nuestra ¿amistad?

52 7 0
                                    

Lo complicado de hacer una maleta es lo difícil que resulta guardar tu vida en ella; que llevarte y que dejar atrás.

No quería dejar nada atrás.

Taehyung se había ido a acostar justo después de nuestra discusión, por lo que no me vería marchar. Tenía un solo lugar al que ir, saqué mi teléfono y le envié un mensaje a Jungkook.

"¿Puedo ir a tu casa?"

Sin esperar su respuesta salí del departamento, al poco andar mi teléfono sonó.

—¿Dónde carajos estás?

—Hey, esa forma de hablar; recuerda que soy mayor que tú— Le reprendí, más que todo para molestarlo.

—Ya y aún así me pides alojamiento— De seguro estaba sonriendo.

—¿Qué? ¿alojamiento?— Escuché una voz que no reconocí, era un mal momento.

—Cállate, esta es mi casa— Se escuchaba a lo lejos la voz de mi amigo, supuse que estaba tapando el micrófono.

No había llorado al irme de casa, quería ser fuerte pero justo en ese momento quería llorar; sin Jungkookie no tenía a quien más acudir.

—Estaré bien, no te preocupes— Hable, no estaba seguro de si él me escuchaba o no pero después de decirlo simplemente colgué; me dirigí a una plaza que quedaba cerca del lugar, podía pasar la noche en ese lugar, tenía entendido que el barrio no era un lugar peligroso y honestamente yo no tenía nada de mucho valor monetario además del celular. Lo más valioso que tenía en la maleta era un álbum de fotos de Tae y mio desde las primeras fotos juntos, hasta que ya no quedaba un solo lugar que llenar; sonreí puesto que era infantil traerlo conmigo, casi como si me estuviera despidiendo de él para siempre.

De un momento a otro me encontraba llorando; estaba jodidamente molesto con él, debería haberme escogido, ni siquiera tenía que pensarlo, yo era su mejor amigo, esa era nuestra casa, nuestro hogar; yo era la razón de que él se hubiera quedado y aún así me dejaba de lado, ¿por quien?.

Una cualquiera.

El llanto se había apoderado completamente de mí y me odiaba por eso; estaba siendo infantil y lo sabía. Estaba esperando que Tae se apareciera al final de la plaza y gritara mi nombre, pero eso no iba a suceder y yo lo sabía.

Mi teléfono sonó una, dos, tres veces y era Jungkook, además de infantil estaba siendo cruel, eran las dos de la mañana y él debía estar preocupado, pero aún así no quería responder, no quería que me dijera lo mucho que lo sentía por no poder acogerme en su casa, limpie mi nariz y conteste.

—Hasta que coges el puto teléfono— era una voz que no conocía.

—Lo siento— murmure y el chico al otro lado del teléfono río.

—Trae cerveza, de una buena marca, nos vemos— el chico cortó la llamada.

Me quede viendo mi celular sin saber muy bien cómo reaccionar, estallé en carcajadas, de seguro JK tenía unos amigos muy curiosos; me dirigí a la botillería más cercana, agradeciendo tener algo de dinero conmigo y una vez comprado el encargo, tome un taxi que mi amigo tuvo que pagar.

—¿No deberías ser tú quien cuidara de mi? —pregunta mi amigo, es un año menor que yo y por alguna extraña razón siempre termina salvando mi trasero, sonrio encogiéndose de hombros y él niega con la cabeza, cuando entramos a su departamento nos recibe un chico de ojos felinos, su piel es pálida y me mira de pies a cabeza, estira su mano y yo le doy la mía.

—Te estaba pidiendo las cervezas— escucho a Jungkook reírse a mi espalda, me sonrojo y le tiendo la bolsa, no dice nada más y se dirige al sillón donde se acomoda, mi amigo me da un pequeño empujón para que ingrese, me quedo de pie incómodo mientras él se dirige a guardar mi maleta en algún lugar.

Promise *vmin*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora