Nos hospedamos en una pequeña hostelería a una media calle de distancia de la casa de la entrevistada en Cleveland, Ashley Hernandez. Teníamos vista perfecta del frente de su casa desde el balcón. Morgan tomaría el primer turno de vigilancia mientras Reid y yo recomponíamos fuerzas. Pero yo no pude pegar un solo ojo. Pensaba. Acerca de las víctimas, papá, mamá, y nueve niveles debajo de la tierra. No era lujuriosa, de hecho, jamás llegué a besar a un muchacho, ni golosa. Quizá podría ser iracunda cuando la situación me empujaba. No era avara, perezosa, envidiosa u orgullosa. Aunque tampoco creería que un ataque de rabia me cavara una tumba, no se podría descartar nada.
Pero Spencer me describió como una Beatriz. Una guía hacia el paraíso.
La sola idea hace que se me quite el sueño, y, decidiendo hacer algo bueno de mi insomnio, acompaño a Morgan en su guardia.
"Yo puedo tomar el siguiente." Me ofrezco. Derek Morgan está sentado fuera del balcón, con su vista fija en la residencia de Ashley Hernandez. La noche está helada, pero prefiero dejar que la brisa me mantenga despierta. Morgan me observa con una mirada cansada. "Lo digo en serio, ve a descansar, no me moveré de aquí."
"Gracias." Él se levanta de su lugar con un bostezo y se dirige a descansar. Me apoyo en el pasamanos que me separa de la caída de tres metros al pavimento y me fijo en la casa. Amarilla pastel, con una bandera de los Estados Unidos colgada junto a la puerta. El césped pulcramente podado y una cerca blanca alrededor. El sueño americano.
Me pongo cómoda para hacer una larga guardia, pendiente de cada detalle del ambiente, y las horas pasan rápidamente hasta que el sol comienza a hacer aparición entre los árboles cercanos. No cierro mis ojos en toda la noche, pero alrededor de las seis de la mañana se ve movimiento en la habitación principal. Una muchacha acorde al video de la entrevista de Ashley Hernandez abre las cortinas de par en par. Su cabello es dorado y algo más corto que en el video, y su tez olivácea la hace especialmente guapa. Algo parecida a mi primera y última mejor amiga, Joss. Todos los muchachos le daban regalos y le decían lo bonita que era, pero a mí me molestaban por mi cabello rojizo y piel pálida. Me llamaban fenómeno y me rompían los lentes, eso hasta que decidí usar de contacto.
Ashley Hernandez salió de su casa una hora más tarde, vestida con uniforme de profesora. Dándome prisa, la seguí hasta la parada del autobús, donde me subí discretamente detrás de ella y me fijé en su parada. La Universidad de Cleveland. Por sus libros, probablemente esté enseñando Teología.
En el camino de vuelta conseguí una cafetería de la cual emanaba un olor delicioso, así que compré varios bagels y croissants, tres cafés, crema y azúcar, y llevé varios sobres de diferentes de té, por si acaso.
Cuando visualicé la hostelería, Spencer estaba afuera, mirando a todos lados, con un teléfono pegado a su oreja. "No, debe haber otra forma de encontrarla sin utilizar el teléfono, cámaras de seguridad..."
"¿Buenos días?" Casi pregunté, él saltó y me miró de arriba a bajo.
"Está aquí, ya está todo bien... Sí, gracias Penélope." Colgó el teléfono y lo guardó enseguida en su bolsillo. "¿Donde estabas? Ashley Hernandez no está en su casa, creemos que puede estar en la universidad donde..."
"Imparte clases de Teología, se despertó a las seis quince y salió a las siete quince, toma la ruta dos del autobús que tiene parada a ciento veinte metros de aquí, la deja en la parada de la pública de Cleveland. Es algo temprano para clases, así que supongo que desayuna en el comedor." Compartí, entrando a la hostelería con él pisándome los talones. "¿Quieres café, té, un bagel, o quizá un croissant? Tengo de todo, y sigue tibio." Llegamos a la habitación y lo dejé todo ordenado frente a la mesa en la que Morgan estaba sentado. "Yo tomaré uno de estos deliciosos cafés solos, traje azúcar y crema, si me disculpan, iré a hacer un intento de poner mi cabello en orden. Caballeros." Me despedí con una inclinación de cabeza y coloqué la boquilla en mis labios, hice la cabeza hacia atrás y di un trago largo mientras me volteaba para dirigirme a la habitación, pero terminé dándome de lleno en la frente con la pared. El café estaba a salvo, pero mi visión se difuminó. "Quizá necesite otro café. Y unas aspirinas. Auch."
"¿Estás bien? ¿Cuánto llevas despierta?" Spencer estuvo a mi lado rápidamente y tomó mi café.
Intenté recordar. "Me levanté a las siete ayer, no dormí en el jet, tampoco aquí, tomé la guardia y seguí a Ashley temprano, dado que no puedo hacer los cálculos matemáticos, deduzco que no lo suficiente, gracias." Me balanceé sobre mis pies, intentando alcanzar el café que Reid sostenía, pero no me permitió tomarlo.
"Has estado despierta más de veinticuatro horas, la cafeína solo te daría un mal rato, debes dormir, nosotros haremos guardia."
"No quiero dormir, papá... Ah, Reid." Él no me dejaba tomar mi café, así que probé con el de la mesa, pero Morgan tampoco me dejaba tomar uno.
"No, el niño tiene razón, no debiste tomar la guardia anoche, hiciste un gran trabajo, ahora a dormir." Regañó Derek. Les reproché con la mirada a ambos, pero accedí.
"Bien, pero quiero que me den un arma, en caso de que salgan de urgencia." Me dirigí a la cama, arrastrando los pies. Me dejé caer en ella como un saco y me había ido antes de poder pensar.
Desperté por mí misma, estaba bastante oscuro y moría de hambre. Me dirigí a la cocina y tomé una de las pastas que quedaron, y café cargado frío, antes de cepillar mis dientes y tomar una ducha rápida.
Me coloqué una camisa manga larga color café y un abrigo crema. El lugar estaba extrañamente silencioso y vacío. Había una nota en el aparador.
"Encontraron dos cadáveres, en North Carolina y North Dakota, creemos que Ashley sea la siguiente, vamos a hablarle."
Revisé en mi teléfono la hora, era madrugada del 19 de Junio. Tomé el arma y me asomé al balcón. La luz de la sala estaba encendida, así que decidí hacerles guardia desde allí.
Quince minutos después, una van bastante limpia, posiblemente rentada, aparcó en frente. Un hombre con una mochila bajó.
Era el reportero de la CNN.
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Hola hermosas, aquí está el siguiente capítulo. Ahora, estaré algo ocupada lo que queda de semana pero puede que el sábado pueda subir uno nuevo si veo comentarios o actividad por aquí. Que sepan que las quiero, un beso.
Nicolé.