Lunes, 2 de Septiembre, 7:50
Alba se acurrucaba dentro de su sudadera, un par de tallas más grandes de lo necesario, apoyada en la marquesina de la parada de autobús mientras notaba como su boca se abría producto del sueño.
Rezaba para sí esperando que el autobús llegase a su parada todavía con algún sitio libre, cosa que no pasaba tan habitualmente como a ella la gustaría puesto que aquella línea era una de las pocas que te llevaban a la capital.
El transporte llegó, la rubia subió para a continuación pasar su abono transporte por el lector del autobús mientras saludaba amablemente al conductor. Observo como aún quedaban suficientes asientos libres y caminó hasta la parte trasera de este para después sentarse.
El trayecto era de unos 45 minutos hasta llegar al intercambiador donde cogería el metro hasta la universidad, se lo sabía ya de memoria.
Se puso los cascos y comenzó a reproducir la lista de canciones que tenía para aquello. Duraba exactamente una hora y diez minutos que era, aproximadamente, el tiempo que la llevaba llegar hasta su facultad.
Observaba por la ventana los diferentes edificios, comercios y calles que conformaban su pequeña ciudad mientras notaba como poco a poco el autobús se llenaba.
Una chica alta, morena, esbelta que llevaba un gorro negro, por pura estética pensó Alba puesto que no hacía tanto frío, y una amplia chaqueta roja. Caminó hacía el final del autobús en busca de un asiento pasando al lado de la rubia haciendo que a Alba se la llenasen las fosas nasales de su perfume. Era realmente guapa, uno de esos crushes efímeros tan típicos del trasporte público, ¿donde estaba esa gente cuando salía dispuesta a comerse el mundo? ¿acaso se escondían? ¿eran modelos contratados por el gobierno para fomentar el uso del transporte público? No lo sabía pero definitivamente debería dormir más.
Observó como la chica se sentaba en uno de los pocos asientos que quedaban, justo en la hilera contraría a la que estaba la rubia. La morena encajó de nuevo sus cascos en sus oídos y se volvió a colocar el gorro dejando a la vista por unos segundos unas pequeñas y algo puntiagudas orejas que hicieron sonreír a Alba.
En la última parada antes de salir de la ciudad se subió al transporte un señor mayor que con cierta dificultad avanzó hasta la parte final de este pasando por delante de decenas de asientos ocupados por personas que ni hicieron el más mínimo indicio de levantarse para cederle el asiento a aquel hombre. La rubia estaba a punto de levantarse de su asiento cuando vio una altísima figura salir al pasillo del autobús mientras hacía una seña al señor para cederle su asiento. La morena se agarró a la barra de metal que quedaba al lado del asiento de la rubia la cuál la dedicó una sonrisa pensado que esta no la veía, por eso cuando el negro de los ojos de la chica se encontraron con los suyos color miel pudo notar como un rubor se empezaba a propagar por sus mejillas. Sorprendentemente la morena la devolvió la sonrisa antes de desviar la mirada.
Lunes 2 de septiembre, Intercambiador, 8:35.
Alba esquivaba como podía a la gente mientras mantenía un paso ligero. Pasó su abono por el lector del metro para luego bajar las escaleras que la llevaban a las vías parándose en la de la línea seis.
Con el metro no tuvo la misma suerte que con el autobús ya que la toco ir de pie todo el trayecto, menos mal que eran solo cuatro paradas.
Ojeo el vagón, la mayoría de la gente eran personas de su edad que cargaban con mochilas, lo habitual en esa línea a aquellas horas. La hubiese gustado cruzar miradas con cierta morena pero parecía que la chica no se encontraba ahí.
Abrió WhatsApp para encontrarse con algunos mensajes procedentes del grupo que tenía con algunos compañeros de clase con quienes había hecho buenas migas en los últimos años y a los que ya consideraba amigos.

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Journey.
FanficEl transporte público da para mucho y cuando te cruzas con la misma gente casi cada día es fácil fantasear con como serán sus vidas o sus día a día. ¿Se quedará un simple crush en algo efímero o podrá pasar algo más?