¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¿Dónde estuviste todo este tiempo? -¿Viajando? Frunció el ceño levemente ¿Era mi madre que me hacia tantas preguntas? -¿Eres mi madre que preguntas tanto?-pregunté divertida. -No, pero te perdiste una muy grande. Y recordé las palabras de Dante diciéndome que Kyrie estaba muerta. No sabía como reaccionar, quería lanzarme a sus brazos y perdirle perdón por no estar pero se que no le gustara que sienta pena. -¿Si?-pregunté alzando una ceja-te invitaría a comer algo pero...-desvié los ojos hacia el bar el cual estaba vacio y con la ventana rota por mi culpa-no podemos. Rió apenas a la vez que descruzaba los brazos. Una camioneta se estacionó ante nosotros y tocó la bocina varias veces de manera escandalosa. -Justo a tiempo-habló Nero rascándose una oreja. Una mujer morena sacó la mitad del cuerpo por la ventanilla y alzó la mano con una sonrisa. -Hola, soy Nico-se presentó alegremente. -Hola, soy ___-alcé la mano y correspondí a la sonrisa. -Ven-señaló con la cabeza Nero. Nos metimos a la camioneta en donde Nico me recibió aún con aquella sonrisa. -___, me han contando mucho de ti-habló. -¿Ah si?-observé hacia Nero con una ceja alzada. -Pfff, no sabes cuant...¡OUCH!-se quejó inclinándose para apoyar una mano sobre su pie. -Querias algo de comer ¿No? Mi estómago rugió al momento de oír "comer". -Eso es un si-dije riendo. Nos detuvimos con la camioneta en un acantilado en el cual se podía ver toda la ciudad repleta de luces, el atardecer estaba cayendo y dejaba una vista hermosa de la cual no deseaba dejar de ver. -Ven-dijo Nero, lo seguí-aquí estaremos mejor-agregó cerca de la camioneta, de un salto se subió al techo y tendió la mano hacia mi. -¿Crées que no puedo hacerlo sola?-pregunté alzando una ceja. -Si pero me gusta ser caballeroso-respondió sonriendo de lado. -Nero caballeroso, una nueva faceta-comenté burlona y sonreí tomando su mano. De un tirón subí y me senté a su lado, tenía dos bandejas con papas fritas y hamburguesas. -¿Estabas preparado para la ocasión?-bromee a lo que él rió negando con la cabeza. -Con Nico siempre tenemos comida de más por las dudas-respondió entregándome la bandeja. -Ya veo-sonreí tomándola. Ambos comenzamos a comer a gusto mientras veíamos el paisaje, me sentía tranquila y a la vez feliz por volver a pasar un momento junto a Nero. -Me imagino que has visitado a Dante ¿No? Lo observé a la vez que le daba una mordida a la hamburguesa. -Si, fue el primero en el que pensé-respondí riendo apenas. -Que mala, pensé que sería el primero-dibujó un puchero en los labios, no pude evitar reír enternecida y picarle la mejilla. -Ni siquiera sabía donde estabas tonto. -Eso es verdad...-se frotó la mejilla-por esa te salvaste. -Fui a saludar y de paso preguntarle donde estabas. -Te ha contado lo otro ¿No? Me tensé hacia aquellas palabras. -¿Lo de Kyrie? Si... No dijo nada, solo mantuvo la mirada al frente con un semblante sombrío. -Fue atacada por una manada de demonios, no pude defendarla y...-se detuvo y suspiró, observé su rostro que trataba de mostrarse frío pero era imposible por sus ojos que estaban vidriosos. -Lo siento tanto-dije por lo bajo. -En ese momento pensé en ti. ¿En mi? ¿Por qué? -No sabes cuanto te necesite. Sentí presión en el pecho ¿Era culpa? -Lo siento por no estar-apenada bajé la mirada y Nero sorbió por la nariz. -Si tan solo te hubieras quedado aquí... ¿Quedarme y verte feliz con alguien que no sea yo? No podía. Me acerqué a él y abracé con fuerza rodeando los brazos en su cuello. -Ahora estoy aquí, se que no es lo mismo pero... sabes que no estas solo. Sus brazos se envolviendo en mi y apretó a él. -Gracias-susurró. -Estoy aquí para joderte por un largo tiempo, no te vas a safar de mi. Oí sus suaves risas, música para mis oídos. -Así que te aguantas niñito. -Hey, ya no soy un niño-bufó. -No te creas que por cambiar de peinado ya eres un hombre-burlé divertida. -No te metas con mi cabello tonta-sus manos se deslizaron por mis costados y comenzaron a hacerme cosquillas. -No se vale-reí empujándolo, ambos caímos hacia atrás. Quedé recostada con Nero quien tenía las manos apoyadas a los lados de mi cabeza, ambos reíamos divertidos. -Si se vale-me vió a los ojos, nos quedamos viendo fijamente y mi corazón comenzó a latir con fuerza en cuanto su mirada grisacea se desvió hacia mis labios. Iba a hablar pero de inmediato se incorporó a mi lado y carraspó. -¿Quieres una cerveza?-ofreció alzando una en su mano sin siquiera verme. -Por su pollo-respondí tratando de cambiar el ambiente de hace rato.