Capitulo 3

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Unas horas antes

Onodera

Mis ojos se habían quedado fijos en aquel sujeto mientras con pasos firmes se acercaban a mi, en cámara lenta observe cómo empezó a quitarse aquella chaqueta de cuero que tenía, dejándome ver la camisa pegada al cuepo. Su torso era fornido caso el doble de mi tamaño

Retrocedí advirtiéndole que no se acercara más, pero ante el comentario simplemente sonrío divertido, lo que presenciaba ¿era entretenido?

-¿qué pasa?- retrocedí lo más que pude hasta chocar completamente contra la pared. Se inclinó enfrente mío - ya que no quieres comer - su mano se posó en mi muslo y comenzó a subirlo hasta la orilla de mi pantalón - que te parece si jugamos un rato - grite cuando sentí como de un tirón me bajaba los jenss

- DETENTE DETENTE - su mano se coló debajo de mi camisa y su rostro se acomodó en la curva de mi cuello, comenzó a morder, dolía su mano acariciaban mi torso, eran pesadas y por donde tocaba sentía asco. Era como si una serpiente recorriera mi cuerpo, intentaba pelear para que se alejara de mi, en un movimiento mi cabeza golpeó su nariz, lo que le frenó

Pero él me levanto con brusquedad. Me tomo del cuello de la camisa obligándome a verlo a esos ojos cafés, esos ojos que me paralizaban. El dolor repentino contra mi mejilla. Sentí como si mis ojos fueran a salir de su lugar, el ardor, el sabor de mi sangre, el golpe sordo contra el frío piso.

Todo me dio vuelta, por un segundo no supe lo que pasaba, me encontraba acostado boca arriba con mis piernas liberadas (ya que estaban atadas, también pude sentir como había soltado mis manos ) y separadas a los costados de mi captor, este me sujetaba de los brazos, su peso sobre el mío era sofocante, era asqueroso, jugó con mi pecho recorriéndola con su lengua - PARA - las lágrimas escapaban y quemaban mis mejillas, podía sentir su bulto en mi entrada, el movimiento de su cuerpo hacia el mío.

Vi como se levanta y se quitó el pantalón mientras con su otra mano me retenía contra el piso, contemple su cuerpo, su sonrisa era aterradora, ese monstruo me iba a.... no.. no... no  se lo permitiría, en un movimiento desesperado, levante la rodilla con toda la fuerza que tenía, observe como el rostro de mi atacante de volvía de dolor puro.

No sé cómo, la adrenalina en mi cuerpo, me permitió aproveche toda la fuerza que aun tenía para empujarlo y escapar por un costado. Me levante lo más rápido que pude y tome la chaqueta que momentos antes mi captor se había quitado.

Abrí la puerta y salí huyendo, esperando que el golpe que le di me permitiera lograr alguna ventaja

Cuando salí me encontré en medio de unas calles prácticamente abandonadas, edificios viejos y apenas si había luz. No sabía hacia dónde correr,  me metí por un par de callejones a un costado del edificio. Apenas di una vuelta escuche los gritos de mi secuestrador, sentí como si el alma se me saliera del cuerpo.

Corrí tan rápido como pude, giraba por los callejones que estaban, buscando alguien que pudiera ayudarme. (No quería gritar por temor a que me encontrara) Gire a la derecha y me topé con un callejón bloqueado.

Me di media vuelta para buscar otro camino pero me detuve al ver la sombra que se formaba a un costado de la entrada de la calle -¿DONDE SE METIÓ? - la voz no me era desconocida, ese tipo se estaba acercando. La sombra se hacía cada vez más grande con forme avanzaba

En la casa de los Onodera

En la imagen se podía apreciar a la pareja destrozada, por la llamada hace unas horas. No sabían por qué sentimiento era el más fuerte, el de alivio de que su único hijo estuviera vivo o la incertidumbre de que todavía estaba bajo la merced de esos delincuentes.

El secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora