Capítulo 11. Búsqueda

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Me desperté otra vez en la misma estúpida cama que el día anterior, en la misma casa absurda, y esta vez no me sentía nada bien. Salí de la habitación dando un portazo que hizo temblar los alrededores. Ví a Diego jugando en una de las maquinitas recreativas, totalmente relajado, como si no hubiera traicionado a una amiga, rata inmunda. Tenía un ojo morado del golpe que le había dado con la culata, se lo merecía. Caminé directo hacia él y sin darle tiempo de reacción le agarré del cuello de la camiseta y lo estampé contra la consola, rompiendo la pantalla.

—¡¡¿CÓMO LA ENCUENTRO?!!

—Cálmate chaval. Ella ya sabe lo que pasa si te capturan. Te he salvado la vida, no eres capaz con un cíclope, hasta ahora has tenido suerte, pero no vales nada.

—¡¡PEDAZO DE MIERDA!!— de la rabia que tenía le metí un puñetazo a la pantalla de la máquina que acabó de romperse completamente — ¡¡NO TE HE PEDIDO TU ESTÚPIDA OPINIÓN, SOLO QUIERO QUE ME DIGAS CÓMO ENCONTRARLA!!

—¡No lo se! Los cíclopes tienen por costumbre vivir en sitios abandonados, pero en Barcelona hay demasiados sitios así.

—Puto inútil — le solté bruscamente y me dirigí de vuelta a mi habitación para recoger mis cosas.

Me llevé la ropa que él me había dado el día anterior, y salí disparado de allí. Pero justo antes de salir me dijo:

—¡Eso vete, ya no te debo nada! ¡ve a que te maten y que todo lo que has hecho no valga para nada! ¡hazte el valiente y acaba en el cementerio!

Sentía el palpitar de la sangre en las orejas. Mi mano derecha tenía pequeños cortes de cristales pero eso ni siquiera me molestaba, maldito cobarde, era una amiga que iba a ayudarnos, no tenía nada que ver en todo este tema. Y prefiere abandonarla a su suerte, en manos de ese engendro que la miraba como si fuera un dulce caramelito. Y ni siquiera había intentado ayudarme a salvarla. El problema ahora es que estaba perdido, no tenía ninguna pista de como encontrarla, ni siquiera sabía su nombre. Solo se me ocurrió volver a plaza Cataluña.

En el trayecto tuve bastante tiempo para calmarme y pensar; enfurecido no lograría nada, solo empeoraría las cosas. Pensé en lo que Diego había dicho, yo solo no era capaz con un enemigo así y ya lo sabía, pero eso no es excusa para no intentarlo ¿no? Solo sabía que alguien tenía que hacer algo y nadie más iba a aparecer. Llegué a la plaza y volví al último sitio donde la había visto. La gente transcurría alrededor con normalidad, como si allí no hubiera pasado nada; no sabía si me generaban pena o envidia. Miré alrededor, buscando alguna pista, pero no tenía nada, ni siquiera un indicio de cuál era el siguiente paso. Si alguien pudiera decirme que hacer...

El problema era que parecía que nadie había visto nada. ¿Nadie había visto nada? ¡Eso es! Diego dijo que los seres mágicos vivían escondidos y camuflados para no destacar, pero ellos sí que pueden ver lo que pasa, tan solo tenía que encontrarlos ¿Pero como se encuentra a alguien que se esconde? No iban a reaccionar ante ningún estímulo para mantener su tapadera intacta. Tengo que hacerlos salir de su escondite y provocar algo que no se esperen. Saqué mi navaja multiusos y la convertí en el Quelícero de Aracne. Por muy escondidos que estuvieran, si se les acerca alguien con un arma tendrán que correr.

Intenté poner cara de asesino en serie y comencé a caminar empuñando mi filo curvo. Necesitaba encontrar a alguien que hubiera estado allí el día anterior, así que empecé con los vendedores ambulantes. Pasaba delante de ellos para que me vieran con claridad y despues me acercaba lo suficiente para que sintieran el peligro, pero ninguno de ellos me prestó la más mínima atención. Simplemente me miraban como un bicho raro y pasaban de mí. Lo siguiente fue intentar lo mismo con las estatuas humanas, pero la cosa tampoco funcionó. Ofuscado, me fui al centro de la plaza y me senté en un banco.

Como de costumbre en Plaza Cataluña, las palomas están tan familiarizadas con las persona que tienden a reunirse cerca de la gente que está sentada en los bancos. Antes me parecían ratas del aire, pero desde que una de ellas me salvó la vida, les había cogido aprecio. Me levanté para comprar algo de alpiste y alimentarlas. Pronto, tenía alrededor de mí centenares de palomas desesperadas buscando comida, pero hubo un momento en que todas las aves dejaron de acosarme y se fueron al otro extremo del parque. Todas habían ido volando hacía un vagabundo que acababa de llegar a la plaza. Él se alegró mucho al ver que venían a saludarle e incluso dejó que se subieran encima de su cabeza y hombros. Lo más raro de todo es que aquel hombre no llevaba comida de ningún tipo, todas las palomas habían ido hacia él sin motivo aparente.

Me levanté y caminé en su dirección empuñando el Quelícero. Pasé por delante del tipo para ver que cara hacía, pero mantuvo un su sonrisa todo el tiempo mientras acariciaba a sus mascotas salvajes. Si estaba actuando, era el mejor espía de todos los tiempos. Perdí un poco la esperanza y le dí la espalda para seguir buscando. Sin previo aviso sentí como alguien me agarraba la mano que sostenía el cuchillo y me hacía una llave de karate que me dejó completamente inmovilizado. Sentía mucho dolor en mi hombro derecho y la punta de mi propia arma clavándose en mi garganta.

— Dime cómo me has encontrado o hago que no puedas volver a mover tu brazo nunca más — me susurró al oído el vagabundo con su inconfundible mal olor.

— Solo busco algo de ayuda — respondí yo.

Intenté girar mi cabeza lentamente para verle la cara pero aumentó la presión que ejercía el cuchillo en mi dolorido cuello.

— Intenta alguna cosa y no verás nunca más el sol.

— Busco información de un cíclope que raptó a una chica ayer, no quiero problemas — dije lo más calmado que pude, intentando no parecer una amenaza.

— ¿Y por qué debería creerte?

— Ahora mismo no puedo mover un solo músculo sin ser degollado, tú mandas, si no me crees, matame, pero tendrás la responsabilidad de rescatar a esa chica — intenté parecer lo más seguro y varonil que pude pero estaba aterrado, ni siquiera había tenido la oportunidad de defenderme.

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Comentarios del autor

¿Quien será el vagabundo?¿Es una amenaza o es un aliado?¿Tendrá información interesante?

¿Qué creéis que le están haciendo a la chica?

Muchas gracias por leer y votad si os ha gustado.

Y también muchas gracias por los mensajes de apoyo =) ayudan mucho. En especial a @Yellow-Vibes , te quería dedicar esta parte pero las dedicatorias no funcionan actualmente.  


El Despertar del Olimpo[Pausadisima]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora