta.

—Vamos a darle, que no tengo todo el día.

Hicimos una cuenta atrás de tres segundos y comenzó la pelea. Comenzamos dando vueltas alrededor del centro, ninguno de los dos se atrevía a dar el primer paso. Sentía las briznas de césped rozarme los pies y la humedad de la tierra fresca en la planta. Era mi momento de tomar la iniciativa. Me abalancé sobre él pero su pequeño tamaño era demasiada ventaja. Rápidamente me esquivó deslizándose hacia su izquierda y logró colocarse en una posición segura. Justo después y sin darme tiempo de respuesta, me embistió con toda su fuerza. Logré aguantar el empujón y ambos quedamos pegados el uno al otro. Me tenía contra las cuerdas, con mi intento de ataque me había descolocado y ahora estaba muy cerca del borde. Si me relajaba y cedía, aunque fueran un par de centímetros acabaría fuera del círculo.

Mi principal problema era que para poder hacerle frente, tenía que bajar mucho mi cuerpo y eso dejaba mi centro de gravedad descolocado y no me proporcionaba un buen ángulo para hacer fuerza. Desde el principio él jugaba con ventaja, por eso él había escogido el juego. Pero no iba a dejarle ganar. Conseguí desestabilizarle haciendo fuerza hacia un lado e intentando hacerle perder el equilibrio. Solté el agarre y me recoloqué.

Ahora lo tenía claro, a base de empujones no conseguiría ganar. Sus patas de cabra lo hacían más rápido y su tamaño le daba demasiadas posibilidades. Tenía que cambiar de estrategia, iba a conseguir que se rindiera haciéndole una llave.

Iba a aprovechar mi tamaño para arrinconarle. En vez de intentar embestirle, me acercaría poco a poco cerrádole el espacio y obligándolo a enfrentarse a mí. Eso hice, ahora volvíamos a estar pegados, forcejeando a ver quien conseguía mover al otro. Ya había comprobado que tenía bastante fuerza, puede que incluso más que yo. Además el suelo resbaladizo no ayudaba demasiado. Era el momento de ejecutar mi plan. Dejé de apoyar una de mis piernas para colocarla en frente de las suyas. Sin darle descanso, cambié la dirección en la que hacía la fuerza hacia mí y utilizando además su impulso, conseguí hacerle caer de frente. Instantáneamente coloqué mi brazo derecho alrededor de su cuello y utilicé mi brazo izquierdo para hacer de palanca. Un mata leones en toda regla. Él intentaba soltar mi agarré pero era demasiado tarde, en ese punto ya no tenía muchas opciones.

Solo tenía que esperar a que se rindiera o se quedará sin aire. Poco a poco rebajó su fuerza hasta que finalmente me dio dos toques en el brazo en señal de rendición.

________________________________

Comentarios del autor

Me ha flipado la pelea entre estos dos. Muy inteligente Diego escogiendo una prueba que lo favorecía tanto. Pero no era suficiente para acabar con Alex. Decidme que os ha parecido la pelea. Espero que os haya gustado tanto como a mí.

La pregunta personal es:

¿Alguna vez os habéis peleado con alguien? 

Yo he tenido alguna pelea pero fueron cuando era más pequeño y realmente no creo que cuenten como una pelea normal.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 14, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Despertar del Olimpo[Pausadisima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora