Capítulo 17

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El mecanismo que "A" había creado consistía en dos mecanismos. El primero que sujetaba se activaba si Ritsu se agachaba o jalaba en lo mas mínimo de la cuerda. En la parte superior al final de las cuerda, estas se encontraba con una navaja y contra ella una cuerda que sostenía hacia un lado un costal que, al moverse cortaría la cuerda, provocando que el saco se soltara y se balanceara directo a la cabeza de Takano.

Por otro lado la silla estaba amarada a una tabla de madera que mantenía un leve equilibro con un segundo saco, el cual estaba atado al cuello de Ritsu. Si la tabla se movía de su posición, Ritsu terminaría ahorcado.

Sin ninguna opción o forma de evitar lo que sucedería su secuestrador sonrió satisfecho. Primero camino hacia Takano y retiro lo mordaza.

Tak – Desgraciado – dijo, le devolvió una sonrisa antes de golpearle la cara haciéndolo mirar hacia otro lodo, lo que provoco que la silla se moviera un poco y junto a un extraño crujir de la tabla de arriba.

El editor miro rápidamente hacia esa direccion, asegurándose de que aquella tabla que sujetaba el saco no se hubiera salido de su lugar, cosa que afortunadamente no paso.

El criminal comenzó a caminar hacia el ajís verdes, y al igual que a Takano le retiro la mordaza de forma brusca.

Ond – Takano – fuero sus primeras palabras, de haber podido abría corrido hacia el - ¿Por qué .... POR QUE VINISTE? – las lagrimas golpeaban sus ojos. "El no debió venir, no debió cometer el mismo error dos beses". Pensó

Tak – Ritsu – el secuestrador al ver la reacción de ambos sonrió aun mas, parecía que no se había equivocado en esta ocasión con los jugadores.

A – comencemos -

Se posiciono detrás de Onodera, quien al sentir el contacto de "A" se paralizo, pues este sujeto coloco su mano en su vientre. Quiso moverse, pero apenas lo hizo la cuerda que sujetaba sus manos se movió

A – Recuerda en qué consiste el juego – su aliento choco con su oído, para después sentir como su lengua se deslizaba por ella. Sus manos empezaron a moverse sobre la ropa. Tal como lo habia hecho aquella noche de terror.

Onodera

Quería vomitar, su mano se movía con rapidez explorando cada centímetro de mi cuerpo, no podía evitar ver al frente, los ojos de Takano se encendieron, casi mostrando un fuego lleno de odio.

Me sentí aun mas asqueado el estaba viéndome, justo cuando estaba sucio. Cerré los ojos y quise desviar la mirada, no quería que me viera de esa forma, detestaba que tuviera un recuerdo mío en ese estado. Deseaba con todas mis fuerzas que me volviera invisible que no pudiera verme.... Yo.... No quería que viera repúgnate.

A – no , - sentí como jalo mi cabeza volviéndola a su posición – si te niegas a mirar – sus manos se deslizaron por mis hombros, tiro de ellos hacia abajo y yo luche para que no se movieran, abrí los ojos, asustado de que aquel extraño mecanismo se hubiera activado, pero para mí alivio no había sido el caso. Sentí su sonrisa en mi nuca – me temo que terminara rápido el juego –

Tak – maldito -, sus brazos se tensaron, casi queriendo correr, pero al igual que yo el sabia que no podía moverse.

su mano se posicionaba en mi barbilla y tocaba mi cuello. Las lágrimas en mis ojos me quemaban de impotencia, de coraje. Una de sus manos me soltó, pero el acto no me reconforto en lo absoluto.

Escuche un leve click y después el frio en mi torso, baje levemente la mirada y me encontré con algo puntiagudo que sobresalía de esta, tiro de mi cabeza a un costado acercando su boca a mi oído.

El secuestroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora