Raúl Álvarez, famoso YTr de Barcelona, España.
MinJi Galindo, famosa YTr de Seoul, Corea del Sur.
Un viaje. Una esperanza. Una vida que no creía y que no deseaba al principio.
Una vida que poco a poco termina con su propia forma de pensar.
Una v...
Cierro la puerta, dejo mi chamarra en el gancho y camino un poco cuando Raúl aparece de pronto y me mira. Mantiene sus manos en sus vaqueros. Auron: ¿Por qué te has mojado? Puedes enfermar. Yo: Descuida. Tomaré unas pastillas y ya. Camino hacia la habitación. Me cambio la ropa tan pronto como puedo a algo así:
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Me maquillo un poco. A decir verdad no creo necesitar maquillaje. Sinceramente no tengo pinta de ser coreana; es decir, no tengo los ojos tan rasgados ni los labios como una coreana. Si, parezco asiática pero como me lo han dicho de más personas, parezco japonesa. Mi padre se ha esforzado más en mi. Mi cuerpo si parece como de una chica de Asia. En fuera todo lo demás es de Española. Raúl me ha dicho un par de veces que no necesito maquillarme pero aún así lo hago, estoy acostumbrada a hacerlo. Raúl entra en la habitación en cuanto termino de peinarme y me mira fijamente:
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Agacho la mirada antes de querer ponerme a llorar por lo que vivimos pero Raúl me levanta la cabeza. Auron: Daos prisa con la comida. Asiento y salgo del cuarto. A veces no puedo entenderlo: a veces actúa tan bien, tan calmado pero otras veces lo hace como un patán, un tío nervioso. Siempre que veía sus vídeos me ponía a pensar lo bien que debía de ser estar con él. Nunca imaginé que podría actuar así, tan malo. Pero qué pensaba: ¿estar con AuronPlay, o con Raúl Álvarez? La primera vez que me habló mal, yo no dije nada y quizás de ahí le abrí el camino para seguir. Quizás cuando dijo: "No me gusta como se ve esto, cambialo ahora.", y yo corrí a obedecerlo, él pensó en que sería su sumisa para siempre. Y a pesar de ello me gusta como me habla; es como si me protegiera con cada palabra, pero una parte de mi lo duda mucho. Llego a la cocina y saco todas las cosas necesarias para preparar el pollo agridulce, los cubos de queso manchego, ensalada de sopa con atún, alitas a la BBQ, huevos rotos con chorizo y torreznos. El teléfono de casa suena y contesto de prisa. Yo: ¿Si? Tardan un buen rato en contestar. Xxx: Hola, buenas tardes. ¿Estará Raúl? Yo: Claro. ¿Quién llama? Otra vez tardan en contestar Xxx: ¿Tú eres su chica? Yo: Si. No vuelvo a preguntar quién es, sino que voy a la habitación y le entrego el teléfono a Raúl. Yo: Alguien te llama. Auron: ¿Quién? Yo: No han dicho. Lo coje y contesta. Vuelvo a la cocina. Hago todo lo más rápido posible pero un recuerdo demasiado grande aparece e invade mi mente. Cuando me vine a vivir con Raúl yo era virgen. Si, virgen a los 20 años. Nunca insistió en estar conmigo. Tampoco decía nada. Tres noches habían pasado, durmiendo juntos sin hacer nada. A la cuarta es cuando pegué mis glúteos a su entrepierna mientras estábamos acostados; su brazo descansaba en mi cintura y sentí como temblaba. Me moví muy poco de abajo a arriba y todo su cuerpo tembló. Me dí la vuelta, le besé el cuello y se estremeció. Lo besé y metí mi mano en su pantalón para acariciarlo. Lo disfrutabamos tanto. Se colocó entre mis piernas. Quitó mi camisa y sus labios lamieron mis duros senos antes de volver a mi boca. Luego quitó mi pantalón, y ropa interior. Quitó la suya. Se volvió a colocar entre mis piernas pero no me embistió sino que se mantuvo a distancia y como yo había hecho anteriormente, me acarició dulcemente. Se separó y me miró a los ojos. La poca luz que se filtraba por la ventana lo iluminaba tan a la perfección. -¿Eres virgen?- me preguntó y trague saliva para contestarle. Se acercó a la mesita de noche, sacó algo que pronto hizo un ruido. "Éste es un preservativo. Mira como se usa" Dijeron mis padres cuando me dieron aquella dicha plática de sexualidad. "¿Duele?" Les pregunté y se miraron mutuamente. "Si, duele. Pero cuando se ama, eso no importa" Dijo mi madre. Los nervios me vencieron, me dió miedo pero quería entregarme a ese hombre, a Raúl. Se acercó a mi, lo sentí. Su cabeza descansó en mi hombro mientras poco a poco el dolor me ganaba. Quería que parara pero quería seguir haciéndolo. Minutos. Suspiró y dejó escapar un gemido de alivio cuando estuvo dentro por completo. Se alejó un poco y besó mis labios. -Voy a moverme, ¿vale?- dijo. -S-si, está bien. Se movió y el dolor persistió. Había un poco de placer pero el dolor era mayor. Mucho rato estuvimos haciéndolo. Él gemía y me excitaba demasiado eso. Nos besabamos. Nos moviamos. Terminamos. Se dejó caer a mi lado y respiró lentamente. Me dí la vuelta y esperé a dormir, pero él me abrazó y dormimos así. La mañana siguiente pasó genial: No me levante porque me dolía la entrepierna y la cintura. Raúl me preparó el desayuno, la comida y la cena. Algo perfecto. Vuelvo a la realidad y noto que he terminado todo. Sólo me encargo de poner cada comida en unos bowls grandes. Auron: ¿Me escuchas? Volteo. Yo: Perdón, ¿qué decías? Raúl entre cierra los ojos y se acerca. Auron: ¿En qué pensabas? Yo: No importa. ¿Qué decías? Auron: ¿En qué pensabas? Sin duda, no tengo otra opción más que contestarle. Yo: En mi primera vez... Contigo Frunce el ceño y se me parte el corazón a la primera idea que tengo. *Lo ha olvidado*. Auron: Mi hermano llegará tarde. Una hora, a lo mucho. Asiento y sus brazos me arrinconan en el frigorífico. Trago saliva.