No podía creerlo, el mundo tenia que estar en mi contra como para que algo así pasara. Antes de que mi voz se escapara de mis labios con mi única pregunta disponible, el teléfono sonó en el cuarto-oficina de Risotto. Sus ojos me dejaron en claro que lamentaba mucho esto, pero no había otra manera. Me vestí lo mas rápido que podía mientras el se apresuraba en contestar.
La piernas aun me temblaban tras su “disculpa” por haberme dejado venir sola. No pude evitar soltar un suspiro en cuanto cerré la puerta de la habitación, aun logrando escuchar su profunda voz desde el otro lado. Mis ojos se cerraron con pesadez, estaba mas cansada de lo que creía por culpa de toda esta conmoción.
Era demasiada información como para digerir, en muy poco tiempo, y aunque me hubiera encantado poder tener todas las respuestas para mis preguntas, una voz interior me gritaba que era mejor para mi no meterme en esto. Tal vez debía simplemente hacer como si nada hubiera pasado, pronto tendría mi titulo de doctora y podría independizarme completamente de mi familia, quería ser borrada de su mapa, aunque eso significara abandonar completamente a mi pequeño hermano, ya había sufrido demasiado por culpa de mis padres y el idiota con el cual tendría que ser obligada a casarme.
Soy una egoísta, eso esta claro, pero siendo lo mas sincera que puedo ser, no me importa serlo, si no lo hubiera sido jamás hubiera conocido a Risotto, quien en poco tiempo se volvió alguien muy impórtate en mi vida. Sin ser así de egoísta, jamás hubiera encontrado amigos con los cuales podía sentirme tan cómoda como eran estos lindos idiotas sonrientes.
Tal vez era algo mas que simple placer carnal lo que sentía por Ris, junto a él sentía que podía ser yo misma, aunque hubiera alguna parte de mi que temía en ser descubierta . Pero no pasa nada, Risotto es alguien mas amable de lo que parecía a simple vista, aunque aun no podía revelar todas las capas de misterio que lo envolvía, sabia que posteriormente se abrirá mas a mi, al igual que yo con él, a pesar que mostrar mis verdaderos colores me aterrara.
No pude evitar sonreír al recordar algunos de sus gestos conmigo, siendo tan dulce y caballeroso a su propia manera. Aquellos dulces momentos en los que se aparecía en mi departamento a altas horas de la noche, cansado y hambriento, solo deseando un lugar cómodo en el cual descansar en paz. Aquellas veces en las que veía alguna que otra flor en un pequeño vaso de cristal junto a mi ventana, seguramente, siendo arranada del suelo por sus propias manos al pensar en mi. Como me sentía tan cómoda al recostarme sobre aquel pecho tonificado, escuchando las sangre correr por sus venas tras el relajado latido de su corazón. Como sus plateados cabellos caían con delicadeza sobre su frente, ocultando sus ojos cerrados por un profundo sueño con aquellas largas pestañas del mismo color de su pelo. Poder sentir sus brazos rodeando mi cintura mientras tenia que estudiar, molestándome y llegándome a desconcentrar por aquellos besos que escalaban por mi cuello y su suave aliento acariciando mi oreja. Aquellos recuerdos que tanto atesoraba me hacían estrujar mi corazón con una increíble felicidad que se expandía por todo mi cuerpo. No pude evitar sonreír mientras pensaba en eso, pero el sonido de mi estomago rugiendo me había hecho recordar las palabras de Prosciutto, y la boca se me lleno de saliva al darme cuanta del delicioso olor a pasta casera que había en la casa.
Pero antes de que mis pies pudieran dirigirse hacia las escalera la puerta, de mi bebote hermoso, se había abierto. Se había quitado aquel gorro tan simpático que siempre usaba, dejándome ver sus hermosos cabellos plateados completamente desordenados, parecía realmente cansado con aquellas ojeras que apenas se notaban por culpa de su piel morena. Sin pensarlo ni medio segundo mas, camine lentamente hacia él para poder abrazarlo. Su pecho descubierto por sus ropas me dejaba escuchar perfectamente el tranquilo latido de su corazón que tanto me tranquilizaba. Pareció sorprenderse un poco por mi repentina acción, pero rápidamente lo correspondido mientras besaba con delicadeza mi cabeza. – Te amo, Risotto. – Se escaparon aquellas palabras que había mantenido presas por tanto tiempo, con el miedo de no ser correspondida.

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La sangre de los inocentes
RandomEra una noche oscura, la música desbordaba por todo el lugar, mujeres y hombres divirtiéndose por igual. Quien diria que al aceptar un trago tu vida cambiará por completo. Tal vez fueron aquellos enigmáticos ojos carmesí o aquella aura de respeto y...