Diferentes Formas De Amar

Superior Iron Woman y Capitán América

Entonces... Todo término así.

Natasha "Toni" Stark se sintió embaucada, feliz, completamente dichosa.

Había encontrado al hombre de su vida, ignorando el hecho de su amor posesivo y algo retorcido.

Tal vez eran ambos... Tal vez era ella.

En este punto de la partida, ya no sabía quien era más culpable.

Ella lo reto, lo obsesionó y le quito esa pureza que mantenía.

Toni se sintió culpable, pero sólo un poco. Todo era pasajero; la culpa, la ira, el miedo y la incertidumbre.

Lo que no se iba y se mantenía constante, era el amor que sentía por ese rubio de ojos azules.

Lo quería en sus brazos, lo quería para ella... Era tanto su deseo por él, era tan inmenso su amor, que se cegó.

Esa mujer fiera y caprichosa, se volvió una simple niña miedosa e insegura.

Steve Rogers había cambiado por ella; era justo que hiciera lo mismo.

—¡Ni siquiera pienses en darme la espalda! —El rubio paró el paso, dándole la espalda.

En su rostro se pintaba el cansancio, dolor e inseguridad.

—Ya basta, Toni.

—¿Así es cómo quieres terminar? —La castaña lo miraba de manera frívola—. No lo entiendes... Nunca lo vas a entender.

Steve tomó su cabeza y negó, tensando sus músculos.

—Es una locura...

—Es lo que merezco. —Toni estaba harta.

Las mentiras del que creía era el mejor hombre, Bucky Barnes y el Gobierno la llevaron al límite.

Ella quería todo o nada.

—Me lo debes, Rogers... ¿Quién fue él qué me mintió? ¿Quién encubrió al asesino de mis padres? ¿Quién prometió estar conmigo siempre? —Sus palabras eran como dolorosos golpes en los costados—. Tú juraste amarme y ahora me das la espalda...

—No, Toni... —El rubio regreso sus pasos y tomó entre sus brazos el cuerpo menudo de la hermosa mujer—. Lo siento, no era mi intención... No quería ocultarte nada...

Rogers quería engañarse, pero no podría vivir sin esa mujer jamás.

La quería así, rota, llena de rabia, de parches... Quería ser su cura.

Quería pagar sus errores.

—Te amo, Toni.

—No me basta con eso. —Stark tomó su rostro y puso la mueca más inocente que tenia—. Si me amas... Toma el mundo conmigo... Seamos superiores.

El soldado, hipnotizado por sus ojos, simplemente la beso, la acarició y en medio de la oscuridad, la tomó como suya, como lo había hecho tantas veces.

Estaban condenados.