Por la tranquilidad con la que el tipo conducía, Crowley y los Winchester los habían perdido. Cas se removió en su lugar y pataleo hasta romper la ventanilla trasera de la puerta con sus zapatos. El sujeto al volante no se sorprendió con la actitud guerrera del otro que no se quedaría quieto jamás.
- Cassie, no me hagas las cosas difíciles. – Se quejó. – Vamos a llevarnos bien por una vez.
El ángel se detuvo, no por obedecerle, sino que estaba confundido con sus palabras. El vehículo se desvió de la carretera que habían tomado, hacia un camino que probablemente no existía en los mapas. Bajo la sombra de un árbol, el sujeto de lentes se estaciono.
Suspiró, y se giró hacia el ángel, liberándolo de su bozal en una incomoda posición.
- No puedo creer que te hayas dejado atrapar por Crowley.
- ¿Quién eres tú?
El sujeto, que se hacía llamar "James", arrugó la frente, ofendido por la pregunta.
- Algodón, ¿Es qué tan poco relevante fui en tu vida? – Dramatizó.
Pero el morocho no había olvidado ese apodo, y aunque el recipiente era otro, los gestos eran los mismos.
- ¿Acatriel? Creí que estabas muerto.
- Lo deseas, pero no. Es tan fácil hacerse ocultarse en la tierra. – Se regodeó, mientras se quitaba los lentes oscuros y liberaba su verdadera forma demoniaca para que el ángel pudiese verlo. - ¿Qué tal te ha ido en la vida, algodón?
- Terrible.
- Que amargado.
Acatriel era un viejo aliado. Alguna vez, Cas le perdonó la vida cuando eran muy jóvenes, y el demonio le prometió una recompensa por ello. Él le facilito la entrada al infierno y la ubicación exacta de Dean en este, pero en algún momento le traiciono. Acatriel y un grupo enorme de demonios le esperaban, impidiéndole la salida del infierno. En el tiempo en que el demonio estuvo trabajando para el cielo, o más bien para Cas, se habían hecho buenos amigos. Sentir su traición fue duro para el morocho, pero debía tener algo claro: Acatriel era un demonio y él un ángel.
Castiel se acomodó como pudo, para sentarse.
- ¿Se puede saber porque me secuestraste?
- Realmente no pensé que nadie más que yo te atraparía, pero Cas... - Se giró a mirar al ángel. – Estas perdiendo fuerza, algodón.
- Yo... no... - Se sonrojo, era difícil de explicar su enfrentamiento a más de doscientos demonios que no termino con él victorioso. – Podrías haber contactado conmigo directamente.
- Después de lo enojado que estabas, tenía demasiadas probabilidades de que me mataras antes de que dijese "Hola". - Era un buen punto. – Además, me gusta causarte problemas. – Sonrió pícaro.
- Sigo sin saber porque querías secuestrarme. – Exigió.
Acatriel salió del auto y abrió la puerta de atrás, invadiendo el espacio personal del ángel.
- ¿Qué haces?
- Tranquilo, cowboy. – Rio. – Yo no voy a la acción tan pronto. –
El demonio le sacó las esposas con una extraña cortaplumas. Luego del clic, Castiel fue libre.
- Aun no me dices porque estoy aquí. – Volvió a repetir.
- ¡Oh, eso! – Se sentó a su lado en el auto. – ¡Tengo noticias, algodón!
- ¿Qué noticias?
- ¡Tu best friend forever Acatriel ha vuelto!
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Guerra.
FanfictionCastiel aborrece pasar tiempo con el Rey del infierno, Crowley adora molestar a su ángel favorito. Crowstiel