7. El día del examen

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Judai garabateó de manera descuidada las últimas líneas de su examen de historia universal. Estaba tan agotado y aburrido de las pruebas académicas que, en realidad, ya no le importaba si Luis XV había sido el rey de Inglaterra o el de Francia. Comenzaba a arrepentirse de su decisión de tomar todos los exámenes finales un periodo antes que sus compañeros de curso.

Por lo menos le quedaba el consuelo de que ese era el último año en que tendría que soportar la vida escolar en un aburrido internado de Inglaterra. En cuestión de semanas estaría en la Academia de Duelos Central. Una vez allí, su sacrificio de hacer el último curso de la primera etapa de su educación secundaria en solamente dos periodos daría sus frutos.

Estaría más cerca de su meta de ser un duelista profesional.

Tras concluir su educación básica con el profesor Daitokuji, su padre decidió que era momento de que estudiara en la misma escuela en la que él había cursado su educación secundaria: la Academia Interna St. Clair, en Inglaterra. Eso resultó ser una aventura interesante –por así decirlo– para Judai. Además, era una forma de reafirmar su pertenencia a la familia Crawford. Incluso cuando la familia de su padre hacía ya tres generaciones que no vivía en Inglaterra, seguía manteniendo la tradición de enviar a sus hijos a estudiar la secundaria en St. Clair.

La escuela era uno de los internados más prestigiosos de Inglaterra, y esperaba mucho de sus alumnos. En especial del heredero de uno de sus egresados más famosos. A eso había que sumar el estrés provocado por el contraste drástico que significó volver a cursar la escuela de manera tradicional luego de cinco años de educación en casa con un tutor particular.

El Colegio St. Clair era una institución interna de gran reputación, no solo en Inglaterra, sino en toda Europa, se podría decir que del mundo entero. Los hijos de grandes e influyentes empresarios y políticos europeos estudiaban allí.

St. Clair se ubicaba en una antigua mansión inglesa del siglo XVIII, muy cerca de Liverpool. Era una casona con amplios jardines y muros de piedra gruesos y sólidos. Debido a los rígidos códigos de comportamiento y vestimenta, el lugar muchas veces se sentía más cómo una prisión que como un colegio. Al menos en opinión de Judai, quien hasta ese día había valorado su libertad para correr libremente en la isla privada de su padre.

Si hubiera podido elegir, Judai no habría ido allí. Habría preferido ir a una de las preparatorias de duelo de Corporación Kaiba. En ese sentido envidiaba a Jun, quien cursó su educación secundaria en Joran, un colegio semi-interno (solo lo era si no vivías en la ciudad) ubicado en la ciudad de Domino.

El Colegio Joran era una de las escuelas privadas más prestigiosas de Japón desde los años setenta. Recientemente, había sido comprado por Kaiba y convertido en uno de los mejores colegios de preparación para quienes querían ingresar en la Academia de Duelos de manera directa, sin pasar por todo el largo proceso de tres exámenes cuyo promedio determinaba si te aceptaban o no.

Judai mentiría si no dijera que le tenía un poco de envidia a Jun por poder ir a Joran mientras él estaba atrapado en St. Clair.

No es que su colegio fuera malo, todo lo contrario. Casi desde su primer día, Judai aprendió que en St. Clair nada era lo que parecía. Los otros niños y adolescentes que estudiaban allí estaban acostumbrados a tener todo lo que querían. Eran los típicos junior hijos de padres ricos que cumplían todos sus caprichos y, por tanto, tenían una actitud petulante y esnob. Si las cosas no salían como querían, hacían un berrinche y amenazaban con llamar a sus padres millonarios e influyentes.

Judai, a pesar de ser posiblemente el adolescente más rico del mundo en esos momentos, fue criado por su padre para ser todo lo contrario a eso. En opinión de Pegasus, vivir con lujo no tenía nada de malo, pero tampoco tenías por qué presumir ante otras personas o pensar que eso te daba el derecho a hacer lo que quisieras. El dinero, después de todo, era pasajero y una mala jugada en los negocios podía dejarte en la calle en un parpadeo.

Adoptado: Judai CrawfordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora