🌱 [ Capítulo X ] 🌱

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El rubio sentía inseguridad y miedo, la llegada de los padres de James era algo que sabía que tarde o temprano presenciaria, pero era aún más raro el saber que un sólo familiar de su parte lo acompañaría. La madre de Steve, Shara comprendía la orientación sexual de su hijo. El rubio podía rescatar escasos recuerdos positivos de su infancia, sin embargo los flashbacks que le llegaban. Eran conmovedores.

---¡¡Mamá!! Podremos comer el día de mi cumpleaños un pastel?- Shara preocupada, juntaba sus ahorros para el pastel que su hijo tanto ansiaba.

---Todo lo que quieras, tendrás regalos y un gran pastel, será de chocolate blanco?

---si!!- Los mejores días de todo el año de Steve, definitivamente eran en su cumpleaños, su madre siempre cumplía todos sus deseos. Los inocentes pensamientos del pequeño eran siempre los mismos, su madre era mejor que cualquier heroína en los cines. Él tenía la certeza de que son importar que, siempre lo amaría.

---Mi pequeño -Tomaba las mejillas delicadas del rubio, acariciando. ---Debes tener a alguien que valore por quien eres, que te acepté como seas, con tus errores y cualidades. Y principalmente...que te ame.

---Té prometo que cuando conozcas a mi pareja, te sentirás orgullosa mami.- Esas palabras eran complicadas para un niño de apenas 7 años. -Y te invitaré a mi boda!!

Los amorosos cariños que su madre le dedicaba, hacían sentir a Steve como nunca, protegido y amado, lo hacía sentir lo que nadie, que no era una carga o estorbo.

Steve sumergido en su mente, no notó los delicados besos que su futuro esposo depositaba en sus labios y cuello.

---Amor...estás incomodando a los demás.

---Eso no me importa.. yo te amo y quiero que todos vean cuanto.--- Sonriendo posaba más besos

---Aquí no...vamos arriba.- el semblante del castaño cambio de inmediato, notando la delicadeza en sus palabras. Sin más, James cargó el delgado cuerpo del rubio, guiándolo por el pasillo, entre besos y caricias desvestía a Steve con lentitud. Esta vez no era comparada con las anteriores, esto era tierno, con amor. Era la ansiedad de sentir sus cuerpos unidos, como si en ese universo tan sólo fueran ellos dos existiendo. Steve adoraba sentir el amor fluir por su cuerpo de diferentes maneras. Los besos de James no sólo le gustaban, sentir ese sabor tan característico de él, la suavidad y firmeza le llegaba. Podía hacer eso todo el día.

---Cariño.. Te amo.. Te amo

---Y yo a ti mi amor

Ambos sabían que cuando se entregaban mútuamente podían pasar muchas cosas. Pero esa ocasión era especial, espontáneo y lo mejor de todo. Era que el rubio por fín encontró a la persona con quien compartiría su vida, el amor de su vida, el único. Por fin su madre se pondría orgullosa. Si hacer el amor fuera un oficio y ambos tuvieran la oprtunidad de elegir a la pareja indicada. Simplemente serían ellos, nadie más.

El pecho varonil del castaño enloquecía a Steve, la dureza de los pectorales y el abdomen bien marcado le satisfacía cualquier fantasía relacionada con él, aunque todas eran con él. Las piernas bien marcadas le insitaban a frotarse contra ellas. Y ese enorme miembro que el castaño poseía, enloquecía de igual manera a Steve, sacando la lujuría que llevaba en lo más profundo de su ser. Aunque a veces le pareciera verse insaciable, James le hacía sacar un lado que incluso el no conocía antes.

El castaño besaba como ángel, sus tenaces ósculos le seguían al paso que la mano bajaba con cuidado al delicado miembro del rubio. Sacando de él gemidos y jadeos llenos de placer puro, deleitándose de ellos, como música para sus oídos. Sin prisa ambos hacían el amor con delicadeza. El rubio procuraba no gemir o gritar tan alto, una vez James estuvo dentro.

---Ca-cariño por que no gimes para mí?

---E-esta vez no quiero...sonar tan alto, hay gente abajo.

Una profunda y fuerte penetración tomó por sorpresa a Steve, soltando un grito afeminado.

---¡¡¡Ja-James!!! AH-AHH.

---No m-me dejas opción amor.

Las embestidas ahora se tornaban profundas y rápidas, la cadera del castaño se movía simulando experiencia, Steve sólo se delitaba al sentir su interior lleno buscando ansiosamente el orgasmo, gimiendo alto, fuerte y muy escandaloso, desgarrando su garganta, quedando ronco. Le importaba poco si abajo los floristas o mayordomos se sentían incómodos ; era su momento. Tal vez los invitados huían, pero no le importaba en lo absoluto. El castaño se vino, salpicando con fuerza la entrada dilatada del rubio, llenando nuevamente su trasero de su semilla, una corrida larga y abundante. Segundos después, Steve le siguió.

Agotados se vistieron y con besos y caricias, bajaron al salón. Encontrándolo sólo, ni una alma había, al salir al lujoso jardín, encontraron a todos los invitados, floristas y mayordomos disfrutando de un helado. Les habían dado su espacio.

Cherish 🌻Donde viven las historias. Descúbrelo ahora