15 - Sospechas

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Avanzada la mañana, Bakugō condujo a Kaminari hasta la azotea para comunicarle el plan que iban a seguir aquella misma tarde.

Como acordaron el día anterior, había hablado con el director y había solicitado un permiso para que él lo acompañara a casa de los Kirishima al terminar las clases.

El director Nezu había dudado un poco sobre esta petición, dado que había oído rumores sobre la fuerte obsesión del chico por encontrar un modo de salvar a su amigo y temía que pudiese hacer alguna acción innecesaria durante su estancia fuera de la U.A.

Era tan solo un animal, sin embargo, su gran astucia le había revelado al instante que los dos chicos no solo tenían planeado hacer unas cuantas tareas domésticas sino que estaban a punto de dar un paso muy importante para su investigación.

Sabiendo todo esto y teniendo en cuenta los riesgos que suponía dejar este asunto en manos de dos adolescentes que podrían salir dañados en cualquier momento, Nezu aceptó la solicitud.

Hasta hacía poco desconfiaba de la efectividad de las acciones de Bakugō respecto a la situación de Kirishima, pero, a medida que la investigación avanzaba, la posibilidad de rescatar a Kirishima y sus ganas de apoyar al chico iban en crescendo hasta el punto en el que había decidido confiar en él y en sus decisiones apoyándolo en todo lo que estuviese en su mano.

Desde un principio planeaba encontrar una forma de salvar a su estudiante perdido, sin embargo, el mundo y el ridículo miedo latente en sus corazones se había opuesto a tal idea y, sin medios que lo apoyasen, tan solo quedaba contar con la pasión y compromiso del destacado estudiante Katsuki Bakugō.

—¿Entonces primero pasaremos por la casa de los padres de Kirishima y luego iremos a ver a aquel hombre?— Preguntó Kaminari recostado sobre la barandilla que rodeaba toda la azotea.

—Si. Supongo que no hace falta que te diga que como hagas una sola idiotez estás muerto y fuera de esto— Respondió con un tono serio pero sin mostrar su habitual agresividad.

Bakugō estaba preocupado y no dejaba de darle vueltas al gran impacto que tendría aquel día para todo.

Por un lado, era muy probable que fuesen a descubrir información de suma importancia que podría cambiar totalmente la visión de todo aquello, para bien o para mal.

Y por el otro, Midoriya Izuku lo había amenazado aquella misma mañana con revelarle a Aizawa todo aquello que había estado escondiendo desde el primer día. Las visitas a Kirishima, su tapadera como ayudante de los familiares... Todo sería descubierto si aquel entrometido peliverde decidía hablar.

Bakugō no pensaba rendirse si aquello ocurría, pero estaba claro que sería un gran obstáculo que retrasaría y dificultaría todo de gran manera. No sabía de lo que podían ser capaces sus padres o los altos cargos de la U.A si se enteraban de dichas infracciones.

—Uhm... ¿Bakugō? ¡Bakugō! ¿Me estabas escuchando?— Exclamó tratando de llamar su atención después de hablarle durante más de cinco minutos seguidos sin recibir respuesta.

—Tch... ¿Qué mierda quieres ahora? Ya te he dicho que solo tienes que fingir que haces algo. Yo me encargo de ello.

—Si, si. Lo sé, pero... Me sorprende que te parezca bien que yo no haga nada. Creí que empezarías a gritarme y a darme órdenes cuando estuviésemos allí.

—¿Cuántas malditas veces tengo que repetírtelo? Es mi responsabilidad y solo vienes porque necesito que me lleves luego con el informante. Ya hiciste bastante encontrándolo por ti solo.

—Aww eso parece un halago— dice con una pequeña risa de diversión. —Ya que estás tan amable últimamente te echaré un cable con la limpieza.

El héroe y el hombre de piedraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora