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D A Y S T R I P
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Pasaron unos días y la mayoría de las cosas seguían igual: el terrestre seguía atado y Finn comenzaba a recuperarse poco a poco. Los delincuentes seguían sus vidas en el campamento como si nada, como si no hubiera un terrestre encerrado en su nave, ni que uno de los suyos hubiera estado a punto de morir.
Algo que Shailene notó en todo ese tiempo que pasó desde que consiguieron que el terrestre les dijera cuál era el frasco para salvar a Finn, era que Bellamy Blake estaba raro. Estaba muy distante, no hablaba con los demás tanto como antes, ni siquiera lideraba y llevaba todos aquellos días encerrado con el terrestre sin dejar que nadie entrara, incluidos Miller y Drew, que eran los que siempre iban con él.
Ya que la morena estaba preocupada y, había escuchado a la otra líder Clarke Griffin decir que necesitaba un voluntario para ir con Bellamy en busca de suministros para el invierno, vio una oportunidad para poder intentar hablar con él mientras realizaban el plan. Por ello, la pecosa se presentó voluntaria y la rubia de ojos azules aceptó sin pensarlo.
Y ahí se encontraban, Shailene y Bellamy Blake bajando las escaleras metálicas del búnker que recién habían encontrado cerca del bosque por el cual comenzaron el trayecto. El musculoso portaba una gran linterna en su mano para alumbrar el camino de la terrestre, pues ella iba delante y ahí dentro todo era muy oscuro.
Continuaron bajando las muchas escaleras que habían en aquel búnker. Incluso hubo un momento en que llegaron a toparse con un par de cuerpos desintegrados que causaron que los dos visitantes pusieran una mueca de asco.
—Qué porquería de lugar para morir —formuló Bellamy con angustia a la vez que miraba de reojo el cuerpo sin vida para luego continuar bajando.
Shailene ignoró el comentario de su compañero, hasta que decidió hablar cuando por fin dejó de haber escaleras y llegaron a una sala.
—Este sitio es grandioso... pero asqueroso a la vez —habló Shailene a la vez que señalaba con la luz de la linterna que acababa de sacar de su mochila.
Los dos caminaron por la espaciosa sala y se dispersaron en busca de suministros o algo que pudiera servirles para la estación que comenzaba a acercarse: el invierno. La mayoría de cosas que encontraban eran cajas totalmente vacías que servían, básicamente, para nada.
—¡Aquí hay mantas! —indicó Shailene con algo de alivio cuando encontró aquello.
Bellamy se volteó para mirarla sarcásticamente y luego volver a lo suyo—. ¿Te sorprendes por un par de mantas?
