17. Manjoume vs Don Zaloog

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La recuperación de Sho se desarrolló de maravilla gracias a las indicaciones dejadas por el profesor Daitoukuji. Si bien al comienzo la profesora Ayukawa vio con cierto recelo su afirmación de que podía recibir cualquier tipo de sangre en las transfusiones sin miedo a que se presentara una respuesta inmunitaria grave, unas pocas pruebas de laboratorio fueron suficientes para demostrar que estaba en lo correcto. El grupo sanguíneo de Sho no había cambiado en lo absoluto, pero de alguna forma su cuerpo parecía asimilar como propia cualquier tipo de sangre sin importar el grupo sanguíneo.

Un resultado por demás interesante, que su vena científica le pedía estudiar. Sin embargo, estaba atada por su contrato laboral sobre llevar a cabo cualquier tipo de investigación externa sobre los casos médicos que se presentaran en la Academia (lo cual incluía, pero no se limitaba, a: agotamiento por uso excesivo de Energía de Duelo, lesiones causadas por daño real en duelo o el ataque repentino de cualquier entidad espiritual relacionada con el Duelo de Monstruos o los Juegos de lo Oscuro). Además de que todos sus reportes médicos eran entregados directamente al director de la rama médica de Corporación Kaiba.

Volviendo a Sho, los primeros días tuvo que ser mantenido en la enfermería, a pesar de que físicamente estaba completamente recuperado, a causa de una repentina hipersensibilidad al sol, como si de pronto hubiera desarrollado un tipo de porfiria. Nada de qué preocuparse en realidad: sólo mareos y dolores de cabeza repentinos si se exponía demasiado al sol. Situación que pareció calmarse tras una semana de reposo. Aun así, la profesora le recomendó el uso de protector solar de factor alto y, de ser posible, usar una sombrilla si el día estaba especialmente soleado para moverse entre la escuela y su dormitorio.

Tras dos semanas, lo único que pareció no poder recuperarse completamente fue su apetito. Los primeros días fue incapaz de ingerir cualquier cosa sin comenzar a sentir nauseas. Ante esa eventualidad, el profesor Daitoukuji recomendó una dieta más rica en hierro, lo cual funcionó y dos semanas después Sho estaba disfrutando de la mayoría de sus comidas sin ninguna complicación.

Por supuesto, cada domingo, sin falta, Sho debía presentarse en la enfermería en ayunas para un examen general y la posterior transfusión de sangre.

En cambios más positivos, si se podía sacar algo bueno de todo eso, estaba el hecho de que sus problemas de vista desaparecieron por completo. Un examen rápido demostró que incluso tenía una visión un poco mejor que el promedio. Sus capacidades físicas parecieron mejorar también. De ser uno de los alumnos con más problemas en educación física, pasó a uno de los más aventajados en cuestión de días.

Por supuesto, aunque el estado de felicidad de sus amigos y el personal por su recuperación era palpable, su hermano no parecía querer perderlo de vista.

—Estoy bien —aseguró Sho por quinta vez, la mañana del domingo en que recibió su tercera transfusión.

El Káiser simplemente lo miró con el ceño fruncido.

—Yo juzgaré eso —dijo.

—En realidad, me corresponde a mí juzgarlo —dijo la profesora Ayukawa con clara molestia. Luego se relajó y agregó con tono más tranquilo—: Sé que estás preocupado, todos temimos que no saldría de eso; pero tienes que confiar en mí. Tu hermano está bien. Te aseguro, si algo no estuviera bien, sería la primera en no permitirle salir de aquí.

Ryo tuvo que darle la razón a la profesora sobre eso. Lo cual no evitó que siguiera enviando correos a su hermano para recordarle seguir su dieta, usar el protector solar, no exponerse demasiado al sol directo y acudir a tiempo a sus citas médicas.

Y claro, cuando no era Ryo quien le estaba recordándole estas cosas, era Judai. Aunque su mente en las últimas semanas estaba dividida en otras preocupaciones. Y no era el único.

Adoptado: Judai CrawfordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora