Enero 7: La despedida

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Estuve de nuevo en línea a las 7:00 p.m., le contesté a Alice y le comenté lo suertuda que era, ya que en mi caso tendría que cubrir los requerimientos de mi titulación, los créditos de las 4 materias de fin de carrera y 6 horas de servicio social obligatorio. Me contestó el mensaje con el mayor optimismo posible, diciéndome que al final todo el esfuerzo se vería reflejado en mi título profesional, haciendo alusión a su mensaje y a su flojera de ir a la escuela en la mañana le dije:

—Pues siempre hay que esforzarse, los primeros días es fácil pero ya conforme pasan las semanas se empieza a hacer súper agotador.

—Si lo sé, resulta estresante luego de un par de semanas. ¿Y en dónde harás tu servicio?— Indagó.

—Sí, que gacho. Lo pienso hacer en la escuela.

—Pero no hay otra forma, es un paso para alcanzar el siguiente objetivo. En fin tengo que ir a acomodar unas cosas para mañana, tú también debes tener cosas que hacer, espero te recuperes pronto del reflujo, descansa.

No leí ese último mensaje (que envió a las 7:12 p.m.) hasta las 12:10 a.m., ya que me di una ducha, cené un poco y luego hice un mini maratón de la serie que no había terminado de ver antes. Al notarla aun en línea le respondí el mensaje esperando su respuesta, no sabía que lo que estaba por hacer desataría 2 corazones rotos y un par de almas en pena condenadas por el error más grande que hube cometido en toda mi vida.

— ¡Muchas gracias!, tú también descansa, que tengas bonitos sueños y mañana un excelente día.

—De nada, la verdad dudo descansar tengo muchas cosas en la cabeza.

— ¿En qué piensas? (yo todo chismes).

—Jaja no te preocupes, pues en que mi mamá está molesta. —No podía imaginar a Jaqueline molesta, en especial con Alice, por lo que indagué más.

— ¡¿Porqué?! ¡¿Qué pasó?!

—Pues cuando fui a mi habitación para acomodar mis cosas dejé el celular sin bloquear sobre el escritorio con las burbujas de chat abiertas, mamá tomó el teléfono y se enojó.

— ¿Porque hablamos tú y yo?, ¡Rayos! —En ese momento sentí como mi presión sanguínea disminuyó repentinamente, mis pupilas se dilataron y mi diafragma empezó a batallar para controlar las lágrimas que amenazaban con salir, inhalé hondo rogando que la burbuja de chat no fuera la mía.

—Sí. La verdad preciso de poca información y por ende entiendo poco si no es que nada. De cualquier forma entiendo su necesidad de protegerme. —Basto con leer el sí para quebrarme, no pude seguir controlando mi llanto; sin embargo me quedó un poco de fuerza para escribir antes de romperme totalmente.

—No ma, yo también entiendo que se haya enojado porque hablamos y bueno también entendería si tú quisieras no platicar conmigo. La tranquilidad en tu casa vale mucho y no quiero que tengas problemas por mi culpa.

— ¡Hey!, yo también entiendo que tienes cordura y por alguna razón confío en ti, cualquier cosa o actitud que tu hayas tenido no es de mi incumbencia, lo que yo tomo en cuenta de las personas es que avancen y no que se lamenten por el pasado. Así que no te dejaré de hablar porque me caes bien y por otro lado tú avanzas y no conforme con ello intentas mejorar.

—Rayos no sé me empiezo a sentir mal. Sabía que no debía hablar contigo y aun así lo hice, pero te juro que mis intenciones no son malas. En fin tengo que pagar por las consecuencias de mis actos y sé que aunque esas consecuencias no sean malas, por un error ya nadie confiará en mí.

—No tendré problemas, quiero que mamá confíe en mis decisiones, yo sé que tus intenciones no son malas. Además, todos cometemos errores así que no digas que nadie confiará en ti porque yo lo hago ahora y lo seguiré haciendo después— Su chispa de optimismo terminó conmigo, comencé a llorar igual que el día de la fiesta, igual que el día que enfrenté a Jafet, el sentimiento era el mismo aumentado a la tercera potencia, era la segunda persona a la que perdía por el mismo maldito error.

—Pero no sabes lo que pasó, por eso confías en mí. Hemos platicado y para serte sincero creo que me conoces y sabes mejor como pienso que muchas personas en mi familia. Pero la demás gente no lo sabe, por eso me juzgan por un maldito error del cual me arrepentiré toda mi vida. —Mi corazón se hiso pedazos, las lágrimas me nublaban tanto la vista que apenas me era posible escribir. —Lo siento ya no puedo hablar, de verdad una disculpa por haberte causado problemas, no fue mi intención.

—Y aunque lo supiera seguiría confiando en ti —Esperé a que terminara de escribir para bloquear su contacto en Messenger y WhatsApp — ¡Yo no soy como las demás personas, joder! No me causas problemas. Rayos no debí decirte nada—

Dormí en el piso de mi habitación esa noche corroído por el asco y el odio que me tenía a mí mismo, mi ángel (Alice) se había ido también, le rompí el corazón sin explicación alguna y yo solo aplacé mi sufrimiento porque sabía que todo eso en algún momento tenía que suceder.

Una noche con la chica de mis sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora