Raúl Álvarez, famoso YTr de Barcelona, España.
MinJi Galindo, famosa YTr de Seoul, Corea del Sur.
Un viaje. Una esperanza. Una vida que no creía y que no deseaba al principio.
Una vida que poco a poco termina con su propia forma de pensar.
Una v...
Raúl y yo nos sentamos en el sofá que está al frente de la mesita de noche, y detrás de ésta, hay otro sofá donde están Los Álvarez. Fuera de casa, la calle está oscura y sólo la luz de las farolas alumbran el camino. En la casa hay una iluminación moderada y me hace sentir cómoda. La imagen de lo que hice con Raúl en el comedor no se borra de mi mente: Yo sobre la mesa, Raúl entre mis piernas y su mirada sobre la mía. Su ceño estaba ligeramente fruncido y su boca un poco abierta, de la que salían unos gemidos bastante delirantes. Lo que más me dio placer es que él estaba disfrutando. Su cara de placer me da placer. No estoy diciendo que no siento placer al sentirlo porque claro que lo siento, y demasiado. Pero sus gestos de placer me producen un nudo en el estómago y un ardor en el pecho. Sr. Álvarez: ¿Y tenéis hermanos, Min? Suspiro y dirijo la mirada hacia él Yo: Si. Tengo un hermano mayor Sr. Álvarez: Supongo que él está en Corea Yo: Si. Tiene que estar ahí Sr. Álvarez: ¿Por qué? Yo: Él tiene su propia empresa de biotecnología y no tiene tiempo para salir de viaje, salvo para negocios internacionales. En casa no se le veía mucho. Casi no hablamos Pongo mi mano sobre la rodilla de Raúl, él pone su mano sobre la mía. Auron: Quiero aprovechar que están todos aquí para hacer algo. Aparta mi mano de su rodilla, se levanta y saca algo de su pantalón. Me le quedo mirando por la sorpresa. Deja una rodilla en el suelo, me deja ver lo que tiene entre las manos: una caja roja, y la abre. Un anillo de compromiso se deja ver. No es exactamente uno pero lo es: es un anillo que tiene la silueta de un gato de espaldas y todo el contorno está relleno de piedrecillas negras multicolor. Auron: Min, ¿queréis ser mi esposa? Yo: Ahhhh... yo.... eh... yo.... yo.... Las manos me sudan, mi pecho está caliente, mis pulmones no dejan pasar aire, mi garganta está seca, y el cuerpo me tiembla. Los recuerdos llegan Miro a Marta y ella pestañea, luego mira rápidamente a Raúl y vuelve a mi. Cambio la mirada hacia Marc y sólo tiene el ceño fruncido. Yo: Yo... lo... siento Me levanto, paso por su lado y salgo de la casa. Respiro velozmente al sentir el aire libre de la calle para tratar de tranquilizarme. Bajo los escalones y voy al auto de Marc. Me miro en la ventanilla y me peino un poco el cabello. Inhala. Exhala Recargo mi cuerpo en el cofre del auto y hundo la cara en las manos. Marc: ¿Min? Levanto la cabeza y veo a Marc frente a mi Lo abrazo Yo: Marc. Lo siento tanto. ¿Cómo está él? Marc: En shock. No lo cree. ¿Qué ha pasado? Yo: Recordé... cosas... no quiero Sollozo Marc: ¿Queréis contarme? Asiento y se recarga igualmente en el auto Yo: Hace unos meses, antes de venir acá... Tenía un novio... un prometido. Él me pidió matrimonio y la boda se realizaría en pocas semanas. Todo estaba listo... Yo lo amaba demasiado. Fue mi primer amor y mis padres lo querían. El día de la boda llegó y me veía en el altar, con ese vestido blanco y el ramo. El padre, los invitados, nuestros familiares... 236 personas en el lugar... Casi dos horas en el altar, esperándolo... Marc: ¿Te dejó plantada? Yo: Lo hizo. Me sentía mal, una mierda. Pedí disculpas y me fui a casa. Cambié mi ropa y me tendí a llorar en la cama. Él fue y me dio razones de su falta: El trabajo se había alargado y no pudo ni avisar. Me pidió mil disculpas, pospusó la boda y yo como una idiota lo perdoné. Seguí con él. Que estúpida Marc: Lo hiciste porque lo amabas Miro a Marc y se me nubla la vista Yo: Quizás. La segunda boda se realizó. Más invitados: 300... Me hizo lo mismo. Sentí que la gente me veía con lástima. Una hora fue suficiente para saber que no sería su estúpida más tiempo Marc: ¿Qué hicisteis? Yo: Fui a su casa. Con el vestido puesto y el maquillaje un poco corrido. Él estaba ahí, pero la acompañaba una compañera mía del colegio. Me vieron la cara por no sé cuanto tiempo... Cancelé todo. Quería morir Marc: ¿Qué hicisteis? Yo: Lo maté. A ambos Marc me mira algo sorprendido y se aleja un poco de mi. No puedo evitar reírme un poco Yo: Mentira. Lo dejé. Fue difícil sacarlo de mi vida. No quiero que pase lo mismo con Raúl. ¿Has visto cómo me trata? Es posible. No lo soportaría, no de él. Me mato si eso pasa Marc: No lo harías Lo miro Marc: Ok, mejor no digo nada Nos mantenemos en silencio Marc: Mejor vamos dentro. Asiento y camino detrás de él Cierro la puerta con mucho cuidado y voy a la sala. Raúl está sentado en el suelo con la vista en la nada. Sus ojos se han enrojecido por el llanto que se está tragando. No soporto verlo así Me arrodillo frente a él, tomo sus manos en las mías y cuando sus ojos conectan con los míos, sonrío Yo: Si, si quiero ser tu esposa Raúl sonríe, me coloca el anillo y nos besamos. Sus padres nos felicitan cuando nos hemos puesto de pie.
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(no encontré alguno con piedrecillas pero es algo así)