Segunda clasificación

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— ¡¿Te hicieron?! Pensé que si querías bailar, creo que te obligué, lo siento— Se me caía la cara de vergüenza en ese momento, que suerte que Arven no podía verme.

—Me refería a mi tía, la verdad es que sí quería bailar contigo aunque me puse roja como un tomate.

—Jaja como un tomate. ¿Y por qué te pusiste roja?—Naturalmente había notado que se ruborizaba aquella vez que bailamos, aunque apenas y era perceptible (la verdad la luz no ayudaba mucho en aquella ocasión), pero he aquí la gran interrogante ¿por qué?

—Rayos, pregunta difícil.

—Claro, por eso la hice muajaja— Las manos me sudaban por conocer la respuesta, la curiosidad estaba matándome.

—Bien le haré caso a uno de mis autores favoritos, porque eres mi crush— Admito que no era la respuesta que esperaba, en consecuencia un tanto frustrado respondí:

— ¡No mientas!, no puedo ser tu crush, para eso se necesita mucho tiempo y tú apenas me acabas de conocer. Un crush es un niño que te gusta desde hace mucho tiempo y él no sabe ni de tu existencia y yo no cumplo ninguna de esas dos—

Arven trató de defenderse explicando que no mentía, ya que para ella ser un crush y que le gustara una persona eran conceptos diferentes, aunque para ser sincero no entendí mucho de su explicación, por lo que me limité a responder:

—Me quedé igual. Mira te diré que pasa: Tú también me gustas—

Ok lo dije y esa era la verdad, la chica me gustaba y yo a ella; me inundaba una sensación extraña que recorría las palmas de mis manos y el interior de mi estómago, estaba feliz.

Y aquí viene el pero

Había chicas con las que podía tener una relación y otras con las que no y para la desgracia de ambos, ella (al ser la hijastra de Caleb) entraba en la segunda clasificación, de manera que para mantenerla cerca solo me quedaba una opción: ofrecerle mi amistad.

Ella manifestó que no esperaba gustarme, pero que si tenía bastante claro que por cuestiones morales no podíamos tener nada; y sobre la amistad, bueno para eso no tenía una respuesta.

Todo eso estaba siendo más difícil de lo que había pensado, de un momento a otro la sonrisa se borró de mi rostro (y creo que también del de ella), realmente esta situación era incomoda y a la vez necesaria por el bien de nuestra familia.

Una noche con la chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora