En el autobús

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     Van hacer las 2 de la tarde estoy listo para ir a la corrida, mi mamá no puso ningún problema para dejarme ir, me dio 50 euros para alguna cosa que quiera comer o pagar un taxi, la tarde esta con el cielo despejado el azul esta esplendoroso, estoy feliz como si me hubiesen dado un juguete nuevo. Suena el timbre y me apresuro a abrir la puerta, efectivamente es el maestro Miguel, esta elegantemente vestido y lleva un perfume que crea el ambiente de un caballero bien plantado.

- Hola maestro Miguel. -Le extiendo la mano y la estrechamos.

- Hola chaval, te ves como todo un hombrecito vestido así de elegante.

- Hola señor Miguel como esta.- interviene mi mamá saliendo de entre la cocina. – disculpe mis fachas pero es sábado de limpieza y como bien sabe hago casi todo por aquí en materia de lavado.

- No se preocupe señora Rosario, mi madre acostumbraba también a limpiar los sábados, mis hermanos y yo éramos sus esclavos personales, a mí me tocaba siempre el baño

Todos sonreímos con el buen chiste del maestro.

- Pase por favor, - mientras le hace un gesto mi madre conduciéndolo a la sala. Siéntese, quiere algo de tomar.

- la verdad quiero salir lo antes posible pues siempre me gusta llegar a tiempo, además vamos en bus y usted sabe cómo es el tráfico en esta ciudad.

- Si ya, entiendo .- mamá se me acerca y me mira a los ojos .- te portas bien, mucho cuidado debes estar siempre cerca del maestro, hay mucha gente en ese lugar, y si puedes cuando maten al toro cierras los ojos ok

- Si mamá, estaré muy atento y tendré mucho cuidado, además yo ya se defenderme solo.

- Maestro miguel, con mucho respeto quiero decirle que permito esto por el bien de mi hijo, pero no estoy de acuerdo con el maltrato de animales y toda esta barbarie de las corridas de toros, puedo sonar algo desagradable o extremista pero es lo que siento y quería hacerlo saber. Por otra parte agradezco el interés por ayudar a mi hijo en estos momentos ha sido de mucha ayuda. – mama respira un poco, hace un gesto con los hombros como de resignación. – bueno nada, que les vaya bien los espero.

- La entiendo señora Rosario

- Dígame Rosario.

- Pierda cuidado, poco a poco entenderá el arte que es la tauromaquia, pero por ahora basta con la comprensión, estaremos en la noche de vuelta.

     Salimos rumbo a las ventas, en una maravillosa y radiante tarde de toros, mi rostro es más blanco de lo normal ya que mi madre me coloco protector solar con bastante generosidad, al salir del edificio tomamos el bus.

- ¿Cómo te sientes chaval?

- Bien maestro, estoy muy emocionado de ver todo.

- Yo no había tomado esta línea del recorrido a la plaza.

- Yo si no se preocupe esta ruta es la que tomaba de regreso cuando iba a las ventas a verlos desde la barrera.

- ¿cómo hiciste para llegar a la plaza? La escuela de tauromaquia es popular pero no hacemos mucha publicidad.

- Fue por accidente después de huir de "los de siempre" la banda de golpeadores de Jorge.

- Vez Jorge sigue siendo tu Hijo de puta que te empujo para que llegaras a esto, a conocernos, al mundo de los toreros, debes agradecerle.

- No sé si pueda agradecerle, pues son muchas cosas feas las que me ha hecho, además ahora que está en la escuela simplemente me volvió a quitar lo que más quería, es una muy mala persona y lo peor es que los hace con toda la intensión.

- Quiero que me hables de eso, quiero que me expliques porque sientes tanto rencor y miedo

- Es complejo maestro, es muy penoso así que no quiero contar, ni hablar de eso..

- Chavalito yo dije que te voy a ayudar, pero debes de confiar en mí, soy tu maestro y seré tu guía, no debes de esconder nada, debemos ser transparentes.

