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C O N T E N T S U N D E R P R E S S U R E
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Tormenta. Ese era el único motivo por el cual los jóvenes enloquecían de nervios. Una gran lluvia, unos truenos horrorosamente fuertes , el cielo nublado —casi oscuro—, y el ambiente frío que solo hacía que todos necesitaran algo para taparse.
Aunque, realmente, los que sí tenían un buen problema eran Bellamy, Shailene, Miller y Drew. Los cuatro salieron durante la tormenta en busca del terrestre que dejaron inconsciente en aquella cueva donde Octavia estuvo retenida. Aquel plan de secuestrarlo era, evidentemente, de Bellamy Blake.
Consiguieron raptarlo antes de que despertara, pero la mayor dificultad de los cuatro, era llevar al inconsciente terrestre que pesaba como un muerto, hasta el campamento. Sin olvidar que encima llevaban una gran tormenta que les ralentizaba el viaje de vuelta y que este era muy largo.
Llevaban un rato caminando, en el cual los dos voluntarios; Miller y Drew, cargaban con el dormido terrestre: los brazos del inconsciente se apoyaban en los hombros de ellos dos. Mientras que Bellamy y Shailene caminaban delante de ellos.
Shailene, aunque no lo pareciera, estaba agobiándose, pues no le agradaba estar en compañía de aquella tormenta. Ella odiaba los truenos y ver los relámpagos a lo lejos, hacían que su piel se estremeciera. Shai estaba realmente abrumada. Llegó a maldecir por haber seguido a Bellamy y ayudarlo en su misión, pero aquel pensamiento se esfumó de su mente cuando el musculoso le habló, sacándola de sus pensamientos.
—¿Por qué estuviste de acuerdo en capturarlo? —preguntó calmado con la voz alzada, pues con la ruidosa lluvia Shailene no podría oírlo. Había una mediana distancia entre ellos.
La ojigrís volteó la cabeza para mirarlo y lo encontró mirándola a ella también. Al momento, la morena se sorprendió porque parecía que Bellamy había leído su mente. Después se quedó callada, buscando en su mente la respuesta a la pregunta del musculoso, hasta que la encontró.
—No pienso quedarme de brazos cruzados, su clan lleva años atacando al mío —respondió de la misma forma.
Entonces, Bellamy se quedó callado. Sin aún pronunciar una palabra, se acercó todo lo posible a Shailene para poder responderla sin tener que alzar tanto la voz. Juntó su hombro derecho con el de ella y, sin darle importancia a que seguían caminando, acercó su cabeza a la oreja izquierda de Shai.
—La venganza no es la forma de parar esa guerra, Shailene.
Aquellas palabras estremecieron a la mencionada, no por lo que le había dicho Bellamy, sino por cómo. El tono de voz del musculoso se había notado realmente preocupado, queriendo ayudar a su amiga terrestre.
