La alternativa

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     Se escucha una voz, es el Andaluz.

- ¡La hora del matador! Aprecien hermanos de la vida el cielo, pues En el ocaso de la tarde y cuando el sol se hunde en el horizonte se refleja el color naranja tímido y pálido, pero al fondo con más fuerza el rojo brilla con todo su esplendor... si el rojo de la sangre, el color preferido del torero.

Todos a una sola voz gritamos - OLÉ.

    Entran al ruedo, son los alguacilillos los que van adelante para despejar la plaza de cualquier intruso o merodeador, los trajes de luces que viene de tres en tres resaltan por sus reflejos dorados y plateados, Al llegar a la orilla de cal se detienen los toreros por un instante y como cábala común en la tauromaquia con el pie derecho hacen una cruz en la arena como símbolo de protección, sin pisar la cal, continúan con el desfile de presentación, el público aplaude; las 4 de la tarde ya son, los matadores saludan a la presidencia quitándose para esto su Montera, de igual forma saludan al pueblo que los ha venido a ver.

     Ahora se dirigen a las barreras y comienzan a prepararse como atletas profesionales, estiran sus músculos, también las extremidades ya que la faena está a punto de comenzar.

     El primer toro de la tarde es anunciado, es de la ganadería los Ramírez, un ejemplar de 509 kg de Bravura, raza y fijeza, tostado de Capa de Nombre Mariano, debe ser registrado en la historia pues será el recuerdo de Cesar Orellana, ya que con el tomara la alternativa, al fondo se escucha el crujir de la madera con el metal, de la puerta de los susto emerge el toro de color negro, con paso firme y porte de campeón, su carrera termina en el centro de la plaza gira por el redondel ansioso de su destino, Orellana, con los nervios naturales producto de retar a la vida y como es su costumbre, va rodillas a tierra para iniciar la faena con el capote, con un grito llama la atención del animal que fija su vista de inmediato y va hacia su víctima con todo su poderío, el sol es fuerte, se siente en la espalda, el sudor se hace presente, tal vez sea por el temor al toro o el calor del ambiente, aunque casi no se nota, pues como torero que se respete la elegancia es algo que no se pierde, en menos de 2 segundos, en un abrir y cerrar de ojos la bestia embiste el capote, con un movimiento elegante el torero concreta un pase perfecto, el animal termina en corto y Orellana vuelve a respirar, con la teatralidad del caso se pone de pie de espalda al animal y en un solo aplauso toda la plaza se regocija, es su tarde y él lo sabe, camina hacia el centro y da comienzo a su faena, llama al toro a su encuentro el cual va con toda su fuerza, el torero con muy buen capote realiza una verónica y remata el pase con una sola mano, el público aplaude y se escapa de la muchedumbre el primer Oleé,

    El animal comienza metiendo la cara bien y el torero se luce, ahora suenan las trompetas se abren las puertas, entran los picadores es momento de la suerte de varas, el toro sin dudar embiste el peto del caballo del picador, él cual introduce de forma automática la vara en el morrillo del animal, el público abuchea la acción pues consideran que el picador a irrespetado el animal, adelantando la vara, con un movimiento bastante profesional el picador suelta a el toro y se nueve para preparase para la segunda picada que está programada, los subalternos llevan al animal al centro y lo preparan para el nuevo encuentro con el picador, nuevamente el toro se abalanza golpeando violentamente el peto que protege al caballo, la vara vuelve a romper el duro cuero del animal, los espectadores vuelven a desaprobar al picador y sus movimientos con la vara, los subalternos con sus capotes persuaden a la bestia herida a que se aleje del picador y con movimientos de capote lo posicionan nuevamente en el centro de la plaza, Orellana vuelve a la faena y retoma el ritmo con su rival, el toro muy a su pesar de las heridas vuelve a mostrar su casta y fiereza, envistiendo una y otra vez el capote de Orellana el cual con movimientos sutiles realiza una coreografía de pases forjados a sudor y lágrimas.

     Es momento del tercio de banderillas, Orellana coloca al toro en suerte y comienzan los movimientos dionisiacos por parte de los banderilleros, cargados de elegancia, rapidez y astucia. Uno a uno penetrar la espalda del animal, son efectivos los tres pares de banderillas con los que coronan a la bestia, la cual mantiene su entereza, prontitud y calidad a pesar del daño al cual está siendo sometido.

    Ahora la plaza se pone en silencio, es la ceremonia de la alternativa, esta tradición centenaria se lleva a cabo con un ritual sencillo mas no simple, el padrino escogido es Guillermo Sánchez "el Guille" torero diestro con una dilatada trayectoria además de un palmarés importante, él encargado de dar el doctorado de matador al hasta hoy novillero Cesar Orellana, son acompañados y como testigo de tan importante ocasión por el también diestro Antonio Gutiérrez "el Andaluz". Los tres toreros se van a un costado de la plaza y frente a frente Orellana y El Guille a un costado el Andaluz, mirando a los ojos el Padrino da unas palabras de aliento y consejo en el arte de la tauromaquia, le entrega la Muleta y la espada para luego acercarse al oído del ahijado, tras unas breves palabras se funden en un abrazo, los asistentes a la plaza estallan en un aplauso espontaneo al ver la graduación de la nueva promesa del toreo y la continuación de la tradición de la arena, el capote y la espada. El nuevo matador se dirige al centro de la plaza se quita la Montera, da un giro de 360º y saluda al público como símbolo de agradecimiento, seguidamente se va hasta la barrera en un costado de la plaza y se acerca a su apoderado Luis Domingo Molina, así como al guía y maestro Miguel Girón al cual le entrega la montera y le dedica unas palabras de agradecimiento, es así como finaliza la ceremonia de la alternativa.

     Es momento de la muleta y la espada, Se vuelve a la lidia del toro, el cual por unos momentos ha desaparecido de la vista de los asistentes ya que los subalternos lo han entretenido mientras se realizaba la ceremonia, ahora el recién investido matador se va al medio

- Vamooosss... ehhh... se escucha en la plaza y es suficiente para que el retador vuelva su cara hacia el torero y asista a su llamado.

    La suerte está echada y uno de los dos debe morir, el toro enviste la muleta y el diestro maneja el capote con la habilidad del maestro que ya es, una serie elegante con pases de pecho y trincherilla para rematar con una manoletilla son suficiente para volver a escuchar el tan ansiado, Oleee, la presidencia ordena que suene la música, Orellana está en la cúspide de su tarde, camina de forma teatral contoneándose para hacer más vistosa su presentación, el público aplaude y de inmediato el torero continua con otra serie, va al natural, "Olee" se escucha en cada movimiento luego cambia la muleta a su mano izquierda el toro va en corto, el nuevo doctor en tauromaquia baja la mano obligando al animal a meter la cabeza el toro esta tan cerca que Orellana con su mano derecha sostiene la parte trasera del animal y así remata la serie, OLEEE y una hemorragia de aplausos se vuelve a escuchar en la plaza, el público lo aclama, sus pares lo admiran y la presidencia se regocija de la calidad del torero.

     La faena es un éxito rotundo, los pases de pecho, el estatuario, así como los derechazos hacen del matador todo un haz con el engaño y para cerrar la lidia es tiempo de la suerte suprema "La Estocada" es el broche del matador. Orellana se concentra, ve fijamente al toro, estudia la forma de dar fin a tan bello ejemplar, el animal está muy cerca de las tablas así que lo más sensato es hacer una suerte contraria, camina hacia las tablas para considerar una suerte al natural quedando entre las tablas y el toro pero deduce que su derecha no da en ese movimiento, se percata que la res esta con fuerzas para ir al cité, así que resuelve que la estocada será recibiendo, prepara la muleta ligeramente doblada, levanta su mano derecha con la espada a la altura del pecho, aprieta su cuerpo entero pues para matar hay que tener coraje y sangre de matador, la plaza enmudece, la suerte suprema esta ante todos, algunos espectadores cierran sus ojos para no ver ese crudo momento, en cambio otros han pagado para ver ese sacrificio y satisfacer su morbo por la sangre, el animal jalea, su cuerpo muestra la fatiga de la lidia, su lengua está afuera y con su último aliento enviste al torero.

    El estoque es perfecto, la espada atraviesa el morillo de la res, perfora sus órganos y el animal cae de rodillas al suelo, gotas de sangre cae en el traje y el rostro del matador, este solo siente placer del trabajo bien cumplido y con aires del triunfo levanta sus manos al cielo, camina hacia el público, los espectadores aplauden al torero y se ponen de pie como símbolo de respeto, así como agradecer la buena faena que les brindo.

LA HERMANDAD DE LOS TOREROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora