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Capitulo dedicado a la hermosa e inigualable Cloe_Gamer

"Por que eres tu, el misterio que le pone color a mi vida. . .El sueño que no se pierde al despertar. . . .Un pretexto para sonreir. . . algo por lo que vivir. . ."

Con la respiración finalmente calmada podía pensar con un poco más de claridad lo que había hecho, y donde me encontraba. Las luces de las lámparas eran tenues de un color amarillo, gracias esto tenía que forzar un poco la vista para ver las manchas de humedad que había en el 'blanco' techo de la habitación. Las paredes eran rosa pastel, le daba un toque un tanto tierno a pesar de ser construida para un propósito no tan inocente. La cama en la que estaba no era muy cómoda que digamos, mucho menos la almohada, por eso mismo decidí colocar mi cabeza en el pecho de mi compañero, el cual no dejaba de acariciar mi cabeza con algo de dulzura. Me dolía un poco lo que venía sido mi cintura acompañado de mis 'parte privadas', o vamos, es la primera vez que algo más grande que mis dedos expanden mi himen, obvio iba a doler (solo al principio).

– Debiste decirme que eras virgen. – Comento el hombre misterioso con su voz profunda mientras que me miraba con algo de reproche en sus ojos, me sentía como una cría siendo regañada por su padre en ese momento, aunque en el hipotético caso que si fuera su hija esto hubiera sido completamente asqueroso.

Levante los hombros restándole importancia al asunto, realmente no me preocuparía tanto, tal vez no pueda caminar bien durante un día o dos a lo mucho, pero tenía que admitir que lo había disfrutado. Jamás me intereso el tener relaciones sexuales antes, mi madre quería mantener mi mente 'lo más inocente posible', supongo que fue por eso que odia en gran parte a mi tío, quien me explico con paciencia que el sentir deseos sexuales era algo completamente normal. Después me dio un libro sobre lo bien que hacía, mientras hubiera moderación en todo caso. En otras palabras, Cioccolata no solo me hizo descubrir mi gran amor por la medicina, sino también hacia mis dedos como a él le gustaba bromear.

Me estire un poco, mis músculos estaban cansados por todo el ejercicio del día de hoy. Después de todo estuve bailando durante una hora y media entera hasta hace unos momentos, y recientemente había hecho otro ejercicio mucho más cansador. Ahora lo único que quería era llegar a casa, dormir al lado de mi gatita para luego despertarme y comer las galletas que la señora Esposito me preparaba todas las mañanas antes de ir a la universidad mientras me contaba el chisme de la semana.

– Risotto. – Al escuchar mi voz me miró fijamente con aquellos hermosos ojos carmín bañados en oscuridad, eran realmente encantadores y podría pasar todo el día admirándolos solamente para tratar de saber por qué eran así. Pero en cuanto estaba a punto de abrir la boca para preguntarle algo no muy importante, el teléfono en sus pantalones comenzó a sonar con fuerza. Me levante para tomarlo y entregárselo, con su vista me agradeció aquel pequeño gesto y atendió la llamada mientras que yo me recostaba una vez más en su extensa caja torácica, logrando escuchar sus preciosas pulsaciones. 40 por minutos, no había que ser un genio para saber que este sujeto era un verdadero atleta, solo había que ver su físico. Tal vez mejoraría sus horas de sueño, después de todo tenia ojeras un tanto grande como para haberse desvelado solo por hoy.

No le había prestado ninguna atención a la conversación que había estado teniendo con su energético amigo al otro lado de la línea, que a diferencia de él, prácticamente estaba gritando para preguntar por su ubicación mientras que el gótico muchacho solo respondía rápida y secamente, no queriendo dar información de más. – Dile a Prosciutto que tengo unos asuntos que atender. – Finalmente decreto cerrando sus ojos, parecia realmente exhausto a decir verdad. No pude evitar reírme, ganándome una mirada un tanto divertida de él. Su ceja esta levantada y tenía una hermosa sonrisa de lado, destacando su colmillo que parecia levemente más grande que los colmillos normales. Casi podría confundírselo con un vampiro.

La sangre de los inocentesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora