Hafefobia || TordTom

》09《

Iba a ser el día, el día en donde podría declararse ante la persona que más amaba. Había citado a su amigo de cuencas en una feria.

Tenia todo planeado, y estaba seguro que el menor no podría rechazarle. Espero mucho antes de la hora acordada, noto que unos minutos antes de esta llego al británico, el cual se vio nervioso.

ー¿te hice esperar mucho? Lo lamento.

ーno te preocupes, aún faltaba tiempo para la hora acordada.

Miro de arriba a abajo a su acompañante, no podía negar que se veía tan hermoso y sonreía con solo pensar que sería suyo.

Suspiro y empezaron a caminar, entrando a la feria para empezar a jugar en cada puesto, ganándose premios que se intercambiaban.

Era una tarde divertida, y seguiría así para el menor hasta que el noruego lo llevó a una pequeña colina que estaba cerca.

No se había dado cuenta de cuando oscureció, pero sonrió, ese día iba a estar el espectáculo de los fuegos artificiales y Tord encontró un lugar perfecto.

Admiraba aquello, sonriente hasta que notó como algo de madera le tocaba el hombro. Al voltear notó que el noruego sostenía una guitarra y a los pocos minutos, ya era de su propiedad.

Le agradeció, pero notó que ambos nombres estaban tallados en la madera, haciendo que se ruborizara. Al verlo se dio cuenta del sonrojo del noruego, sabia lo que pasaría y no lo quería.

ーTom, mira. . . Se que llevamos poco conociéndonos

❛No, por favor, detente Tord❜

ーpero realmente tenía que decirte esto, no podía quedarme callado, quería que lo supieras.

❛de verdad, no quiero lastimarte, ¿no podemos quedarnos así? estamos bien de esta manera, amigos❜

ーTom, te amo más que a nada. Por favor, acepta ser mi novio.

Sintió como algo dentro suyo se quebraba, no quería lastimar el corazón de su mejor amigo pero tampoco tenía intensión de ser pareja pues no le amaba de esa forma.

Tardaron varios minutos en que las palabras del de cuencas pudieran salir, pero fue una frase de la cual se arrepintió de inmediato, pero era tarde.

ーsi Tord, también te amo y me gustaría salir contigo.

Sintió un abrazo y a los segundos ya tenía los labios del más alto sobre los suyos. Estaba temblando, intentando soltarse pero el noruego no parecía entender.

No sabia si hacía lo correcto, pero al menos vería por la felicidad de quien creía que lo merecía.