Capítulo 9

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Cuando Gabriel ha terminado de cortar la madera, Renato se levanta y se quita el polvo, y Gabriel vuelve a ponerle las esposas. Parece bastante reacio a hacerlo, pero ambos saben que es lo mejor, razón por la cual Renato no se queja. Luego, Gabriel amontona en los brazos de Renato la madera y se dirigen al patio. Se necesitan cuatro viajes para llevar toda la madera al lugar en que Gabriel quiere poner el fuego. El terreno se ha excavado un poco, por lo que no hay hierba alrededor del area donde tiran la madera.

Cuarenta minutos más tarde hay un fuego alto ardiendo. En la distancia, Renato puede ver que los muertos han sido atraídos por el humo y están caminando a pocos metros de la cerca. Lo hace sentir incomodo, especialmente porque el sol está empezando a ocultarse y está oscureciendo.

El resto de las personas del grupo salen del edificio. Algunos traen platos y utensilios. Otros traen mantas para sentarse. Thomy y Grego sacan la comida que tanto ha estado deseando, mientras Lena y Miguelina llevan a cabo dos ollas grandes de puré instantáneo y una olla de verduras enlatadas que Gabriel y los demás habían recogido en su último viaje a la ciudad.

El olor a comida llena el aire, y Grego y Thomy están discutiendo sobre la mejor manera de servirla. Renato está sentado lejos del grupo, observando a todos interactuar. Le recuerda el viaje de campamento que había hecho con su familia cuando tenía doce años. El fuego cálido, todos sonriendo. Nadie está callado porque no tiene sentido estarlo.

Gabriel está charlando con la otra mujer con la que Renato no ha hablado. María. Ella le sonríe y lo mira a través de sus pestañas de una manera que hace que Renato se sienta demasiado caliente de repente, como si estuviera celoso. Arranca los ojos de esa imagen y mira la hierba.

Minutos después, alguien cae al suelo junto a él y Renato reacciona instintivamente sentándose, con sus sentidos alerta. Grego gime en voz alta y dice: —¿Qué estás haciendo acá?

Renato se encoge de hombros y arranca un poco de hierba. —Dando a todos su espacio.

Grego frunce el ceño. —Te das cuenta de que sos bienvenido a sentarte con todos ¿verdad? Excepto tal vez con Mari y Sam.

Antes de que Renato pueda responder, hay una cabeza en su regazo. Renato mira a Thomy y frunce el ceño. —¿Qué estás haciendo?

Thomy suspira dramáticamente. —Literalmente, no puedo estar con Julián hablando sobre fútbol. Y luego pensé, wow, Renato no habla mucho, lo que significa que no puede molestarme. Así que entonces vine con vos.

Renato suspira y empuja a Thomy de él. Thomy parece no inmutarse y pone su cabeza en el regazo de Grego, el cual distraídamente juega con su cabello y dice: —¿Crees que Mari tiene algo con él?

Renato mira a Gabriel y Mari, que todavía están hablando. —Pensé que ella estaba con ese otro chico— dice Renato, frunciendo el ceño.

—¿Carlos?—Grego y Thomy preguntan. Thomy se ríe, pero Grego dice: —Es su hermano.

—Oh— responde Renato, tirando de más hierba.

—¿No deberías de estar ayudando en la cocina?—Thomy le pregunta a Grego.

Grego suspira. —Migue me dijo que me alejara del fuego y la dejara a ella hacerse cargo.

No pone demasiada atención en la platica a su alrededor, su mirada sigue fija en Gabriel y la chica con la que platica. En algún momento, Grego y Thomy se levantan y luego regresan con platos de comida. Renato no se mueve. Se siente cansado, aunque en realidad no hizo mucho hoy. Tampoco se siente cómodo yendo a buscar su propia comida, así que no lo hace. Diez minutos después, Julián le trae algo, y Renato le da las gracias.

Mal MomentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora