La sangre de los inocentes

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"Ya nada, sería como antes"

Cuando uno sufre una herida, nuestras plaquetas utilizan una "red" pegajosa para poder atraer y pegar en la zona abierta a cualquier glóbulo rojo, blanco, etc. Que pudiera pasar por allí. De esta forma, el cuerpo tiene temporalmente un "parche" para evitar el sangrado y así reponer las células pérdidas o los tejidos abiertos.
En caso de una hemorragia, dependiendo de la herida, puede o no cerrar. La presión en el cuerpo se eleva, puesto que no es tan llegando los glóbulos rojos en las diferentes zonas del cuerpo. Si la hemorragia no es detenida a tiempo, con unos 3,5 o 4 litros de sangre fuera del cuerpo el sujeto puede perecer.
Bien.
El lapso de tiempo que tarde la herida en cerrar o sanar depende de la persona. Su edad, su tipo de alimentación, peso, incluso se teoriza que el estado de ánimo puede ayudar.
Bien.
Una herida de una bala de 9 mm, con entrada y salida del cuerpo, a la altura de la clavícula, no, justo en el "hueco" que tiene esta, entrando por la parte diestra de mi cuerpo. Simplemente sano como si nada. No, no es que haya sanado, simplemente ya no está. Como si en realidad nunca hubiera existido.

Ahora me encontraba, en parte, embobada por la lluvia torrencial en una automóvil que se movía un poco más del límite de la velocidad permitida legalmente, contemplando las gotas de agua tomar carrera en la ventana mientras mi mente se perdía en un sin sentido.

Recapitulando, sólo tenía el conocimiento del antes y el después de mi incidente.
Como recordarán, tras una cena ligeramente incómoda con las personas que ahora consideraba parte de mi familia, fui a ver como se encontraba un tercero. Estaba dormitando en el sofá de aquella casona ya tan conocida para mí, cuando de pronto, el sonido del vidrio rompiéndose por culpa de un pequeño pedazo de metal que había atravesado mi propia carne, generándose un shock al momento por culpa del aturdimiento y los eventos recién acontecidos. A causa de los nervios y temor ilógico al perder mi vida por una herida no letal, mi cuerpo tuvo un colapso. No sé si estaba consciente o no la siguiente media hora, sólo no había ningún recuerdo de lo recién presenciado. Una laguna mental que sufrí a culpa de todo el estrés que había experimentado recientemente. Siguiendo con eso, mi único recuerdo actual fue la fugaz parada en una estación de servicio. El cartel brillante y las luces enceguecedoras de una gasolinera cuya marca no logré distinguir. Recuerdo el café con vainilla caliente que me habían ofrecido junto a algo dulce que comí tan deprisa que ni siquiera lo llegue a detectar. Ahora, me encuentro aquí haciendo una retrospectiva en mi propia cabeza para tratar de salir del aturdimiento que antes había sufrido.

Por más que tratará de hablar para hacer preguntas y que algo de lo que recientemente viví se hiciera algún sentido, las palabras se quedaban procesando en mi mente y agotadas en la garganta, siendo solamente capaz de asentir a la lejana y ronca voz que me hablaba, contestando con la cabeza de forma automática. No tengo recuerdo presente de cuando mis pies comenzaron a caminar tras de él, cuando siquiera habíamos llegado a un motel o cuando me dio una de las copias de la llave, que supondré, es de nuestra habitación. Sólo tenía un objetivo claro y conciso en mi mente: necesitaba dormir. No porque este agotada físicamente, que sí me encontraba, pero mi cabeza pedía a gritos un receso y mi corazón estaba muy de acuerdo.

Así que no me importó la humedad de las almohadas, o el extraño olor que emanaba unas sábanas amarillentas. En ese momento se había sentido como descansar mi cabeza en una nube de azúcar mullida mientras me tapaba con una manta que recordaba a los besos de un ángel. Tal fue el alivio que sentí, que mi tenso cuerpo cayó rendido una vez que toque aquel lugar de paz.

El quedarme mirando un punto fijo apenas me levante, con el cerebro completamente desconectado de la realidad por el abrumador cansancio, me di cuenta que no sabía en dónde o con quien estaba. Tras levantarme con un rápido movimiento y volverme a sentar a causa de un fuerte mareo acompañado de una horripilante jaqueca, lleve mi mano hacia mi frente quitando el sudor frio que había en esta.