Demonio blanco - Capítulo 13.

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-¿Quién?-pregunté confusa y curiosa

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-¿Quién?-pregunté confusa y curiosa.
La puerta se abrió y mostró a una mujer un poco más alta que yo, llevaba el cabello corto por encima del cuello de un color castaño, ojos chocolate y mostraba un semblante dulce, con tan solo verla podía notar que era agradable.
-Justo estábamos hablando de ti-habló Dante observándola.
-¿Si?-preguntó ella avanzando hasta nosotros-había ido a hacer las compras para la cena de esta noche-agregó y sus ojos se posaron sobre mi, me sonrió.
-Ella es ____-dijo Dante codeándola, en sus ojos mostraron asombro.
-Oh ___, Nero me habló mucho de ti-sonrió-mucho gusto, soy Helena, su madre.
¡¿Su madre?! Nunca había sabido de ella y sobre todo ¡Jamás pensé que ese hombre malhumorado hubiera podido llegar a enamorar a alguien! Era totalmente sorprendente.
-Hola-saludé devolviéndole el gesto.
-Necesitamos de tu ayuda-dijo Dante observándola con súplica.
-¿Qué hicieron ahora?-suspiró Helena observando a ambos hermanos.
-Nada-respondió rápidamente Dante alzando las manos-es por Nero.
-¿Qué sucedió con él?-preguntó preocupada.
-Nada malo-respondió Vergil-problemas sentimentales, ya sabes cuales.
Así que Nero ya había hablado de esto.
-Oh...-volvió a verme-eso es normal en estos peliblancos-agregó divertida y me codeó riendo.
-Helena...-nombró Vergil con el ceño fruncido y... ¿Un leve sonrojo? ¿Eso es posible?
-Puedo ayudarte-asintió apenas a lo que Dante suspiró aliviado-bueno, mejor dicho. Vamos a ayudarte-aquellas últimas palabras las dijo observando a ambos peliblancos, Dante suspiró bajando los hombros rendido y Vergil se cruzó de brazos con una ceja alzada.
-Pero... no es necesario-me hundí de hombros-solo vine para pasar algunos días. Luego me iré...
-¿Qué?-preguntó Dante asombrado-¿A dónde?
-A seguir mi camino Dante, sabes que no puedo quedarme en un lugar...
Era mentira, en realidad deseaba quedarme pero luego de lo ocurrido, lo mejor sería irme lejos, otra vez.
Dante me dió un lugar para dormir, era el viejo cuarto de Nero y eso sinceramente me hacia sentir peor, pero no era su culpa.
-Gracias por darme lugar-agradecí al entrar al cuarto.
-No agradezcas, sabes que eres bienvenida cuando quieras-sonrió Dante y me contagié de ello.
-Toc, toc-hablaron en la entrada, ambos volteamos y vimos que se trataba de Helena.
-Adelante-dije sonriendo de manera inconciente, me producía ese sentimiento.
-Quería hablar de ese tema contigo-dijo ella.
-Claro-asentí apenas.
-Yo me voy entonces-dijo Dante señalando hacia la puerta y se fue disparado como un rayo.
Ambas nos sentamos en la cama y Helena me dedicó una mirada.
-Me imagino que ya debes saber la situación por la cuál paso Nero-habló primero.
-¿Respecto a Kyrie? Si-dije asintiendo apenas y junte ambas manos sobre el regazo.
-¿Sabes? Pase por algo parecido-dijo observando al frente-ya habrás notado al gemelo de Dante como es ¿No?-rió divertida.
-Si-reí, no entendía como una mujer tan alegre y dulce estaba junto a alguien frío y calculador como Vergil.
-Él al principio no aceptaba sus sentimientos. Era alguien totalmente frío, muy diferente a lo que muestra ahora, no le importaba nadie y odiaba el mundo-contó-¿Y sabes que sucedió?-volvió a verme.
-¿Qué sucedió?
-Aparecí en su vida-respondió-no soy una mujer perfecta, pero... al menos lo hice cambiar de idea hacia el mundo y supo que aún existimos personas que amamos de verdad-agregó sonriéndome, alzó una mano y la llevó sobre una de las mías, su calidez me tranquilizaba.
-¿A que quiero llegar con todo esto? Que lo intentes de nuevo, a veces en el amor hay que arriesgarnos. Nero es un chico muy sentimental, salió a mi en ese sentido, solo que trata de ocultarlo-suspiró-ahora mismo está pasando una terrible situación. Siendo su madre, hago lo posible para ayudarlo en lo que más pueda, pero también necesita volver a amar.

Volver a amar.

Esas palabras sonaron como eco en mi cabeza.
-Créeme, se de ello-se levantó de la cama y acercó a la puerta-estoy casada con el hombre más frío del mundo, que incluso Dante se sorprende por ello.
Sonreí agradecida de haber conocido a esa mujer.
-Eres hermosa y me encantaría que fueras la novia de mi hijo-sonrió enternecida.
-Gracias señora Helena-correspondí al afecto.
-Por favor, sin formalidades-negó-solo dime Helena.
-De acuerdo-reí.
Abandonó el cuarto y me quedé allí pensando en todo lo sucedido.

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⏰ Última actualización: Oct 23, 2020 ⏰

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