Me pongo en tus manos

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La mañana siguiente seguí mi rutina, ir a la escuela, tomar el seminario de titulación y concluir con el servicio a las 4:00 p.m.

Cuando terminó el servicio y al fin pude usar mi celular luego de un día ocupado, me recibió un mensaje de Alice acompañada de una foto.

—Y aquí una foto mía en uniforme.

FOTO-FOTO-FOTO.

—Hola flaquita

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—Hola flaquita. Esos labios se ven muy besables. —En respuesta a su foto, corrí a tomarme una también; mis ojos brillaban tanto que mis brazos y el teléfono se reflejaban en ellos. —Una mía con uniforme y sin rasurar jeje.

FOTO-FOTO-FOTO

—Hola, jeje mis labios no son besables. Oye, que guapo te ves en la foto.

—No sé cómo aguantaré sin besarte el día que te vea. Jaja mi barba y bigote todos feos. Oye, me tengo que ir, hablamos más tarde— Había llegado al estacionamiento y era hora de partir a mi casa a descansar.

Esa ocasión no hablamos mucho, de hecho casi nada, estábamos muy ocupados con tareas y proyectos que habíamos descartado el uso de las redes al menos hasta terminar.

Se nos estaba haciendo rutina hablar luego de nuestras actividades, enviarnos fotos, hablar a diario, contarnos como nos fue en el día, enviarnos mensajes cursis de buenas noches, hacernos cumplidos etc.

Para el último día de febrero no fue la excepción, hablamos por teléfono cuando salí del servicio, después hice tarea y para finalizar el día volví a hablar con ella por mensajes de texto. Escucharla siempre me alegraba el día, podía hablar con ella casi de cualquier cosa, era atenta, bonita, inteligente y culta.

—Sabes, me alegraste el día.

— ¿Te alegré tu día?, ¿Por qué?

—Porque escuché tu voz, además creo haber hecho que sonrieses aunque sea un poco. Espero que tengas una noche excelente y sueños con algo súper bonito (así como tú).

—Gracias muñequita, que tengas una noche magnifica. Te adoro, gracias por tus mensajitos tan dulces.

—Gracias jeje, me gusta alegrarte tus días.

—Me alegras mis días y hasta mis noches flaquita. Cuídate mucho princesa, te mando un besito ¡linda noche!

—También cuídate. Besos jeje, sueña conmigo (jaja ok no).

—Jaja, ¿por qué no?, yo quiero soñar contigo, te invito a que pases a mis sueños ¿va?

—Vale, debes verte hermoso durmiendo.

—Muchas gracias, tú durmiendo y despierta siempre te vez bonita. ¿Sabes que me imagino ahora?, una escena bien románica yo acaricio las pequitas de tus mejillas, me acerco a tu oído, te digo: ¿Sabes lo mucho que me encantas?, me acerco a tu boca y te beso lentamente disfrutando cada segundo y cada movimiento de tus labios. ¿Qué tal, si la hago de productor de novelas? Jaja.

—Mejor que yo eso es seguro, eres simplemente fabuloso, me encantas, no sé cómo definirlo sin ser extensa.

Con los siguientes mensajes me puse totalmente en sus manos, a partir de ese momento mi vida era suya, sin embargo no tenía ni la menor idea de lo que estaba haciendo.

—Si soy tan fabuloso, espero que haya un final alternativo a esa novela que narra mi historia.

—Mmm, ¿cómo cuál?

—La escritora aquí eres tú, yo solo soy productor de escenas de novela.

—Pero tú eres el personaje jaja.

—Jajaja, pero tú eres la que escribirá el desenlace de la historia, me pongo en tus manos flaquita.

Era suyo sin serlo, era hora de jugar con fuego y con ella estaba dispuesto a arder.

Una noche con la chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora