Capítulo 13

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En este capítulo también hay escenas  de enfrentamiento y/o peleas con zombies. Quizá no sean tan descriptivas, pero prefiero advertirlo.

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Está parado justo dentro de las puertas, en el mismo lugar donde había estado cuando Gabriel había estado cortando el árbol para obtener leña. Sus dedos están curvados en la cerca, y Gabriel está en el otro lado. En el exterior. Sus dedos se superponen con los de Renato, y él está sonriendo brillantemente y apoyando su cabeza en la cerca. Renato hace lo mismo hasta que casi se juntan.

Los sonidos de los muertos llenan el aire, increíblemente fuerte. Solo cientos podrían hacer un sonido tan fuerte, y eso hace que la sangre de Renato se enfríe. Trata de alejarse de la cerca para llegar a la abertura y poner a Gabriel adentro, pero los dedos de Gabriel todavía están enroscados alrededor de los suyos, manteniéndolo en su lugar. Renato lucha para liberarse, pero no puede. Las llaves de la puerta están pesadas en su bolsillo, y se siente como si lo estuvieran quemando, pero no puede alcanzarlas porque no puede hacer que Gabriel lo suelte.

Él puede verlos ahora, saliendo del bosque, son tantos. Gabriel todavía le sonríe como si nada estuviera mal. Incluso cuando el primero lo agarra y le muerde. Renato grita, pero Gabriel solo se queda allí mientras más se acercan,  Renato sigue gritando, y Gabriel sigue sonriendo, incluso cuando está siendo devorado.

Renato se despierta jadeando. Gabriel también está despierto. Está sentado y frunciendo el ceño a Renato. Está oscuro en la celda, pero un poco de luz logra colarse a través de las grietas en la cortina, apenas iluminando el lugar.

-¿Estás bien?- le dice Gabriel.

Renato sacude la cabeza y pasa las manos por la cara de Gabriel, sus brazos, sus costillas, el pecho, donde sea que pueda, porque está bien. Él está bien. Él está bien. Renato lo repite una y otra vez.

-Estás bien- dice Renato finalmente, mirando a Gabriel con los ojos muy abiertos. Gabriel se inclina sobre él, con un brazo a cada lado del cuerpo de Renato.

-Estoy bien- le asegura.

Renato asiente y suspira, sus ojos se cierran de nuevo. Está tan cansado, pero no quiere quedarse dormido otra vez. No después de esa pesadilla. Pero Gabriel se derrumba encima de él, pesado y cálido y siente como el sueño lo vence de nuevo.

🧟‍♂️

Todos están tomando un descanso. Nada más necesita ser hecho. En una mesa, Grego, Gabriel, Thomy y Julián están jugando cartas. Renato no está jugando porque no tiene ganas. Sin embargo, está contento de ver a todos los demás jugar, mientras mantiene su mano en el muslo de Gabriel.

Él no sabe lo que pasa. Thomy coloca sus cartas boca abajo, y luego Julián y Sam hacen lo mismo. Un momento después,  Gabriel y Grego las ponen boca arriba, y Gabriel sonríe mientras Grego levanta las manos y dice: -¡Hiciste trampa!

-Mal perdedor- le dice Gabriel, sonriendo.

-Tramposo- repite Grego.

-Decime como quieras, aun tenés que lavar platos por las próximas dos semanas-le dice Gabriel.

Comienzan otro juego, Sam repartiendo las cartas. Él mira a Renato después de tratar con todos los demás y luego dice, rígido, pero todavía educado. -¿Querés jugar?

Renato sacude la cabeza. -No sé cómo.

Sam se pasa una mano por el pelo y dice: -Puedo enseñarte si querés.

Renato le frunce el ceño por un momento antes de decir. -No, pero gracias.

Gabriel le sonríe a ambos y juegan de nuevo. Grego gana esta vez, lo que significa que está atascado haciendo el servicio de vigilancia después de Migue. Realmente no tienen mucho con qué apostar, así que están apostando con las tareas domésticas. Finalmente, Migue entra con el almuerzo y Thomy se levanta para ayudarla, luego comen y Gabriel y Renato se dirigen a la torre.

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