- Si entiendo pero pensara cosas feas de mí. – no aguanto y comienzo a llorar. – nunca nadie me ha podido ayudar, siempre que digo lo que me está pasando nadie me cree, no tengo amigos, siempre estoy solo, los profesores en el colegio me dicen que soy muy dramático y lo peor de todo es que mi mamá dice que soy maricón. – sigo llorando inconsolable, no lo puedo evitar, me propuse a mí mismo que no lo volvería hacer y nuevamente falle.

- llora chavalito, esa es la manera que tenemos de desahogar el alma, yo también pase por eso, te entiendo pero quiero que sepas que no estarás solo nunca más.

- Discúlpeme maestro. – me seco las lágrimas.

- Dime qué clase de cosas te han hecho y al final te diré si los perdonamos o los condenamos.

- Les digo "los de siempre" pues son un solo grupo de 6, liderados por Jorge que ya lo conoces, a diario me persiguen, son siempre los mismo, Carlos y Luis estudian en mi clase, Antonio, Sergio y Rafael son primos, todos están en mi escuela, debo ocultarme y ser invisible para ellos, es muy agotador, no sé cómo lo he resistido durante tantos años.

- ¿Invisible?

- Si maestro, debo estar en el colegio sin ser detectado, me escondo detrás de los profesores, debajo de los escritorios, en los árboles, he desarrollado una serie de escondites y técnicas para que no me vean, soy muy sigiloso y ágil.

- En nuestro trabajo de toreros, ágil es nuestro segundo nombre, ser sigiloso te da mucha ventaja, ya veo porque eres tan bueno con el capote y la muleta, es que te has formado solo.

- Si hago muchas cosas para que no me golpeen, se correr a gran velocidad y haciendo cambios de ritmo para que no me alcancen, aprendí a evitar las piedras que me lanzan moviéndome de un lado a otro con mucha destreza, no siempre me resulta pero cuando llego a la casa yo solo me curo, limpio la sangre y es como si no hubiese pasado nada.

- Ya va chaval, ¿te lanzan piedras?

- Si bueno piedras, palos o lo que consigan, una vez me lanzaron un tubo que me pego aquí en la pantorrilla y me corto la pierna, me tomo dos semanas para que cicatrizara, eso hace cuando me les escapo, pero si me logran agarrar es lo peor, me golpean y me obligan a hacer cosas.

- Eso no está bien chaval, son unos delincuentes y ¿qué te obligan hacer?

- A que les limpie los zapatos con la lengua, a que me saque los mocos de la nariz y me los coma, a que meta la cabeza en la papelera de la basura y me coma lo que halla, ya perdí la cuenta de las veces que me han metido la cabeza en el excusado de la escuela, me agarran de los pies y me arrastran por los pasillos como un trapeador, sin contar los múltiples golpes al hígado y en los testículos, pero lo que más me duele es la humillación pública, todos los niños ven lo que ellos me hacen, eso hace que no quiera volver al colegio.

- Esto no puede ser. – le comenzaron a temblar las manos al maestro. – me hierve la sangre, como pueden hacerle eso a un ser humano, porque tanta maldad, deben ser castigados y ese Jorge se metió en problemas y graves, nos ocuparemos de él, para que aprenda le aremos lo mismo, déjamelo a mí yo prepare todo.

- Maestro no cuente a nadie esto, es muy humillante y es un infierno para mí, así que no quiero dar más lastima de la que ya siento.

- Tranquilo chaval. – me abraza. – a partir de hoy este será uno de los muchos secretos que guardaremos, yo seré una tumba y tú también lo debes ser.

- Lo prometo y tú también debes prometerlo

Si maestro.Mirándonos a los ojos y estrechando nuestras manos. – lo prometo, yo no dirénada, y le confieso esto pues usted me contó primero su historia y el secretode que es un artista.

LA HERMANDAD DE LOS TOREROSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora