Promise *vmin*

Nuestra distancia.

Hasta hace poco pensaba que la peor cosa que podía pasarme en la vida era perder a Tae, lo pensaba sinceramente con cada fibra de mi ser.

Estaba equivocado.

La peor cosa que puede pasar es que justo después de perder a Tae me despierte en la cama de un hospital, con un doctor mirándome fijamente, sonriendo y diciendo que todo está bien, que tuve suerte y que salí casi ileso.

Si un esguince en la pierna significa casi ileso y que soy afortunado, pero él está equivocado, él no sabe nada de mí.

Un bailarín con una pierna lesionada no vale nada.

Un bailarín que no puede hacer una audición producto de esa pierna, vale menos que nada.

Y me quedo viendo mi pierna, fue enyesada en algún punto mientras aún estaba inconsciente; me duele el cuerpo.

Pero sobre todo me duele la vida.

Me duele la puta vida porque todo siempre sale mal.

No es suficiente con que tus padres te odien.

Que te hayan dejado a la suerte y se fueran lejos porque les dabas vergüenza.

No es suficiente tener un empleo de mierda con tal de conseguir tu sueño y que cuando esté a un pequeño paso de hacerlo realidad, todo se vaya a la mierda.

No es suficiente estar enamorado de tu mejor amigo y que nunca te puedan corresponder, y nunca lo puedas superar.

No es suficiente estar vacío y no tener nada que dar, no es suficiente ser un inútil, un perdedor.

Maldición.

Nunca es suficiente.

Nunca seré suficiente.

—Jimin— Conozco esa voz, la conozco tan jodidamente bien, la reconocería donde fuera y es la última voz que quiero escuchar, es la única voz que deseo escuchar.

Taehyung no dice nada más, entra en este precario cuarto construido de cortinas blancas, se para a los pies de la cama y me mira por un largo tiempo, no digo nada y contemplo mi pie, ahí encerrado, roto y defectuoso como yo, ahí, maldición, sin poder moverse.

—La otra semana tenía la audición.

—Pueden posponerla— Me río, porque sé que es imposible, me río porque necesito tener las lágrimas quietas, me río porque al final es mi retorcida manera de gritar, necesito gritar.

—Está bien, no me importa— Tae avanza y se para al lado mío, tiene el ceño fruncido y aprieta la mandíbula.

—Si yo creyera eso sería el peor amigo, esto era lo que estabas esperando— Su voz se quiebra y yo dejo de mirarlo, niego con la cabeza y el movimiento me provoca dolor. No me quejo.

—Ya no importa— Mi voz sale más débil de lo que pretendo, mi amigo me sujeta de la mano, la aprieta.

—Encontraremos alguna salida.

—Ya, déjalo estar.

—Jimin, sé que podemos.

—¡No!, no podemos ni una mierda— Retiro mi mano con violencia— Tú no tienes que hacer nada, tú no entiendes nada.

—Jimin— Su voz es tranquila, como si estuviera hablando con un niño pequeño, pone su mano sobre mi hombro y se la aparto de un golpe.

—Ni Jimin ni mierdas, no podemos nada, tú no sabes nada— Los gritos atraen a las enfermeras, le piden a Taehyung que salga y a mí que me calme.